Jóvenes
Un incendio y una lección sobre la obediencia
Una vez, el presidente Thomas S. Monson contó acerca de una ocasión en la que aprendió la importancia de la obediencia. Cuando él tenía ocho años, su familia iba a una cabaña que tenían en las montañas. Él y su amigo querían despejar un área donde había césped para hacer una fogata. Trataron de quitarlo con las manos, arrancando y tirando tan fuerte como podían, pero todo lo que sacaban eran puñados de hierbas. El presidente Monson explicó: “Entonces acudió a mi mente, la de un niño de ocho años, lo que consideré sería la solución perfecta. Le dije a Danny: ‘Todo lo que tenemos que hacer es prenderles fuego; ¡quemaremos solo un círculo en la hierba!’”.
Aunque él sabía que no se le permitía usar fósforos (cerillos), corrió a la cabaña para buscar algunos, y él y Danny prendieron fuego a esa pequeña área. Esperaban que el fuego se apagara solo, pero en lugar de ello, el fuego se extendió hasta que llegó a ser grande y peligroso. Él y Danny corrieron en busca de ayuda y pronto los adultos estaban corriendo para apagar el incendio antes de que alcanzara los árboles.
El presidente Monson continuó: “Ese día, Danny y yo aprendimos varias lecciones difíciles pero importantes, entre las que sin duda estaba la importancia de la obediencia” (véase “La obediencia trae bendiciones”, Liahona, mayo de 2013, págs. 89–90).
Como le sucedió al presidente Monson, ¿has tenido que aprender la lección de ser obediente de una manera difícil? ¿Qué metas puedes establecer para mantenerte a salvo en el futuro mediante la obediencia?