Los templos: Una Perla de Gran Precio

¡Qué maravillosa bendición es ver los templos que se construyen a un ritmo cada vez mayor en todo el mundo! (véase la página 12). Nos regocijamos con los miembros de la Iglesia a medida que se dedican nuevos templos en sus áreas geográficas.

Esperamos que todas las personas atesoren el templo y no caigan presa del error descrito por el presidente Boyd K. Packer (1924–2015), Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles. En su parábola de la perla y la caja, relató que un artesano fabricó una caja hermosa para exhibir una perla de gran precio. Sin embargo, cuando las personas iban a ver la perla, admiraban la caja en vez de la perla (véase “Lenguas de fuego”, Liahona, julio de 2000, pág. 7).

Por supuesto, la perla de gran precio que se halla dentro del templo incluye las ordenanzas, los convenios y las bendiciones prometidas que solo podemos recibir en él. Como enseña el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en este ejemplar: “Todo lo que se aprende y todo lo que se hace en los templos de los últimos días hace hincapié en el gran plan de felicidad del Padre Celestial, la divinidad de Jesucristo y Su función como nuestro Salvador. Los convenios que se reciben y las ordenanzas que se efectúan en los templos son esenciales para la santificación de nuestro corazón y para la exaltación final de los hijos y las hijas de Dios” (página 6).

Cuando lea el artículo del élder Bednar y los testimonios de los miembros que lo siguen (página 8), lo invitamos a recordar los convenios que hizo en el templo. Si ha pasado algún tiempo desde que asistió al templo, le invitamos a regresar y a sentir nuevamente el gozo y la paz que se encuentran en la Casa del Señor. Si aún no ha ido al templo, le invitamos a prepararse para ser “investid[o] con poder de lo alto” (Doctrina y Convenios 38:32).

Élder Kevin R. Duncan

De los Setenta

Director ejecutivo del Departamento de Templos