2022
¿Podría el aprender el idioma de mis antepasados ayudarme a recoger a Israel?
Julio de 2022


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

¿Podría el aprender el idioma de mis antepasados ayudarme a recoger a Israel?

Me sentí inspirado a aprender el idioma de mis antepasados para conectarme mejor con ellos, pero no me di cuenta de las muchas oportunidades que eso me daría.

joven caminando junto al agua

En la fotografía posó un modelo

Pie de foto

Mi bisabuelo fue el último de mi familia cuya lengua materna era el maorí. Solía ver videos de él y escucharlo hablar el idioma de nuestra gente, deseando poder entenderlo. Aunque él me precedía en apenas unas pocas generaciones, yo no tenía esa conexión con nuestro legado.

Serví en una misión en Filipinas y me encantó. Me fascinó el idioma, la gente, todo. Y debido a que pasé tiempo tratando de relacionarme con las personas a las que estaba sirviendo y enseñando, me sumergí en su cultura.

Por muy maravillosa que fue esa oportunidad, me di cuenta de que nunca había tratado de conectarme con mi propia cultura y pueblo de la misma manera. Aunque había ayudado a recoger a Israel en mi misión, me di cuenta de que había importantes maneras en que yo también podía ayudar a recoger a Israel en casa, especialmente en mi propia familia.

Un amigo maorí que también acababa de regresar de servir en Filipinas me contó de un sueño que tuvo con su abuela. Ella apareció en su sueño y le preguntó por qué había estudiado otras culturas, pero nunca la suya.

Su sueño me hizo pensar. Me sentí inspirado a aprender acerca de mis antepasados y a conectarme con ellos como nunca antes lo había hecho.

Entender la promesa de Elías el Profeta

Acababa de ingresar a la facultad de medicina cuando decidí aprender el idioma de mi pueblo. Así que, a pesar de mi ocupado horario, tomé clases nocturnas para aprender maorí.

Cuando empezaron las clases, me sentía solo e inseguro en cuanto a seguir adelante. Pero cuanto más hablaba con mis compañeros de clase, más me daba cuenta de que muchos también se habían sentido inspirados a conectarse con su legado al aprender maorí.

Con el tiempo, aprender maorí en verdad comenzó a sentirse como una experiencia espiritual. Estaba empezando a comprender la promesa de que Elías el Profeta “… har[ía] volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres” (Malaquías 4:6). Mis antepasados se estaban volviendo más reales para mí.

Aprender el idioma también me abrió puertas en mi vida cotidiana. Me di cuenta de que hablar maorí me ayudó a conectarme mejor con las personas a las que estaba brindando atención médica. Ayudé a establecer clases de maorí en mi universidad y descubrí que muchos otros estudiantes de medicina también estaban interesados en aprender para ofrecer una mejor atención.

Aunque el idioma se está volviendo cada vez menos común, el poder comunicarme con aquellos cuya lengua materna es el maorí me ha ayudado a ministrar a poblaciones específicas. He visto que mis pacientes nativos se sienten especialmente escuchados y vistos cuando podemos hablar su idioma juntos. Esas experiencias realmente me han mostrado lo que significa ministrar a cada persona en particular.

Podemos ayudarnos mutuamente a recoger a Israel

El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Cuando hablamos de recoger a Israel a ambos lados del velo, nos referimos, por supuesto, a la obra misional, del templo y de historia familiar. También nos referimos a la edificación de la fe y del testimonio en el corazón de aquellos con quienes vivimos, trabajamos y servimos”1. Aprender maorí definitivamente me ayudó a conectarme con mi legado y mis antepasados al otro lado del velo, y planeo hacer la obra por ellos cuando el Templo de Hamilton, Nueva Zelanda, vuelva a abrirse. Sin embargo, también me ha ayudado a servir de este lado.

El ser parte de una Iglesia que cree en conectarnos con nuestros antepasados brinda mucho gozo a mi vida. Damos prioridad a la obra del templo y de historia familiar porque creemos que cada miembro de nuestra familia, sin importar cuánto tiempo atrás vivió, debe tener la oportunidad de recibir el evangelio de Jesucristo. Y podemos ayudarnos mutuamente a llevar a cabo esta obra.

Aprender maorí fue una manera para mí de ayudar a recoger a Israel, pero cada uno de nosotros puede participar en esta obra de muchas otras maneras, y no tienen que ser complicadas. Asistir al templo y hacer la obra vicaria por nuestros parientes, investigar nuestro árbol genealógico, indexar e incluso aprender acerca de nuestros abuelos y bisabuelos pueden ser oportunidades maravillosas para conectarnos con nuestros antepasados.

Después de todo, la meta final para cada uno de nosotros es regresar al Padre Celestial y vivir con Él y con nuestra familia para siempre. Y mediante nuestros esfuerzos por profundizar nuestra relación con los demás, especialmente con nuestros antepasados, podemos fortalecer nuestro compromiso con Cristo y mantener esa meta en la mira.