Voces de los Santos de los Últimos Días
Abramos las ventanas de los cielos
El Señor no necesita nuestro dinero, pero nosotros sí necesitamos de Sus bendiciones.
Antes de conocer la Iglesia tenía un negocio y me gustaba dar ofrendas a otras iglesias. En ese momento no sabía mucho sobre la Ley del Diezmo, pero algo dentro de mí me hacía sentir la necesidad de dar. Siempre le pedí al Padre Celestial que me indicara a quién dar mi ofrenda, que yo sintiera el deseo de entregar lo que tenía destinado al estar frente a esa persona.
Una oportunidad de abrir las ventanas de los cielos
Hoy, como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, me siento privilegiada de tener la maravillosa oportunidad de pagar mis diezmos y ofrendas de ayuno. Sé que al hacerlo estoy abriendo las ventanas de los cielos. Es una gran bendición recibir todo lo que promete nuestro Señor cuando le obedecemos; no es cuestión de dinero sino de fe y obediencia. El Señor no necesita nuestro dinero, pero nosotros sí necesitamos de Sus bendiciones.
Al cumplir esta ley estoy entregando al Señor lo que no me pertenece, que es el diez por ciento de mis ganancias. Desde que pago mis diezmos he visto un cambio muy importante en mi familia y en mi vida. Tenemos trabajo, alimentos, podemos ayudar a otras personas dentro y fuera de la Iglesia, tenemos para nuestros gastos, podemos ahorrar y, lo más importante, estamos libres de deudas.
Todas estas bendiciones temporales van acompañadas de las espirituales. Cada día puedo obtener más fortaleza para vencer a la mujer natural y despojarme de cosas que antes me impedían servir a mi Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo.
Testifico que al pagar nuestros diezmos y ofrendas de ayuno recibimos bendiciones. Sé que al obedecer esta ley tendremos todo lo que necesitamos para vivir en esta tierra. Sé que Jesús es el Cristo y que vive, que nuestro Padre Celestial nos ama y que todos podemos ver abrirse las ventanas de los cielos en nuestro hogar si ejercemos fe.