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Puntos destacados de la Conferencia General Semestral núm. 193
El sillón del presidente Russell M. Nelson permaneció vacío durante la conferencia general, pero los miembros de la Iglesia se regocijaron al recibir el consejo y el testimonio de su profeta de noventa y nueve años al final de la última sesión, por medio de un mensaje pregrabado.
El presidente Nelson dijo que el dolor derivado de una reciente lesión de espalda había aumentado su “aprecio […] por Jesucristo y el incomprensible don de Su Expiación”. Al alentar a los miembros a “pensar de manera celestial”, habló de cosas que ha aprendido acerca del “plan perfecto” del Padre Celestial.
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“¡Esas mismas cosas que harán de su vida terrenal la mejor vida posible son exactamente las mismas cosas que harán de su vida, durante toda la eternidad, la mejor vida posible!”.
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“Lo que ustedes escojan hoy determinará tres cosas: dónde vivirán durante toda la eternidad, el tipo de cuerpo con el que resucitarán y las personas con quienes vivirán para siempre” (página 117).
El presidente Dallin H. Oaks dio testimonio de la exaltación que aguarda a los santos fieles (véase la página 26). El presidente Henry B. Eyring testificó de la guía del Espíritu Santo que se promete a los santos dignos (véase la página 92; véase también élder Stevenson, página 42). Y el presidente M. Russell Ballard dio un poderoso testimonio de la “responsabilidad gloriosa [del profeta José Smith] al llegar a ser el profeta de […] la dispensación del cumplimiento de los tiempos” (página 74).
Los discursantes de la conferencia enseñaron que nuestras decisiones más importantes en la vida terrenal se centran en el Señor Jesucristo y en la obediencia a Sus mandamientos, incluida la ley del diezmo (véanse presidente Nelson y élder Andersen, páginas 117 y 32). Asimismo, enseñaron que hallamos felicidad, sanación y esperanza por medio del Salvador cuando seguimos adelante en la senda de los convenios (véanse élderes Bednar, Godoy, Choi y Cook, páginas 6, 16, 46 y 82; hermano Newman, página 36; y hermanas Wright, Freeman y Runia, páginas 9, 76 y 62), y “expresa[mos] nuestro compromiso del convenio sacramental, con Jesucristo y entre nosotros, a través de los llamamientos de la Iglesia, la hermandad, la sociabilidad y el servicio” (élder Gong, página 111).
Los líderes de la Iglesia alentaron a los miembros a abrazar “el don del arrepentimiento” (élder Renlund, página 96; véanse también presidente Eyring y élder Uchtdorf, páginas 92 y 86). Enseñaron que la Restauración proporciona más información sobre la naturaleza, el legado y el potencial divinos que tenemos (élder Soares, página 70; véanse también élderes Phillips, Giraud-Carrier y Sabin, páginas 49, 114 y 56). Y recordaron a los Santos de los Últimos Días que “para recoger a Israel necesitamos misioneros, muchos más de los que están sirviendo”, sobre todo matrimonios misioneros (élder Rasband, página 52; véase también élder Parrella, página 80).
Al anunciar los planes de edificación de veinte nuevos templos, el presidente Nelson dijo: “Su servicio y su adoración en el templo los ayudarán a pensar de manera celestial” (página 117; véanse también élderes Christofferson y Esplin, páginas 19 y 108).