“Alma 59–61: Decidir no ofenderse”, El Libro de Mormón: Manual del maestro, 2024
“Alma 59–61”, El Libro de Mormón: Manual del maestro
Alma 59–61
Decidir no ofenderse
¿Alguna vez has malinterpretado las acciones de alguien? ¿Te han lastimado otras personas por sus errores? Pahorán, el juez superior de los nefitas, afrontó ese desafío y tuvo que decidir cómo responder. Esta lección puede inspirarte a llegar a ser más semejante a Jesucristo respondiendo a los errores de los demás con más amor y paciencia.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
¿En qué momentos te has visto tentado a sentirte ofendido?
En ocasiones, podríamos sentirnos tentados a sentirnos ofendidos. El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, mencionó razones por las que algunos miembros le dijeron que se habían ofendido:
“[U]n hermano dijo algo en la Escuela Dominical que me ofendió […]”.
“Nadie de esa rama me saludó ni se acercó a mí y me sentí como un intruso […]”.
“No me pareció bien el consejo que me dio el obispo […]”.
[M]encionaban muchas otras razones por las que se habían ofendido, desde diferencias doctrinales entre los adultos hasta el haber recibido insultos y burlas crueles de los jóvenes y el haber sido excluido por ellos (David A. Bednar, “Y no hay para ellos tropiezo”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 89).
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¿Cuáles son algunas otras razones por las que podríamos vernos tentados a sentirnos ofendidos?
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¿Cómo influye en nosotros el hecho de ofendernos?
Medita sobre las preguntas siguientes:
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¿En qué momentos te has visto tentado a sentirte ofendido? ¿Cómo reaccionaste? ¿Por qué?
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La forma en que te sentiste y actuaste, ¿cómo influyó en tu relación con los demás y con el Señor?
A medida que continúes estudiando, busca inspiración para descubrir reflexiones y verdades que puedan ayudarte en esas situaciones.
Las cartas de Moroni
Después de enterarse de que al ejército de Helamán le faltaban hombres y provisiones para defender a los nefitas de un gran ejército lamanita, el capitán Moroni envió una carta a Pahorán, el juez superior de los nefitas. Moroni le pidió a Pahorán que enviara refuerzos al ejército de Helamán; la ayuda no llegó, y el ejército de Helamán siguió sufriendo. Mientras tanto, un ejército lamanita conquistó Nefíah, otra ciudad para la cual Moroni esperaba recibir refuerzos (véase Alma 59:9).
Moroni se enojó y escribió otra carta a Pahorán. Lee Alma 60:5–11, 30, para ver parte del mensaje de Moroni.
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¿Qué ves en la carta de Moroni que podría haber ofendido a Pahorán?
La decisión de Pahorán
Lo que Moroni no sabía era que un grupo de nefitas inicuos, que estaban en connivencia con los lamanitas, se habían rebelado contra Pahorán y este había tenido que huir para salvar la vida. Los rebeldes tomaron el control de la capital, Zarahemla. Pahorán era un hombre justo que estaba tratando de reunir fuerzas para volver a tomar Zarahemla (véase Alma 61:1–8).
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Si fueras Pahorán, ¿cómo te habrías sentido tentado a reaccionar a la carta de Moroni?
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La reacción de Pahorán, ¿cómo pudo haber influido en la situación?
En Alma 61 se encuentra la respuesta de Pahorán a Moroni. Lee Mosíah 61:9, 17–21 para ver su respuesta.
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¿Qué te impresiona de la respuesta de Pahorán?
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¿Qué atributos ves en Pahorán que te recuerden a Jesucristo?
El élder Bednar compartió una verdad importante que podemos aprender de ese relato. (Si lo deseas, escribe parte de esta declaración en tu ejemplar de las Escrituras junto a Alma 61:9).
[E]l sentirnos ofendidos es un sentimiento que escogemos experimentar y no un estado inferido a nosotros ni impuesto sobre nosotros por otra persona o cosa […].
Algún objeto, algún suceso o alguna expresión podrá ser insultante, pero ustedes y yo podremos escoger no sentirnos ofendidos, y decir junto con Pahorán: “no importa” (David A. Bednar, “Y no hay para ellos tropiezo”, Liahona, noviembre 2006, págs. 90, 91).
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¿De qué manera explicarías esta verdad a alguien? Podemos elegir no ofendernos por las palabras y acciones de los demás.
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¿Por qué crees que el Padre Celestial y Jesucristo desean que entendamos esta verdad?
Las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo
El Salvador es el ejemplo perfecto de esta verdad.
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Lee las enseñanzas de Jesucristo que se encuentran en 3 Nefi 11:29–30 y Mateo 5:43–48. ¿Qué aprendiste de Sus enseñanzas?
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Piensa en un ejemplo en que el Salvador respondió con paciencia y amor ante los errores y las debilidades de los demás. ¿Por qué es importante para ti saber que el Salvador es paciente y amoroso, y que no se ofende fácilmente?
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¿Cómo podrían ayudarte los ejemplos de Pahorán y del Salvador en una situación en la que alguien te haya dicho o hecho algo hiriente a ti o a un ser querido?
La ayuda del Señor
Seguir el ejemplo del Salvador de no ofenderse puede ser difícil. El élder Bednar explicó la ayuda que tenemos a nuestra disposición cuando no nos sentimos lo suficientemente fuertes como para superar los sentimientos de ofensa.
Mediante el fortalecedor poder de la expiación de Jesucristo, ustedes y yo seremos bendecidos para evitar sentirnos ofendidos y triunfar sobre la ofensa […].
Tal vez consideremos que la capacidad de superar la ofensa está fuera de nuestro alcance […]. La naturaleza misma de la expiación del Redentor y el propósito de la Iglesia restaurada tienen por objeto ayudarnos a recibir precisamente esa clase de fortaleza espiritual (David A. Bednar, “Y no hay para ellos tropiezo”, Liahona, noviembre 2006, págs. 90, 91).
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¿Qué aprendiste de los comentarios del élder Bednar?
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¿Qué podría hacer alguien para buscar la ayuda del Salvador cuando se vea tentado a sentirse ofendido?
Dedica unos minutos a escribir una carta a tu yo del futuro. ¿Qué consejo te darías sobre cómo responder cuando alguien dice o hace algo hiriente u ofensivo? Incluye lo que aprendiste del Salvador y de Pahorán que podrías aplicar en esa situación. Incluye también la forma en que podrías buscar la ayuda del Señor.