20 – 26 septiembre

Doctrina y Convenios 106–108

“Ver abiertos los cielos”

Conforme estudie Doctrina y Convenios 106–108, considere las experiencias espirituales que los miembros de la clase podrían tener al estudiar dichas secciones. Al prepararse para enseñarles, podría resultar útil averiguar antes de que se reúnan lo que han hallado significativo.

Anote sus impresiones

Invitar a compartir

Invite a los miembros de la clase a compartir un versículo de estas secciones que enseñe un principio que pueda fortalecer a alguien al servir en la Iglesia.

Enseñar la doctrina

Doctrina y Convenios 106; 108

El Señor instruye, alienta y apoya a quienes llama a servir.

• Conforme los integrantes de la clase hayan estudiado Doctrina y Convenios 106 y 108 esta semana, es posible que hayan encontrado frases que puedan ayudar a quienes prestan servicio en llamamientos de la Iglesia (véase la reseña de esta semana en Ven, sígueme — Para uso individual y familiar). Si lo desea, conceda tiempo a los miembros de la clase para que escriban en la pizarra algunas frases que hayan hallado en estas secciones y pídales que compartan sus reflexiones al respecto. ¿Qué experiencias han tenido que se relacionen con las frases o las ilustren?

Doctrina y Convenios 107

El Señor dirige Su Iglesia mediante la autoridad del sacerdocio.

• Si lo desea, comiencen a analizar los oficios del sacerdocio al invitar a la clase a hacer una lista de las razones por las que el Señor nos da profetas, apóstoles y otros líderes de la Iglesia. Tal vez los miembros de la clase podrían ampliar la lista tras leer Doctrina y Convenios 107:18–20. Luego podrían dedicar algo de tiempo a repasar las responsabilidades que el Señor da a quienes poseen los siguientes oficios: La Primera Presidencia (versículos 9, 21–22, 65–66, 91–92), los Doce Apóstoles (versículos 23–24, 33–35, 38, 58), los Setentas (versículos 25–26, 34, 93–97) y los obispos (versículos 13–17, 68–76, 87–88). ¿Qué podemos hacer para sostener a nuestros líderes mediante nuestra “confianza, fe y oraciones” (versículo 22)?

• ¿Cómo responderíamos a un amigo que no fuera de nuestra religión si nos preguntara: “¿Qué es el sacerdocio?” o “¿Qué son las llaves del sacerdocio?”? ¿Cómo podrían influir en nuestras respuestas las enseñanzas que se hallan en “Recursos adicionales”? Quizá la clase también pueda encontrar ideas de provecho en Doctrina y Convenios 107:1–4, 18–20 (véase también Leales a la Fe, págs. 163–168). ¿Cómo nos ayuda el sacerdocio a “recibir los misterios del reino de los cielos” y a “ver abiertos los cielos”? ¿Cómo nos ayuda a “gozar de la comunión y presencia de Dios el Padre y de Jesús” (versículo 19)?

Doctrina y Convenios 107:27–31, 85

La Iglesia del Señor se gobierna mediante consejos.

• El presidente M. Russell Ballard ha manifestado: “… sé que los consejos son la manera en la que el Señor obra y que Él creó todas las cosas en el universo mediante un consejo celestial” (“Consejos familiares”, Liahona, mayo de 2016, pág. 63). ¿Cómo puede ayudar a quienes enseña a comprender el modo de deliberar en consejo en el hogar y en la Iglesia? Tal vez podría pedir a algunos miembros que asistan a la clase preparados para compartir experiencias que hayan tenido en la Iglesia o el hogar en las que hayan aplicado los principios relativos a deliberar en consejo que están en Doctrina y Convenios 107:27–31, 85 (o en el mensaje del presidente Ballard que se ha mencionado anteriormente). Considere la posibilidad de invitar a los miembros de la clase durante la semana a asistir listos para explicar ideas sobre cómo se logra que los consejos sean eficaces. Inste a los miembros de la clase a determinar qué principios aprenden de este análisis que los ayudarán a ser más eficaces al participar en futuros consejos en el hogar y la Iglesia.

  

  El deliberar en consejo es una manera en la que el Señor efectúa Su obra.

Recursos adicionales

La autoridad del sacerdocio.

El presidente Dallin H. Oaks enseñó:

“No estamos acostumbrados a hablar de que las mujeres tengan la autoridad del sacerdocio en sus llamamientos de la Iglesia, pero, ¿qué otra autoridad puede ser? Cuando a una mujer, joven o mayor, se la aparta para predicar el Evangelio como misionera de tiempo completo, se le da la autoridad del sacerdocio para efectuar una función del sacerdocio. Ocurre lo mismo cuando a una mujer se la aparta para actuar como oficial o maestra en una organización de la Iglesia bajo la dirección de alguien que posea las llaves del sacerdocio. Quienquiera que funcione en un oficio o llamamiento recibido de alguien que posea llaves del sacerdocio, ejerce autoridad del sacerdocio al desempeñar los deberes que se le hayan asignado” (“Las llaves y la autoridad del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2014, pág. 51).

El presidente M. Russell Ballard dijo:

“Nuestro Padre Celestial es generoso con Su poder. Todo hombre y toda mujer tienen acceso a ese poder para recibir ayuda en su vida personal. Todos los que han hecho convenios sagrados con el Señor y que honran dichos convenios son dignos de recibir revelación personal, de ser bendecidos con el ministerio de ángeles, de comulgar con Dios, de recibir la plenitud del Evangelio y, finalmente, de llegar a ser herederos junto con Jesucristo de todo lo que nuestro Padre tiene” (“Hombres y mujeres en la obra del Señor”, Liahona, abril de 2014, págs. 48–49).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Ayude a los alumnos a edificarse mutuamente. “Cada miembro de su clase es una fuente rica de testimonio, perspectivas y experiencias al procurar vivir el Evangelio. Invítelos a compartirlas con los demás y a edificarse unos a otros” (Enseñar a la manera del Salvador, pág. 5).