“Lección 66: Doctrina y Convenios 50, Parte 2: Enseñar y aprender por el Espíritu”, Doctrina y Convenios: Manual del maestro de Seminario , 2025
“Doctrina y Convenios 50, Parte 2”, Doctrina y Convenios: Manual del maestro de Seminario
En Doctrina y Convenios 50 , el Salvador enseñó que los santos deben enseñar y aprender el Evangelio por el Espíritu de verdad. Como el Maestro de maestros que era, Jesucristo fue el ejemplo perfecto de enseñar por el Espíritu. Todos los miembros de la Iglesia del Salvador tendrán oportunidades de enseñar y aprender por el Espíritu a lo largo de su vida. Esta lección puede dar a los alumnos la oportunidad de practicar cómo enseñar y aprender por el Espíritu de verdad.
Algunas posibles actividades de aprendizaje
Jesús es el maestro perfecto del Evangelio
Para comenzar la clase, considere ayudar a los alumnos a pensar en el tipo de maestro que era el Salvador. Una manera de hacerlo es escribir el título Atributos para una enseñanza y un aprendizaje exitosos en la pizarra. Debajo del título, cree tres columnas y escriba sobre la primera Jesucristo .
Invite a los alumnos a analizar qué cualidades hicieron que Jesucristo fuera el maestro perfecto del Evangelio, y anótelas en la pizarra. El video “Enseñar a la manera del Salvador con el élder Uchtdorf ” (53:34), desde 19:01 hasta 20:06, puede ayudar a los alumnos a pensar en la importancia de enseñar como el Salvador.
53:39
Invite a los alumnos a poner en práctica las cualidades cristianas de la enseñanza y el aprendizaje del Evangelio mientras practican cómo enseñar y aprender hoy.
Lee la declaración siguiente de la Primera Presidencia y busca qué oportunidades de enseñar el Evangelio tienes ahora y tendrás en el futuro.
¡Qué oportunidad tan gloriosa tienen de enseñar el Evangelio de Jesucristo! Ya sea que tengan un llamamiento específico para enseñar o no lo tengan, ustedes son maestros. Como discípulos del Maestro de maestros, Jesucristo, ustedes tienen oportunidades de compartir Su luz dondequiera que vayan, en el hogar, en la Iglesia, al ministrar a los demás y entre sus amigos. Enseñar el Evangelio es una responsabilidad sagrada; es una parte esencial de la obra del Señor y da mejores resultados cuando lo hacemos a la manera de Él (Enseñar a la manera del Salvador , 2022, pág. 1 )
Enseñamos y aprendemos por el Espíritu
Si creó tres columnas en la pizarra, anote sobre las dos siguientes Maestros y Alumnos . Invite a los alumnos a agregar atributos de maestros o alumnos que descubran en los versículos siguientes.
Lee Doctrina y Convenios 50:13–14, 17–22 y busca la forma en que el Señor desea que se enseñe Su Evangelio.
Ayude a los alumnos a reconocer un principio como el siguiente: Cuando enseñamos y aprendemos por el Espíritu, nos comprendemos unos a otros, nos edificamos y nos regocijamos juntamente . Podría recordarles a los alumnos que ser edificado significa ser elevado o desarrollado.
A fin de ayudar a los alumnos a comprender lo que significa enseñar y aprender por el Espíritu, podría dar algunas referencias de las Escrituras, como Alma 31:5 ; Doctrina y Convenios 42:14 , 88:118, 122 y 130:18–19 . Invite a los alumnos a trabajar de dos en dos o en grupos pequeños para determinar cómo enseñamos y aprendemos por el Espíritu. Agregue estas ideas a las columnas “Maestros” y “Alumnos” de la pizarra.
Para ayudar a los alumnos a sentir la importancia de este principio, podría mostrar el video “Ven, sígueme: Regocijémonos juntamente ” (1:20), que se encuentra en LaIglesiadeJesucristo.org o podrían analizar como clase las preguntas siguientes. Es posible que los alumnos aprecien que usted comparta cómo ha sido bendecido al escucharlos y aprender de ellos en Seminario.
1:20
Podemos enseñar a la manera del Salvador
Invite a los alumnos a preparar una lección breve del Evangelio para enseñar. Los alumnos se podrían preparar de forma individual o con un compañero. Invite a los alumnos a considerar con espíritu de oración las necesidades de sus compañeros de clase y a buscar un mensaje o tema que podría tratar esas necesidades.
Algunas de las opciones para la lección incluyen los siguientes ejemplos:
El volante siguiente podría ayudar a los alumnos a preparar la lección. Mientras se preparan para enseñar, podría recordarles a los alumnos las características de los maestros y los alumnos del Evangelio que anotaron en la pizarra. Podría invitarlos a procurar ser buenos alumnos del Evangelio a medida que sus compañeros de clase comparten sus lecciones. Una vez que hayan tenido suficiente tiempo para prepararse, invite a los alumnos a enseñar su mensaje a un compañero o en un grupo pequeño. Si lo considera oportuno, podría invitar a algunos alumnos que así lo deseen a enseñar su mensaje a la clase.
Crea una lección breve del Evangelio para ayudar a otras personas a aprender acerca de Jesucristo. Busca inspiración del Espíritu Santo mientras preparas y enseñas la lección. El siguiente bosquejo de la lección te puede ayudar a prepararte para enseñar.
Tema de la lección y referencias de las Escrituras:
La verdad o el principio clave que enseñaré:
Cómo centraré esta lección en Jesucristo:
Pregunta(s) que haré:
De qué forma he sentido el poder de esta verdad en mi vida (testimonio):
Qué invitaré a hacer a los alumnos:
Aprendemos las verdades del Evangelio por el Espíritu
Después de la actividad, invite a los alumnos a evaluar la experiencia de enseñar y aprender. Usted podría consultar las listas de la pizarra y analizar la forma en que los alumnos trataron de poner en práctica esos atributos. Ellos podrían responder las preguntas siguientes en su diario de estudio.
¿Qué observaste acerca de enseñar a la manera del Salvador durante esa actividad? ¿Qué notaste acerca de aprender por el Espíritu?
Después de esta actividad, ¿cómo te sientes respecto a tu capacidad para enseñar por el Espíritu?
Elogie a los alumnos por sus esfuerzos para enseñar y aprender por el Espíritu. Podría invitar a los alumnos a seguir practicando lo que aprendieron mientras enseñan y estudian el Evangelio.
El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos recordó lo siguiente:
30:15
A menudo trato de recordar que en todos mis esfuerzos por enseñar el Evangelio y llevar a las personas a Jesucristo, no puedo convertir a nadie.
Solo el Espíritu Santo puede hacerlo.
Podemos decir las palabras, pero la conversión es una cuestión del Espíritu. Sucede cuando el Espíritu Santo toca el corazón y una persona responde a Su influencia al seguir al Salvador.
Si debido a palabras persuasivas o argumentos bien razonados alguien se “convence” de seguir a Jesucristo, esa convicción puede ser tan fugaz como la semilla que cae en pedregales.
Nuestro trabajo no es convertir; esa no es nuestra responsabilidad.
Pero ¿cuál es nuestra labor? ¡Enseñar las buenas nuevas de Jesucristo y Su Evangelio que se ha restaurado en nuestra época! ¡Y es nuestra labor apoyar y validar nuestras palabras con nuestras obras honestas y sinceras! Nuestra vida, cómo vivimos y actuamos.
Si alguien responde a lo que enseñamos, queda entre esa persona y Dios, pero podemos ser el puente que la conecte con el Espíritu Santo. Podemos ser la ventana mediante la cual el Espíritu Santo entrará en su vida. Nuestras palabras y acciones pueden enseñar la doctrina de Cristo de una manera que ayude a los alumnos a experimentar la intercesión del Espíritu Santo (Dieter F. Uchtdorf, “La lista de verificación del maestro ”, “Enseñar a la manera del Salvador con el élder Uchtdorf”, transmisión para todos los maestros de la Iglesia, 12 de junio de 2022, broadcasts.ChurchofJesusChrist.org ).
El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió lo siguiente:
El Señor nos enseña que cuando un maestro enseña por el Espíritu y un alumno recibe por el Espíritu, “se comprenden el uno al otro, y ambos son edificados y se regocijan juntamente” [Doctrina y Convenios 50:22 ].
No es un asunto trivial. Piensen en ello: El Espíritu Santo, un miembro de la Trinidad, nos hablará de forma directa a medida que abramos nuestro corazón a Su influencia. Él puede agregar contexto, profundidad y perspectiva a las palabras que se expresan o escuchan. El Espíritu Santo personalizará esos mensajes según nuestras necesidades y circunstancias específicas. Él proporcionará una manera de compartir y recibir mensajes reveladores y sagrados de nuestro amoroso Padre Celestial (Dieter F. Uchtdorf, “Five Messages That All of God’s Children Need to Hear ”, devocional en la Universidad Brigham Young, 17 de agosto de 2021, págs. 1–2, speeches.byu.edu ).
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:
Aprender con y por la fe requiere un esfuerzo espiritual, mental y físico, y no solo una recepción pasiva. Con la sinceridad y la constancia de nuestros actos inspirados por la fe, mostramos a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo nuestra disposición para aprender y recibir instrucción del Espíritu Santo […].
Si asisten a la clase de la Escuela Dominical y escuchan al maestro presentar un tema, eso está bien. Sin embargo, si se han esforzado y se han preparado, si están pensando en las cosas que su maestro les invitó a leer, meditar y orar antes de la clase, ahí se puede derramar el Espíritu con poder, y el Espíritu Santo se convierte en su maestro. La preparación invita a la revelación (David A. Bednar, “Aprender a la manera del Señor ”, Liahona , octubre de 2018, pág. 52).
Invite a los alumnos a leer Doctrina y Convenios 50:22 , y a buscar las bendiciones que recibimos cuando enseñamos y aprendemos por el Espíritu. Las preguntas de análisis podrían incluir las siguientes:
¿En qué ocasiones han sido bendecidos por el Espíritu para comprender mejor a un maestro del Evangelio?
¿En qué ocasiones han sido edificados espiritualmente u obtuvieron perspectivas espirituales durante una lección del Evangelio en el hogar o en la Iglesia?
¿En qué ocasiones han sentido gozo al enseñar o aprender el Evangelio?
Para ayudar a los alumnos a comprender mejor la función de un alumno del Evangelio, considere mostrar el video “A Teacher ” (2:52). En este video, el presidente Howard W. Hunter (1907–1995) se refiere a un pajarito con el fin de ilustrar la responsabilidad del alumno de usar su albedrío para aprender por el Espíritu.
2:3
Después del video, podrían analizar preguntas como las siguientes:
¿Qué enseña esta historia acerca de la función del alumno y la del maestro en un entorno del Evangelio?
¿Cuáles son algunas de las cosas que podemos hacer para utilizar nuestro albedrío e invitar al Espíritu Santo a que sea el maestro de la verdad?
El presidente Boyd K. Packer (1924–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:
El Salvador es el Maestro de maestros […]. Se ha descrito a Jesús como un filósofo, un economista, un reformista social y muchos otros títulos, pero más que eso, el Salvador era un maestro. Si les preguntaran: “¿Qué ocupación tenía Jesús?”, solo hay una respuesta: Él era un maestro. Él debe ser nuestro ideal. Es Él quien es el Maestro de maestros (Boyd K. Packer, Mine Errand from the Lord , 2008, pág. 336).
Invite a los alumnos a buscar relatos de las Escrituras de ocasiones en que Jesús enseñaba. A continuación, se dan algunos ejemplos:
Después de que hayan tenido tiempo para estudiar, invite a los alumnos a compartir la forma en que Jesús demostró los elementos de una enseñanza eficaz del Evangelio.
Para ayudar a los alumnos a entender por qué cada lección del Evangelio debe centrarse en Jesucristo, podría invitarlos a estudiar “Enseñar siempre acerca de Jesucristo en todo lo que se enseñe ” (Enseñar a la manera del Salvador , págs. 6–7). Los alumnos podrían compartir lo que descubran mientras estudian este recurso. Usted podría proporcionar un ejemplo de un pasaje del Dominio de la doctrina. Luego, invite a los alumnos a pensar cómo ese pasaje podría enseñar acerca de Jesucristo, Su carácter, Sus atributos, Su vida, Su misión o Su Evangelio.