¿Por qué me siento tan mal respecto a mí mismo?

Muchos de nosotros llegamos a un punto en el que sentimos que nadie podría amarnos de verdad si conociera a nuestro “verdadero” yo. Tal vez sintamos que no merecemos la ayuda de nadie, ni merecemos la misericordia de Dios; que somos demasiado imperfectos, que estamos demasiado enfermos y que hemos llegado demasiado lejos. En este video, algunas personas hablan sobre afrontar esas mismas dificultades. Su mensaje es que no estamos solos y que es posible cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos.

Todos somos dignos de amor y de tener un sentido de pertenencia

Al pecar, disminuimos la influencia del Espíritu en nuestra vida. Eso facilita los sentimientos de vergüenza y hace que Satanás tenga mayor influencia sobre nosotros; él quiere que creamos que cometer errores nos hace malas personas y que, por lo tanto, no merecemos amor. Sin embargo, nuestro Padre Celestial desea que sepamos la verdad: todos somos dignos de amor y de tener un sentido de pertenencia, sin importar lo que hayamos hecho ni en qué circunstancias hayamos estado. Podemos tener la esperanza de ser libres por medio de Jesucristo y Su expiación.

¿Cómo reemplazamos la vergüenza por esperanza?

Puede ser fácil quedar atrapados en el círculo vicioso de consumir pornografía y avergonzarnos. No obstante, jamás estamos fuera del alcance de la ayuda de Cristo y Su expiación. Cometer errores no significa que seamos personas malas. Al recordar que somos hijos de Dios, podemos interrumpir el círculo vicioso de la vergüenza y hallar esperanza. La invitación de Cristo de venir a Él con nuestras cargas y seguirlo nunca pierde vigencia.

Considere acudir al Padre Celestial en oración y preguntarle: “¿Qué puedo hacer desde ahora para hallar la sanación?”.

Ideas para poner manos a la obra

Las siguientes son algunas ideas que han sido de ayuda para otras personas. Considere con espíritu de oración qué acciones podrían ser las mejores en su caso, pero tenga en cuenta que dichas acciones pueden o no mencionarse aquí.

• Procure aprender sobre el amor y la aceptación incondicionales de Dios por medio de las Escrituras, los discursos de conferencia general, los recursos multimedia de la Iglesia, su bendición patriarcal y otras fuentes útiles.

• Considere pedir bendiciones del sacerdocio según lo guíe el Espíritu y si desea hacerlo.

• Considere hablar con un ser querido de confianza o un líder de confianza sobre cómo acceder al amor de Dios, o bien escudriñar las Escrituras en busca de ejemplos de personas que aprendieron a amoldar su conducta a la voluntad de Dios.

• Busque comprender el amor incondicional al evaluar la forma en que las relaciones pasadas lo han influenciado. ¿De qué modo podrían confundir su entendimiento del amor incondicional las experiencias negativas de la vida (el maltrato o abuso, la negligencia física o emocional, el divorcio, etc.)? Quizás sea de ayuda hablar con algunos miembros de la familia, leer libros de autoayuda o consultar profesionales de la salud mental.

• Considere la posibilidad de revisar su historial familiar o consultar a los profesionales médicos adecuados a fin de verificar si existen problemas de salud. Las afecciones físicas (depresión, ansiedad, diabetes, problemas de la tiroides, etc.) pueden influir en nuestra capacidad de sentir y comprender el amor incondicional de Dios.

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