Introducción a Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón: Manual para el maestro (Religión 275)
¿Qué se espera de un maestro de religión?
Al prepararse para enseñar, es importante comprender el objetivo de Seminarios e Institutos de Religión:
“Nuestro propósito es ayudar a los jóvenes, y a los jóvenes adultos, a confiar en las enseñanzas y en la expiación de Jesucristo, a entenderlas, a hacerse merecedores de las bendiciones del templo y a prepararse a sí mismos, a sus familias y a los demás para la vida eterna con su Padre Celestial” (véase La enseñanza y el aprendizaje del Evangelio: Manual para maestros y líderes de Seminarios e Institutos de Religión, 2011, pág. x).
Usted puede alcanzar ese propósito al vivir diligentemente el Evangelio, al enseñar eficazmente el Evangelio a sus alumnos y al administrar su clase o programa de manera apropiada. Al prepararse y al enseñar el Evangelio de esa manera, se hará merecedor de recibir la influencia del Espíritu Santo (véase D. y C. 42:14).
Usted tiene la oportunidad de ayudar a los alumnos a aprender por el Espíritu para que puedan fortalecer su fe y profundizar su conversión. Puede apoyarlos para que logren ese objetivo al ayudarlos a reconocer, comprender y sentir la veracidad y la importancia de doctrinas y principios significativos del evangelio de Jesucristo, así como a ponerlos en práctica.
El manual La enseñanza y el aprendizaje del Evangelio es un recurso esencial para entender el proceso de la enseñanza y aprender la manera de tener éxito en el salón de clases.
¿Cuáles son los objetivos y propósitos de este curso?
Anticipamos que muchos alumnos en edad de asistir a Instituto habrán estudiado previamente el Libro de Mormón de principio a fin, ya sea en Seminario, en casa o en su misión. Este curso, Enseñanzas y doctrina del Libro de Mormón (Religión 275), está diseñado para ayudar a los alumnos a abordar de forma diferente el estudio del Libro de Mormón. Las lecciones de este curso se centran en temas doctrinales importantes que recalcaron los autores inspirados del Libro de Mormón.
El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) invitó a los lectores del Libro de Mormón a centrar su atención en la doctrina que contiene:
“El Libro de Mormón fue escrito para nuestros días… No solo debemos conocer la historia y los relatos inspiradores que contiene, sino que debemos comprender sus enseñanzas. Si realmente hacemos nuestra parte y abordamos el Libro de Mormón centrándonos en la doctrina, podemos poner al descubierto los errores y encontrar las verdades para combatir muchas de las falsas teorías y filosofías de los hombres de la actualidad” (“Jesus Christ—Gifts and Expectations”, Ensign, diciembre de 1988, pág. 4).
A lo largo de este curso, los alumnos estudiarán las enseñanzas y los escritos proféticos que se encuentran en el Libro de Mormón, haciendo hincapié en el plan del Padre Celestial y en la función central de Su Hijo Jesucristo. Los alumnos comprenderán más cabalmente que el Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo y profundizarán el amor que le tienen a Él, así como su testimonio de Él. Mejorarán su capacidad para estudiar las doctrinas del Evangelio en el contexto de las Escrituras, lo cual los conducirá a un mayor conocimiento y a ser mejores discípulos. Estarán preparados para explicar la importancia y el origen divino del Libro de Mormón y la doctrina que este contiene, así como para testificar de ello.
¿Qué se espera de los alumnos?
Para recibir crédito para graduarse de Instituto, a los alumnos se les requiere que lean los pasajes de las Escrituras, los discursos de las conferencias generales y otros materiales indicados en la sección “Material de lectura para el alumno” de cada lección. Los alumnos también deben cumplir con los requisitos de asistencia y demostrar que son competentes en el material del curso mediante la realización de una evaluación.
¿Cuál es la estructura de las lecciones de este manual?
Este curso está diseñado para durar un semestre; contiene 28 lecciones para períodos de clase de 50 minutos. Si la clase se reúne dos veces a la semana, enseñe una lección en cada período de clase. Si la clase se reúne solo una vez por semana de 90 a 100 minutos, enseñe dos lecciones en cada período de clase. Cada lección contiene cuatro secciones:
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Introducción
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Lectura preparatoria
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Sugerencias para la enseñanza
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Material de lectura para el alumno
Introducción
Esta sección ofrece una breve introducción de los temas y objetivos de la lección.
Lectura preparatoria
Esta sección recomienda recursos, tales como los mensajes de profetas de los últimos días y otros líderes de la Iglesia, que pueden ayudarlo a comprender más plenamente las doctrinas, los principios y las verdades del Evangelio que se analizan en la lección.
Sugerencias para la enseñanza
La sección “Sugerencias para la enseñanza” contiene información para ayudarlo a saber qué enseñar y cómo enseñarlo (véanse también las secciones 4.3.3 y 4.3.4 del manual La enseñanza y el aprendizaje del Evangelio). Las actividades sugeridas para el aprendizaje están diseñadas para ayudar a los alumnos a reconocer, comprender y sentir la veracidad e importancia de verdades sagradas, así como a ponerlas en práctica. Puede usar todas o algunas de las sugerencias y adaptarlas a su propio estilo de enseñanza y a las necesidades y circunstancias de sus alumnos. Al considerar cómo adaptar los materiales de las lecciones, siga este consejo del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“En ocasiones en que he estado presente, el presidente Packer ha enseñado que primero debemos adoptar y luego adaptar. Si conocemos bien la lección prescrita, entonces podemos seguir el Espíritu para adaptarla. Pero es una tentación, al hablar de esta flexibilidad, de empezar adaptando, en vez de comenzar adoptando. Debe haber equilibrio. El desafío es constante, pero el método de primero adoptar y luego adaptar es una buena forma de permanecer en terreno seguro” (“Mesa redonda con el élder Dallin H. Oaks”, transmisión vía satélite de Seminarios e Institutos de Religión, 7 de agosto de 2012, si.lds.org).
Este curso incluye declaraciones de los líderes de la Iglesia que es probable que estén disponibles en varios idiomas. Al prepararse para enseñar, usted puede adaptar las lecciones mediante el uso de otras declaraciones disponibles de líderes de la Iglesia que sean relevantes para el tema a tratar.
La sección “Sugerencias para la enseñanza” contiene la declaración de por lo menos una doctrina o principio, que aparece en negrita. Conforme los alumnos descubran esas doctrinas y principios y compartan lo que hayan aprendido, sus palabras tal vez difieran de las que aparecen en el manual. Cuando eso suceda, asegúrese de no insinuar que sus respuestas son incorrectas. Sin embargo, si una declaración podría ser más acertada, ayúdelos con mucho cuidado a clarificar su entendimiento.
Este curso de estudio muestra cómo incorporar los fundamentos de la enseñanza y el aprendizaje del Evangelio a un curso temático (véase La enseñanza y el aprendizaje del Evangelio, págs. 10, 24–32, 38–41).
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, describió algunos de los beneficios que provienen del estudio temático del Evangelio:
“Mientras que la lectura de un libro de las Escrituras de principio a fin ofrece una amplitud básica de conocimiento, el estudio temático aumenta la profundidad de nuestro conocimiento. El escudriñar las revelaciones buscando conexiones, modelos y temas incrementa nuestro conocimiento espiritual… extiende nuestra perspectiva y comprensión del Plan de Salvación.
“A mi juicio, el escudriñar diligentemente para descubrir conexiones, modelos y temas es parte de lo que significa ‘deleitarse’ en las palabras de Cristo. Este enfoque puede abrir las compuertas de la reserva espiritual, iluminar nuestro entendimiento por medio de Su Espíritu y producir una profundidad de gratitud por las Sagradas Escrituras y un grado de compromiso espiritual que no se puede recibir de ninguna otra manera. El escudriñar nos permite edificar sobre la roca de nuestro Redentor y resistir los vientos de maldad en estos últimos días“ (véase “Una reserva de agua viva”, charla fogonera del SEI para jóvenes adultos, 4 de febrero de 2007, págs. 2–3, lds.org/broadcasts).
Material de lectura para el alumno
Esta sección contiene una lista de pasajes de las Escrituras, discursos de líderes de la Iglesia y otros materiales que ampliarán el entendimiento de los alumnos con respecto a los temas en los que se hace énfasis en las lecciones. Asigne y anime a los alumnos a leer esos materiales antes de cada lección. Al estudiar esos materiales inspirados, no solo estarán más preparados para participar en los análisis de la clase, sino que obtendrán un entendimiento mayor y más profundo de los temas del curso. Al principio del semestre, entregue a los alumnos una lista de todos los materiales de lectura para el alumno.
¿Cómo puedo prepararme para enseñar?
Conforme se prepare para enseñar, el Señor lo ayudará. Al prepararse, tal vez le parezca útil plantearse las siguientes preguntas:
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¿Estoy esforzándome por vivir el Evangelio de tal manera que sea receptivo al Espíritu durante la enseñanza?
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¿He orado para recibir la guía del Espíritu Santo? (véase D. y C. 42:14).
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¿He estudiado los pasajes de las Escrituras asignados y la lectura preparatoria?
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¿He leído el curso de estudio y determinado si hay algo que debo adaptar para que se ajuste a las necesidades de mis alumnos?
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¿Cómo puedo dar seguimiento a los alumnos para asegurarme de que estén aprovechando al máximo las lecturas asignadas?
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¿Cómo puedo ayudar a cada uno de mis alumnos a participar plenamente en la lección?
Las siguientes sugerencias también podrían serle útiles:
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Aliente a los alumnos a leer los pasajes de las Escrituras y los artículos asignados antes de cada lección.
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Tenga la expectativa de que los alumnos cumplirán su función de aprendices.
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Brinde a los alumnos oportunidades frecuentes de explicar doctrinas y principios en sus propias palabras, de compartir experiencias pertinentes y de testificar de lo que saben y sienten.
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Varíe las actividades de aprendizaje y la manera de enseñar durante cada lección y también de un día para otro.
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Cree un ambiente de aprendizaje que invite al Espíritu y en el que los alumnos tengan el privilegio y la responsabilidad de enseñar y de aprender unos de otros (véase D. y C. 88:78, 122).
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A lo largo del curso encontrará referencias a técnicas para el estudio de las Escrituras. Aproveche esas oportunidades para ayudar a los alumnos a ser más autosuficientes en su estudio de las Escrituras y más dedicados al aprendizaje de las Escrituras durante toda su vida.
El élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“Asegúrense de que haya una abundante participación, porque ese uso del albedrío por parte de los alumnos permite al Espíritu Santo enseñar… Cuando los alumnos expresan verdades verbalmente, estas se confirman en su alma y fortalecen su testimonio personal” (véase “El comprender la verdad y vivir de acuerdo con ella”, Una velada con una Autoridad General, Richard G. Scott, 4 de febrero de 2005, pág. 3si.LDS.org).
¿Cómo puedo adaptar las lecciones para las personas que tienen alguna discapacidad?
Al prepararse para enseñar, tenga presente a los alumnos con necesidades particulares. Adapte las actividades y las expectativas para ayudarlos a alcanzar sus metas. Busque maneras de ayudarlos a sentirse queridos, aceptados e incluidos. Fomente una relación de confianza.
Para obtener más ideas y recursos, visite la página de recursos para asistir a personas con discapacidades en disabilities.lds.org y el “Seminaries and Institutes of Religion policy manual” [manual de normas de Seminarios e Institutos de Religión] en su sección titulada “Adapted Classes and Programs for Students with Disabilities” [Clases y programas adaptados para alumnos con discapacidades].