Lección 17
El poder de la palabra
Introducción
Los profetas del Libro de Mormón hicieron grandes esfuerzos para escribir y preservar Escrituras que nos bendecirían en nuestros días. En esta lección se les recordará a los alumnos que al estudiar y acatar las palabras de los profetas pueden recibir poder para vencer a Satanás, navegar por la vida terrenal y finalmente obtener la vida eterna.
Lectura preparatoria
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Richard G. Scott, “El poder de las Escrituras”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 6–8.
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D. Todd Christofferson, “La bendición de las Escrituras”, Liahona, mayo de 2010, págs. 32–35.
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“El poder de la palabra”, capítulo 8 de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Ezra Taft Benson, 2014, págs. 125–135.
Sugerencias para la enseñanza
1 Nefi 3:19–20; 5:21–22; Omni 1:14–17; Mosíah 1:3–5; Alma 37:3–4, 8
La importancia de las Escrituras
Muestre la siguiente declaración del élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pregunte a los alumnos cómo responderían a la pregunta que él hace:
“Tenemos… una [gran] deuda… con aquellos que fielmente registraron y preservaron la palabra a través de las épocas, muchas veces con minuciosa labor y sacrificio: Moisés, Isaías, Abraham, Juan, Pablo, Nefi, Mormón, José Smith y muchos más. ¿Qué sabían ellos de la importancia de las Escrituras que nosotros también debamos saber? (véase “La bendición de las Escrituras”, Liahona, mayo de 2010, pág. 32).
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¿Qué piensan ustedes que esos escritores sabían de la importancia de las Escrituras que nosotros también debamos saber?
Recuerde a los alumnos que el Señor mandó a Nefi y a sus hermanos que regresaran a Jerusalén para obtener las planchas de bronce. Invite a algunos alumnos a turnarse para leer en voz alta 1 Nefi 3:19–20 y 5:21–22 mientras la clase presta atención a fin de determinar las razones por las que las planchas de bronce eran tan importantes para Lehi y su familia.
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Según esos versículos, ¿por qué son tan importantes las Escrituras? (Los alumnos deben reconocer la siguiente verdad: Las Escrituras preservan las palabras y los mandamientos de Dios tal como fueron transmitidos por medio de Sus profetas).
Para reafirmar esa verdad, recuerde a los alumnos que cientos de años después de que la familia de Lehi llegara a la tierra prometida, sus descendientes encontraron al pueblo de Zarahemla (los mulekitas), que habían viajado desde Jerusalén poco después de que lo hiciera la familia de Lehi.
Invite a los alumnos a leer en silencio Omni 1:14–17 y Mosíah 1:3–5 y a observar el contraste entre aquellos que tenían las Escrituras (los nefitas) y aquellos que no las tenían (los mulekitas). (Nota: Para más información sobre la técnica para el estudio de las Escrituras que consiste en comparar y contrastar, véase La enseñanza y el aprendizaje del Evangelio: Manual para maestros y líderes de Seminarios e Institutos de Religión, 2011, pág. 23).
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¿Qué consecuencias experimentaron los mulekitas a causa de que no tenían las Escrituras? (Véase también 1 Nefi 4:13).
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¿Qué bendiciones recibieron los nefitas por tener las Escrituras?
Invite a un alumno a leer en voz alta Alma 37:3–4, 8 mientras la clase presta atención a fin de descubrir las bendiciones que los nefitas recibieron gracias a las planchas de bronce.
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Según el versículo 8, ¿cuáles fueron algunas de las bendiciones que los nefitas recibieron gracias a las planchas de bronce?
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¿Qué creen que Alma quiso decir cuando declaró que las Escrituras “han ensanchado la memoria de este pueblo”?
Para ayudar a aclarar el significado de esa frase, pida a un alumno que lea en voz alta la siguiente declaración del élder D. Todd Christofferson mientras la clase presta atención a fin de determinar la manera en que las Escrituras ensanchan nuestra memoria:
“Las Escrituras ensanchan nuestra memoria al ayudarnos a recordar siempre al Señor y nuestra relación con Él y con el Padre. Nos recuerdan lo que sabíamos en nuestra vida premortal, y ensanchan nuestra memoria en otro sentido al enseñarnos acerca de épocas, personas y acontecimientos que no experimentamos personalmente…
“Las Escrituras también ensanchan nuestra memoria al ayudarnos a no olvidar lo que nosotros y generaciones anteriores hemos aprendido. Los que no tienen la palabra registrada de Dios o que no hacen caso de ella, con el tiempo dejan de creer en Él y olvidan el propósito de su existencia” (“La bendición de las Escrituras”, pág. 33).
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¿Cuáles son algunas de las maneras en que las Escrituras ensanchan nuestra memoria?
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¿Qué doctrinas, principios o relatos de las Escrituras han ensanchado o ampliado la memoria que ustedes tienen del Señor y de la relación que tienen con Él?
1 Nefi 8:21–24, 29–30; 15:23–24; 2 Nefi 3:12; 32:3; 33:4–5; Jacob 2:8; 7:10–11; Alma 5:10–13; 31:5; 37:2, 8–10; Helamán 3:29–30; 15:7–8
La palabra de Dios trae bendiciones
Invite a un alumno a resumir la visión de Lehi del árbol de la vida (véase 1 Nefi 8). Luego pregunte a la clase qué representa la barra de hierro y por qué es una parte tan importante de la visión. Si fuere necesario, invite a los alumnos a leer 1 Nefi 8:21–24, 29–30.
Pídales que escudriñen 1 Nefi 15:23–24 y que presten atención a las bendiciones que reciben aquellos que se aferran a la palabra de Dios. Podría instar a los alumnos a que resalten lo que encuentren.
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¿Qué piensan que significa aferrarse a la palabra de Dios?
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Según esos versículos, ¿qué bendiciones podemos recibir al aferrarnos a la palabra de Dios? (Los alumnos deben reconocer el siguiente principio: Si nos aferramos a la palabra de Dios, nunca pereceremos espiritualmente y el adversario no podrá vencernos).
Muestre la siguiente declaración del élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, e invite a un alumno a leerla en voz alta:
“… Permítanme sugerir que asirse constantemente supone, en gran medida, el uso constante, sincero y con actitud de oración, de las Santas Escrituras como fuente segura de verdad revelada y como una guía confiable para el recorrido por el sendero estrecho y angosto que lleva al árbol de la vida, sí, al Señor Jesucristo” (“El sueño de Lehi: Asidos constantemente a la barra”, Liahona, octubre de 2011, pág. 36).
Explique que varios profetas del Libro de Mormón enseñaron que hay bendiciones adicionales para aquellos que se aferren a la palabra de Dios. Escriba las siguientes referencias en la pizarra e invite a cada alumno a estudiar una o dos de ellas para tratar de descubrir las bendiciones que provienen de estudiar la palabra de Dios. Luego pida a los alumnos que escriban en la pizarra, junto a la referencia correspondiente, las bendiciones que hayan encontrado:
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¿En qué ocasiones han experimentado alguna de esas bendiciones?
Invite a los alumnos a describir qué puede hacer un joven adulto soltero en la vida diaria para aferrarse a la barra de hierro.
Pídales que consideren si la forma en que ellos usan las Escrituras podría describirse como aferrarse a la barra de hierro.
Invítelos a considerar y escribir cosas específicas que pueden hacer para aferrarse mejor a la barra de hierro y recibir más plenamente esas bendiciones.
Alma 37:38–46
La palabra de Dios conduce a la vida eterna
Recuerde a los alumnos que el Señor le dio al profeta Lehi un instrumento llamado Liahona. Invite a un alumno a leer en voz alta Alma 37:38–42 mientras la clase presta atención a fin de determinar de qué manera la Liahona bendijo a la familia de Lehi.
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¿Cómo bendijo la Liahona a la familia de Lehi?
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¿Qué debía hacer la familia de Lehi para que la Liahona funcionara correctamente? (La brújula funcionaba únicamente cuando prestaban atención a sus instrucciones y ejercían fe y diligencia. Véase también 1 Nefi 16:28).
Explique que Alma enseñó que el uso de la Liahona era un símbolo de cómo debemos utilizar la palabra de Dios. Pida a un alumno que lea en voz alta Alma 37:43–46 mientras la clase presta atención a fin de encontrar el paralelismo que Alma estableció entre la Liahona y las palabras de Cristo.
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¿Qué principio en cuanto a las palabras de Cristo enseñó Alma en esos versículos? (Los alumnos deben reconocer el siguiente principio: Si damos oído a las palabras de Cristo, seremos guiados en un curso directo a la vida eterna. Tal vez desee instar a los alumnos a que marquen las instancias en que aparezca la palabra si en los versículos 45–46. Diga a los alumnos que aprender a reconocer la relación de causa y efecto es un técnica importante que puede mejorar su estudio de las Escrituras).
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¿Qué creen que significa el ser guiados en un “curso directo” a la vida eterna?
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¿Cuáles son algunas de las cosas que podemos hacer para ir más allá de simplemente leer las palabras de Cristo y comenzar a prestarles atención?
Para finalizar la lección, muestre la siguiente declaración del élder David A. Bednar e invite a los alumnos a leerla y a meditar las preguntas que él hace.
“… Un flujo constante de agua viva es muy superior a los sorbos esporádicos.
“¿Estamos leyendo, estudiando y escudriñando diariamente las Escrituras de una manera que nos permita aferrarnos a la barra de hierro…? ¿Estamos ustedes y yo avanzando hacia la fuente de aguas vivas, confiando en la palabra de Dios? Estas son preguntas importantes que cada uno de nosotros debe meditar con espíritu de oración” (véase “Una reserva de agua viva”, charla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesia para jóvenes adultos, 4 de febrero de 2007, pág. 7, lds.org/broadcasts).
Pregunte a los alumnos si a alguno de ellos le gustaría compartir su testimonio de cómo ha sido bendecido por estudiar la palabra de Dios. Ínstelos a continuar meditando las preguntas que hizo el élder Bednar e invítelos a seguir los pensamientos e inspiración que recibieron durante la lección para que su estudio de la palabra de Dios sea más eficaz y significativo.
Material de lectura para el alumno
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1 Nefi 3:19–20; 5:21–22; 8:21–24, 29–30; 15:23–24; 2 Nefi 3:12; 32:3; 33:4–5; Jacob 2:8; 7:10–11; Omni 1:14–17; Mosíah 1:3–5; Alma 5:10–13; 31:5; 37:2–4, 8–10, 38–46; Helamán 3:29–30; 15:7–8.
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Richard G. Scott, “El poder de las Escrituras”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 6–8.