Capítulo 17
La ley de castidad
El Señor tiene sólo una norma de moral tanto para varones como para mujeres: absoluta castidad antes del matrimonio y total fidelidad después de contraerlo.
De la vida de Spencer W. Kimball
Cuando aconsejaba a los miembros de la Iglesia sobre las salidas con personas del sexo opuesto, el noviazgo y el matrimonio, el presidente Spencer W. Kimball hacía hincapié en la importancia de vivir de acuerdo con la ley de castidad y fidelidad del Señor. También les prevenía sobre los intentos de Satanás de hacer que la violación de dicha ley pareciera justificada o inofensiva. Contaba de una pareja joven que cayó en las redes de ese engaño del adversario:
“El muchacho me dijo: ‘Sí, nos entregamos el uno al otro, pero no creemos que hayamos hecho mal porque nos amamos’. Pensé que le había entendido mal. Desde el principio del mundo ha habido innumerables inmoralidades, pero el hecho de oír a un joven Santo de los Últimos Días justificarlas me alarmó. Y él insistió: ‘No, no hicimos nada malo puesto que nos amamos’.
“Se habían repetido tantas veces esa abominable herejía que se habían convencido de que era así; y con ello habían creado una barrera de resistencia detrás de la cual se parapetaban, tercos y casi desafiantes”.
El presidente Kimball respondió de esta manera a la justificación de los jóvenes: “No, mis queridos jovencitos, ustedes no se amaban; más bien, se deseaban el uno al otro… Si una persona ama realmente a otra, está dispuesta a morir por ella antes que hacerle daño. En el momento de la gratificación del deseo, el amor puro sale por una puerta mientras la lujuria entra con disimulo por la otra” 1.
El presidente Kimball testificaba también que la obediencia a la ley de castidad brinda gozo y paz. Él veía esas bendiciones en la vida de los miembros fieles, como sucedió en esta experiencia que tuvo en el templo:
“Había allí paz y armonía y una anhelosa expectativa. Un joven bien arreglado y una jovencita primorosamente vestida y de una belleza indescriptible se arrodillaron en el altar. Con la debida autoridad, pronuncié las palabras de la sagrada ceremonia que los casó y los selló por la eternidad en la tierra y en los mundos celestiales. Los que estaban presentes eran puros de corazón. El cielo estaba allí” 2.
Enseñanzas de Spencer W. Kimball
La ley de castidad prohíbe toda relación sexual fuera del matrimonio.
A fin de que la posición de la Iglesia sobre la moral se comprenda, declaramos con firmeza y en forma inalterable que ésta no es una prenda usada, desteñida, pasada de moda y raída que se puede desechar. Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre, y Sus convenios y doctrinas son inmutables; y aunque el sol perdiera su calor y las estrellas dejaran de brillar, la ley de castidad continuaría siendo básica en el mundo de Dios y en la Iglesia del Señor. La Iglesia no defiende los antiguos valores por ser antiguos, sino porque son correctos 3.
La castidad absoluta antes del matrimonio y la fidelidad total después de él siguen siendo las normas de las cuales no podemos desviarnos sin caer en el pecado, la desgracia y la adversidad 4.
Quienes se burlan del matrimonio y consideran anticuadas la castidad antes del casamiento y la fidelidad después parecen determinados a establecer una nueva moda propia y a imponérsela a los demás. ¿No pueden ver que ese completo egoísmo finalmente los conducirá a una profunda soledad? ¿No pueden comprender que, empujados por el placer, irán alejándose cada vez más del gozo? ¿No ven que esa forma de vida les producirá un vacío del cual no habrá placer efímero alguno que al final pueda rescatarles? La ley de la cosecha sigue en vigencia [véase Gálatas 6:7] 5.
Los primeros apóstoles y profetas mencionaron numerosos pecados que consideraban censurables; muchos eran pecados sexuales: el adulterio, las inclinaciones sin afecto natural, la lascivia, la infidelidad, la incontinencia, las palabras deshonestas, la impureza, las pasiones desordenadas, la fornicación. También incluyeron todas las relaciones sexuales extramaritales: los manoseos, la perversión sexual, la masturbación y la obsesión sexual ya sea de pensamiento o de palabra; comprende además todo pecado oculto y secreto y todo pensamiento y acción inmundos o impuros. Uno de los peores es el incesto 6.
El que tenga… deseos y tendencias homosexuales puede sobreponerse a ellos en la misma forma en que lo haría si se sintiera inclinado al manoseo íntimo, a la fornicación o al adulterio. El Señor condena y prohíbe esa práctica con la misma fuerza con que condena el adulterio y otros actos sexuales similares… Además, contrario a las creencias y afirmaciones de muchas personas, este pecado, al igual que el de la fornicación, puede abandonarse y recibir el perdón; pero, debo repetirlo, solamente bajo la condición de un profundo y permanente arrepentimiento, lo que significa absoluto abandono del pecado y completa transformación de pensamiento y de acción. El hecho de que algunos gobiernos y algunas religiones, además de muchas personas corruptas, hayan tratado de que esta conducta se clasifique como un derecho personal en lugar de una ofensa criminal no cambia su naturaleza ni su gravedad. En todas partes, personas buenas, sabias y temerosas de Dios todavía censuran este acto como indigno de los hijos y las hijas de Dios; y la Iglesia de Cristo lo denuncia y lo condena… Este infame pecado de la homosexualidad es característico de todas las épocas; muchas ciudades y civilizaciones han dejado de existir por causa de él” 7.
Una relación sexual pura en el matrimonio apropiado es enteramente aprobada. Para todas las cosas que tengan valor, hay un tiempo y una forma apropiada; pero los encuentros sexuales extramaritales convierten al individuo en un objeto que puede usarse y aprovecharse, lo hacen intercambiable, vulnerable a la explotación, desechable…
La relación sexual ilícita es un acto egoísta, una traición y una deshonestidad. La indisposición a aceptar responsabilidad es una actitud cobarde y desleal. El matrimonio es para esta vida y para la eternidad; la fornicación y todas las demás desviaciones son para hoy, para el momento, para “ahora”. El matrimonio da vida. La fornicación conduce a la muerte 8.
El amor es íntegro y abnegado, pero la lascivia es corrupta y egoísta.
El joven que promete popularidad, momentos alegres, seguridad, diversión e incluso amor, cuando todo lo que puede dar es pasión y sus frutos diabólicos —complejos de culpa, disgusto, odio, asco, repugnancia y un posible embarazo sin legitimidad ni honor—es desleal a su hombría de bien. Presenta un caso de amor cuando todo lo que ofrece es lascivia; por la misma razón, la joven que lo acepta se vende barata. El resultado es nocivo para la vida de ambos y corroe el alma…
Aún así, esos jóvenes hablan de amor. ¡Qué manera de corromper la palabra más hermosa que existe! El fruto es amargo porque el árbol está corrompido. Con los labios dicen “Te quiero”; y con el cuerpo, “Te deseo”. Amar es bondadoso y sano; amar es dar, no tomar; amar es prestar servicio, no aprovecharse…
¿Qué es el amor? Muchas personas piensan que no es más que la atracción física y hablan con ligereza de “enamorarse” y de “amor a primera vista”… Una persona puede sentirse inmediatamente atraída hacia otra, pero el amor es mucho más que la atracción física; es profundo, íntegro y lo abarca todo. La atracción física no es más que uno de muchos elementos; debe haber también fe, confianza, comprensión y compañerismo; debe haber ideales y normas comunes; debe haber una devoción y una amistad grandes. El amor es pureza, progreso, sacrificio y abnegación. Esa clase de amor nunca se cansa ni se debilita, sino que permanece vivo a través de la enfermedad y el sufrimiento, la pobreza y las privaciones, los logros y las desilusiones, el tiempo y la eternidad. Para que el amor continúe, debe haber un aumento constante de confianza y comprensión, de expresiones frecuentes y sinceras de gratitud y afecto; debe haber un olvido de uno mismo y una dedicación constante al otro. Los intereses, las esperanzas y los objetivos deben encauzarse continuamente en la misma dirección…
El joven que protege a su amada de todo aprovechamiento y abuso, del insulto y de la infamia, ya sea de su propia parte o de otras personas, puede que lo haga como una expresión de verdadero amor. Pero el que se aprovecha de ella como si fuera un juguete biológico para su propia satisfacción temporaria lo hace por lascivia.
La jovencita que se propone ser atractiva espiritual, mental y físicamente pero que no intenta despertar ni estimular reacciones físicas en su compañero con palabras o con su forma de vestir y de actuar puede que lo haga como una expresión de verdadero amor; pero la que lo toca, lo excita, lo acaricia, lo tienta y lo usa demuestra lascivia y se aprovecha de él…
Cuídense de la artimaña del diablo que trata de hacer que lo malo parezca bueno poniéndole una etiqueta que oculta su verdadera naturaleza; una de ellas es la justificación de la lascivia llamándole “amor”9.
Aun cuando la relación sexual puede ser una parte importante y satisfactoria de la vida conyugal, debemos recordar que la vida no se ha designado sólo con ese fin 10.
La unión de los sexos, de marido y mujer (y únicamente del marido y su mujer) tenía como propósito principal el de traer hijos al mundo. El Señor nunca consideró en Sus planes que la experiencia sexual fuese sólo un juego ni que sirviera simplemente para satisfacer las pasiones y la lujuria. No tenemos conocimiento de que el Señor haya mandado que la debida relación sexual entre marido y mujer deba limitarse totalmente a la procreación, pero encontramos amplia evidencia desde el tiempo de Adán hasta el presente de que el Señor no ha dado tampoco autorización para que se abuse de ella 11.
Debemos rehuir la pornografía y otras formas de inmoralidad.
Somos hijos espirituales de Dios y… Su creación suprema. En cada uno de nosotros existe el potencial para llegar a ser un Dios: puro, santo, verídico, influyente, fuerte y libre de toda influencia terrenal. En las Escrituras aprendemos que cada uno de nosotros tiene una existencia eterna, y que en el principio todos estábamos con Dios (véase Abraham 3:22). El llegar a comprender eso nos da un entendimiento singular de la dignidad del hombre.
Pero por todas partes hay falsos maestros que hacen uso de la palabra y de las publicaciones pornográficas, de las revistas, la radio, la televisión y la propaganda callejera, abominables herejías que atacan las normas de la moral con el sólo propósito de satisfacer la lujuria de la carne 12.
Aborrecemos la pornografía que parece estar inundando la tierra. Los legisladores tratan de refrenarla, pero la mejor manera de combatirla es que los hombres y las mujeres, con sus respectivas familias, levanten barreras para protegerse de ella. Y les preguntamos: “Buena gente de la localidad, ¿quieren ustedes que ese horrible vicio corrompa a su familia, a sus vecinos?” 13
Cuando vemos la depravación de mucha gente de nuestra sociedad, determinada a establecer por la fuerza entre el pueblo las presentaciones vulgares, las comunicaciones inmundas y las prácticas anormales, nos preguntamos si es Satanás que está extendiendo su perversa y malévola mano a fin de atraer a los moradores de la tierra hacia sus filas y si no contamos con suficiente gente buena para erradicar el mal que amenaza a nuestro mundo. ¿Por qué continuamos transigiendo con la iniquidad y tolerando el pecado? 14
Esperamos que ni nuestros padres ni nuestros líderes toleren la pornografía. Es en verdad basura, pero en la actualidad se trafica con ella como un artículo natural y satisfactorio… Existe una relación entre la pornografía y las perversiones y tendencias sexuales más bajas 15.
Lamentablemente, los pecados engendrados por la pornografía perpetúan otras transgresiones graves, entre las cuales está el aborto 16.
Es ridículo insinuar que la pornografía no tiene efectos [nocivos]. Está directamente relacionada con el crimen; el asesinato, el robo, las violaciones, la prostitución y el vicio comercializado; todos esos males se alimentan con su inmoralidad. Las estadísticas de actos sexuales criminales reflejan la relación que existe entre el crimen y la pornografía.
No tiene ninguna aplicación social de valor. Exhortamos a las familias de la Iglesia a proteger a sus hijos de toda manera posible. Vivimos en un mundo extremadamente liberal y tenemos que asegurarnos de no pasar a formar parte de ese mundo libertino y degenerado 17.
Urgimos a los miembros de la Iglesia en todas partes no sólo a resistirse a la plaga de la pornografía, la que se ha extendido por doquier, sino también a tomar parte activa y sin cesar en la lucha contra ese insidioso enemigo de la humanidad en todo el mundo…
…enseñen a sus hijos a evitar esa inmundicia como la plaga que es. Únanse los ciudadanos en la lucha contra la obscenidad en sus comunidades. No se dejen arrullar hasta la pasividad por los mercaderes de la pornografía, que dicen que eliminar lo obsceno es negar a la gente el derecho a la libre elección. No permitan que disfracen el libertinaje y lo hagan pasar por libertad.
Hay en juego almas preciosas, almas que están cerca de nosotros y a las que mucho amamos18.
Los padres y los líderes deben proteger a los niños y jóvenes de las influencias inmorales.
Sus hijos aprenderán de ustedes en sus primeros años que no deben nunca tomar parte en prácticas inmorales de ninguna clase. Eso no es algo que debe decírseles una sola vez; antes de casarse, deben haberlo oído cientos de veces y deben saber que no sólo su familia y sus padres esperan eso de ellos, sino que el Señor Jesucristo en el cielo espera que se mantengan limpios y libres de cualquier inmoralidad 19.
La falta de castidad es la gran obra diabólica de la actualidad; como un pulpo, envuelve con sus tentáculos a la persona. Hay muchos caminos que conducen a los jóvenes a esos hechos deshonrosos. Quisiera mencionar algunos comportamientos que debilitan las estructuras morales.
Algunos toman a la ligera sus actividades religiosas y se apartan de las influencias refinadoras y protectoras de la Iglesia; el Evangelio pasa a segundo plano con respecto a sus intereses personales; faltan a las reuniones, permitiendo que los estudios, la vida social, los negocios o la profesión se interpongan con las importantes actividades de la Iglesia y el Evangelio mismo hasta que sus sentimientos hacia la Iglesia y sus normas quedan anulados.
Otro de los muchos elementos que llevan a perder la castidad es la inmodestia. Actualmente, muchos jóvenes de ambos sexos se enorgullecen del conocimiento que tienen sobre la reproducción humana y creen que lo saben todo; hablan sobre el sexo con tanta soltura como hablan de autos, de películas y de modas. Y ha cundido así una actitud tal de inmodestia que ya nada parece sagrado 20.
No hay ninguna razón por la cual una mujer tenga que usar una prenda de escote bajo ni de aspecto provocativo sólo porque es la moda del mundo. Nosotros podemos crear nuestra propia moda…
Tampoco hay excusa alguna para que los jóvenes se desnuden y exhiban el cuerpo. Los muchachos podrían demostrar valor y buen juicio si alentaran a sus jóvenes amigas a vestirse modestamente. Si un joven no invitara a salir a una jovencita que no se vista en forma apropiada, la moda cambiaría muy pronto…
El Señor ha prometido a los valientes: “…todas mis cosas son tuyas”. A fin de alcanzar esas nobles alturas e ilimitadas bendiciones, no deben correr riesgos. Mantengan su vida agradable, limpia y pura para no perder nunca esos derechos. Con ese fin, harían bien en evitar “toda especie de mal” y “la proximidad misma de lo malo” 21.
No podemos recalcar demasiado la inmodestia como una de las asechanzas que hay que evitar si queremos apartarnos de la tentación y conservarnos limpios 22.
…Les sugiero la siguiente norma: Las salidas a solas entre dos jóvenes del sexo opuesto deben posponerse por lo menos hasta la edad de dieciséis años o más, y aun entonces se debe emplear mucha prudencia en las selecciones y en la seriedad de la relación. Los jóvenes todavía deben limitar los contactos demasiado cercanos durante varios años, puesto que el muchacho saldrá en una misión cuando tenga diecinueve años.
Las salidas en pareja, especialmente cuando sea siempre con la misma persona, son sumamente peligrosas durante los años de adolescencia, pues tienden a deformar los conceptos de la vida que tengan los jóvenes; les privan de experiencias valiosas y beneficiosas, les limitan las amistades y les reducen la posibilidad de conocer a otras personas, lo cual puede ser muy importante para seleccionar al compañero para esta vida y la eternidad.
Sin duda, existe un tiempo para los bailes, los viajes, las relaciones, las salidas con jóvenes del sexo opuesto e incluso las salidas con una sola persona que culmine en el romance que lleve a los jóvenes al santo templo para contraer matrimonio eterno. Sin embargo, lo que es vital es encontrar el momento preciso para hacerlo. Está mal incluso hacer lo correcto si es en el momento inapropiado, en el lugar inapropiado y en circunstancias inapropiadas 23.
Mantengan su vida limpia y libre de todo pensamiento y acción impuros y pecaminosos. Eviten toda relación que pueda degradarlos y rebajar las normas elevadas de rectitud que se nos han establecido. Entonces su vida se deslizará suavemente, y la paz y el gozo los rodearán 24.
Sugerencias para el estudio y la enseñanza
Al estudiar el capítulo o al prepararse para enseñar su contenido, tenga en cuenta estos conceptos. Para ayuda adicional, vea las páginas V–X.
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Compare la pareja que describe el presidente Kimball en la página 199 con la otra a la que se refiere en el primer párrafo de la página 200. ¿Qué puede haber llevado a esas parejas de Santos de los Últimos Días a actitudes y acciones tan diferentes?
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Lea el segundo párrafo de la página 200. ¿Qué le diría a una persona que afirmara que la castidad es algo pasado de moda? (Véanse los ejemplos en las págs. 200–202.) ¿Cuáles son algunas de las consecuencias de hacer caso omiso de la ley de castidad? ¿Qué bendiciones se reciben al obedecer esa ley?
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Piense en la forma en que completaría estas frases: El amor es. La lascivia es. (Véanse los ejemplos en las págs. 202–203.) ¿Cómo debe influir en nuestros pensamientos y acciones nuestra percepción del amor?
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El presidente Kimball y muchos otros líderes de la Iglesia después de él nos han advertido los peligros de la pornografía. ¿Por qué lo habrán hecho? (Véanse las págs. 203–205.) ¿Qué podemos hacer para luchar contra la difusión y la influencia de la pornografía? En nuestra familia, ¿cómo se puede “levantar barreras para protegerse de ella”?
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Repase las normas que aparecen en las páginas 205–208. ¿Por qué deben los padres y los líderes empezar temprano a enseñar la ley de castidad a los niños? ¿Qué pueden hacer los padres y los líderes para ayudar a los jóvenes a mantenerse fieles a la Iglesia y a sus normas? ¿Qué nos proporciona la Iglesia para ayudar a los jóvenes a comprender y mantener las normas morales de ésta?
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¿Qué relación hay entre la modestia y la castidad?
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¿Qué significa ser modesto en la forma de vestir? ¿Cómo “podemos crear nuestra propia moda”? (pág. 207). ¿Qué significa ser modesto en el lenguaje y en la conducta? ¿Qué debemos hacer para que los jóvenes entiendan la necesidad de la modestia en todos los aspectos de su vida?
Pasajes relacionados: 1 Corintios 6:9, 18–20; Jacob 2:7; Alma 39:3–5, 9; 3 Nefi 12:27–30; D. y C. 42:22–23, 40–41; 59:6.