2020
Cómo el Señor preparó al mundo para la Restauración
Enero de 2020


Cómo el Señorpreparó el mundopara la Restauración

De innumerables maneras, el Señor preparó el mundo para la restauración de Su evangelio a fin de bendecir a las personas, las familias, las comunidades, las naciones y el mundo.

Joseph kneeling

The Forces of Light and Dark, por Warren Luch, cortesía delMuseo de Historia de la Iglesia.

El Señor preparó el mundo para la restauración del evangelio de Jesucristo mucho antes de que el Padre y el Hijo se aparecieran a José Smith en 1820. De hecho, la preparación del Señor para restaurar la plenitud de Su evangelio en los últimos días comenzó antes de la creación de la Tierra.

En la revelación de octubre de 1918, conocida como la sección 138 de Doctrina y Convenios, que recibió el presidente Joseph F. Smith (1838–1918), aprendemos que los primeros líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y muchos “otros espíritus selectos[…] fueron reservados para nacer en el cumplimiento de los tiempos, a fin de participar en la colocación de los cimientos de la gran obra de los últimos días” (Doctrina y Convenios 138:53; cursiva agregada).

El presidente Smith vio “que también ellos se hallaban entre los nobles y grandes que fueron escogidos en el principio” (Doctrina y Convenios 138:55). Agregó que “ellos, con muchos otros, recibieron sus primeras lecciones en el mundo de los espíritus, y fueron preparados para venir en el debido tiempo del Señor a obrar en su viña en bien de la salvación de las almas de los hombres” (Doctrina y Convenios 138:56; cursiva agregada).

Después de la creación de la Tierra, “profetas que han sido desde tiempos antiguos” hablaron, cantaron, soñaron y profetizaron sobre la futura “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21; véase también Lucas 1:67–75).

Refiriéndose específicamente al primer profeta de la restauración de la Iglesia de Jesucristo, el presidente Brigham Young (1801–1877) observó: “El Señor había puesto su mirada en [José Smith], y en su padre, en el padre de su padre y en sus antepasados hasta Abraham y desde Abraham hasta el diluvio, desde el diluvio hasta Enoc y desde Enoc hasta Adán. Había estado observando a esa familia y ese linaje desde su origen hasta el nacimiento de ese hombre. [José Smith] fue preordenado en la eternidad a presidir esta última dispensación”1.

Este año, al celebrar el bicentenario de la Primera Visión, sería apropiado recordar la gran cantidad de mujeres y hombres a lo largo de los siglos que fueron inspirados por el Señor mientras preparaba el mundo para la Restauración que dio comienzo cuando el Padre y el Hijo se aparecieron al joven José Smith, quien buscaba perdón y dirección en 1820.

Al remontarnos en la historia, descubriremos que por todo el mundo tuvieron lugar muchas revoluciones a fin de preparar a las personas para que la Iglesia del Señor se restaurara en los últimos días2.

La revolución de manuscritos

Una de las maneras más importantes en las que el Señor preparó el mundo para la restauración de Su evangelio fue una revolución de manuscritos que surgió de la invención y del uso del papiro y del pergamino3.

El pergamino, hecho de piel de animal, se usaba en la antigüedad y al principio de la era moderna como superficie para escribir4. Los primeros ejemplares conocidos de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento) y muchos ejemplares posteriores importantes de la Biblia se conservaron en pergamino5.

El papiro, hecho de la médula de la planta de papiro, es otro material que se utilizaba en la antigüedad como superficie para escribir. Los primeros ejemplares de los libros del Nuevo Testamento se conservan en papiro.

Esos materiales para escribir facilitaron, en comparación con escribir en tabletas de piedra o arcilla, que los escribas registraran las palabras de Dios recibidas mediante profetas y apóstoles inspirados. Utilizando esos materiales para escribir, innumerables escribas desconocidos diligentemente copiaron, transmitieron y conservaron escritos sagrados en múltiples copias para que las llamas de la fe nunca se extinguieran.

Por ejemplo, recientemente aprendí que “hay más de cien manuscritos del Evangelio según Mateo escritos en griego”, y que hay muchos otros manuscritos bíblicos producidos en pergamino durante la Edad Media6.

printing house

Ilustración de una imprenta del siglo XVI, de Getty Images

La revolución de la imprenta

Tal como he enseñado a menudo, el Señor inspiró otro paso monumental en la preparación del mundo para la restauración de Su evangelio salvador cuando un orfebre alemán, Johannes Gutenberg, adaptó las tecnologías de impresión introducidas por primera vez en China para producir la imprenta en 1439 o 14407.

Gutenberg fue un instrumento en la mano del Señor para aumentar el conocimiento, la comprensión y la fe religiosa en el mundo8. Su invento inició una revolución de la imprenta que cambió el mundo para siempre al facilitar la amplia circulación de ideas e información que se convirtieron en “agentes de cambio”9.

Los eruditos calculan que en Europa existían alrededor de 30 000 libros cuando Gutenberg publicó la Biblia en su imprenta. En menos de 50 años después de su invención, había más de 12 millones de libros en Europa.

La Reforma Protestante utilizó el invento de Gutenberg para difundir sus ideas y llevar la Biblia a la gente común de maneras que nadie de una generación anterior podría haber imaginado.

La revolución de la alfabetización y la traducción de la Biblia

La revolución de la imprenta dio y recibió ímpetu por medio del aumento en la alfabetización y un creciente deseo entre la gente común de Europa de leer las sagradas palabras de las Escrituras en su propio idioma.

La Biblia latina, traducida del griego y del hebreo en el siglo V d. C., había sido la Biblia oficial de la Iglesia católica occidental por 1000 años10. Durante siglos, muchos europeos aprendieron sobre la Biblia principalmente por medio de sermones que daban los sacerdotes.

No obstante, en los siglos XV y XVI, los reformadores religiosos crearon nuevas traducciones de la Biblia en los idiomas comunes de Europa, como el alemán, el italiano, el inglés, el español y el francés. Esas traducciones se basaban típicamente en los textos originales en hebreo y griego, y no en la Biblia en latín. Permitieron a decenas de miles de lectores familiarizarse con las historias y las enseñanzas de la Biblia en su propio idioma.

Martín Lutero, que nació en 1483, fue uno de los líderes en la publicación de la Biblia en el idioma de su época. Su traducción al alemán se publicó en 1534, un año crucial en la historia del cristianismo occidental11. La creencia de Lutero en el poder de las Escrituras ayudó a impulsar la Reforma. Otros reformadores fomentaron la educación universal para que todos pudieran tener la oportunidad de leer las Escrituras por sí mismos.

Algunos líderes religiosos estaban preocupados de que la lectura generalizada de la Biblia condujera a herejías, que socavara la autoridad de la iglesia e incluso causara disturbios civiles. Su respuesta fue encarcelar, torturar e incluso dar muerte a muchos a quienes se descubrió que estaban traduciendo la Biblia al idioma común de la época o que poseían traducciones de las Escrituras en un idioma común.

William Tyndale, que nació alrededor de 1494, empezó su obra durante la valiente labor de Martín Lutero de la traducción de la Biblia al alemán12. Cuando aún era joven, Tyndale concibió la idea de hacer una versión nueva y mejor de la Biblia en inglés, basada en los idiomas originales del hebreo y del griego.

Alrededor de 1523 pidió ayuda y apoyo al obispo católico de Londres para producir tal versión, pero fue rechazado enérgicamente. Debido a que en 1408 la convocatoria de Oxford había aprobado la prohibición de traducir la Biblia, Tyndale necesitaba permiso oficial para proceder sin interferencia.

Dedicado a la tarea de traducir la Biblia al inglés, Tyndale comenzó su trabajo en secreto y terminó de traducir el Nuevo Testamento en 1525. Impresa en Colonia, Alemania, la traducción de Tyndale se introdujo clandestinamente en Inglaterra, donde se vendió a principios de 1526.

Finalmente, Tyndale, como muchos otros hombres y mujeres que fueron ejecutados por querer que la gente común tuviera acceso a las Escrituras en su propio idioma, fue estrangulado mientras estaba atado a una hoguera a principios de octubre de 153613. Sin embargo, su traducción al inglés perduró a medida que palabras, frases y secciones enteras de su traducción se incorporaron a la versión del rey Santiago14.

La versión del rey Santiago, publicada en 1611, fue adoptada oficialmente por la Iglesia de Inglaterra y posteriormente influyó en la restauración del evangelio de Jesucristo de varias maneras significativas15. Era la Biblia en inglés que se leía más extensamente en la época del nacimiento de José Smith en 1805. Para entonces, la mayoría de las familias, incluso la de Joseph y Lucy Mack Smith, poseían una Biblia y la leían con regularidad. De hecho, muchas personas aprendieron a leer al escuchar cuando se leía en casa y al estudiarla por sí mismos.

Joseph reading the Bible

La revolución política y la de la comunicación

Las revoluciones de la imprenta, de la traducción y de la alfabetización prepararon el camino para las revoluciones política y tecnológica que se extendieron por Europa y América entre los siglos XVII y XIX. El clima político cambiante en Europa y en América dio a las personas mayor libertad para elegir su propio camino religioso. La libertad religiosa fue uno de los muchos resultados de las revoluciones políticas que ocurrieron durante ese período.

El Señor también comenzó a “derrama[r] [Su] Espíritu sobre toda carne” (véanse Joel 2:28; José Smith—Historia 1:41), incluso sobre aquellos que estaban preparados para soñar con nuevas tecnologías de transporte y comunicación que harían avanzar Su restauración de manera espectacular.

A medida que el Señor levantaba a Su profeta, inspiró a hombres y mujeres a inventar tecnologías, como canales, telégrafos, ferrocarriles y máquinas de vapor, para que el Evangelio pudiera extenderse a todo el mundo.

En incontables maneras, el Señor preparó el mundo para la restauración de Su evangelio a fin de bendecir a las personas, las familias, las comunidades, las naciones y el mundo.

Guiando a la familia Smith

Al considerar cómo el Señor preparó el mundo para la Restauración, siempre debemos recordar que gran parte de lo que logró fue a través de la vida de las personas: hombres y mujeres comunes y corrientes que, en algunos casos, lograron cosas extraordinarias.

Muchas personas y familias en países de todo el mundo estaban preparadas para recibir el mensaje de la Restauración. Entre ellas se encontraban los padres del Profeta, Joseph y Lucy Mack Smith, dos personas profundamente espirituales que fueron criadas en una cultura que les enseñó a amar a Jesucristo y a estudiar la Biblia.

Durante años, Joseph y Lucy habían pasado reveses financieros, de salud y de otra índole en Nueva Inglaterra, en la esquina noreste de los Estados Unidos. Para 1816, cuando perdieron sus cosechas debido al cambio climático mundial ocasionado por la erupción del Monte Tambora en Indonesia, Joseph y Lucy no tuvieron más remedio que renunciar a Nueva Inglaterra y tomar la valiente decisión de abandonar el núcleo seguro de la familia, los amigos y la comunidad.

Como dice en el tomo I de la nueva historia de la Iglesia: “Joseph, padre, amaba entrañablemente a su esposa y sus hijos, pero él no había podido brindarles mucha estabilidad en la vida. La mala fortuna y algunas inversiones fallidas habían mantenido a la familia en la pobreza y el desarraigo. Tal vez, en el estado de Nueva York todo sería diferente”16.

En muchos sentidos, los fracasos que la familia Smith tuvo en Nueva Inglaterra los llevaron al oeste de Nueva York, donde el fervor religioso aumentó e inspiró a José Smith, hijo, a buscar al Señor en su búsqueda de perdón y dirección. También era donde yacían ocultas las planchas de oro, esperando que él las localizara, tradujera y publicara.

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Fotografía de una familia por Wendy Gibbs Keeler

Reconocer la mano del Señor en nuestra vida

Tal como el Señor lo hizo con los fracasos de la familia Smith, Él también puede fortalecernos, enseñarnos nuevas lecciones y prepararnos mediante fracasos y contratiempos para un futuro muy diferente del que imaginamos.

Al considerar cómo se manifestó la mano del Señor en la vida de la familia Smith, debemos reconocer que Su mano también se manifiesta en la vida de cada uno de nosotros. El buscar la mano del Señor en nuestra vida requiere sensibilidad espiritual y, en muchos casos, tiempo y perspectiva. Afortunadamente, las bendiciones patriarcales, los diarios personales y las historias de la vida de las personas pueden proporcionar un lente que permite ver la forma en que se manifiesta la mano del Señor en nuestra vida.

En una revelación que dio en 1831, el Señor amonestó al mundo: “Y en nada ofende el hombre a Dios, ni contra ninguno está encendida su ira, sino contra aquellos que no confiesan su mano en todas las cosas y no obedecen sus mandamientos” (Doctrina y Convenios 59:21).

Nuestra disposición a obedecer los mandamientos del Señor Jesucristo, especialmente los dos grandes mandamientos de amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, aumentará a medida que busquemos y reconozcamos la mano del Señor en nuestra vida y en preparar el mundo para la restauración de la Iglesia de Jesucristo. Es “una obra maravillosa y un prodigio” (2 Nefi 25:17).

El Señor ya está preparando el mundo para Su segunda venida, tal como lo preparó para la restauración de Su evangelio eterno. Nuevamente, Su mano se percibe no solo en los acontecimientos de cambio histórico, sino también en la vida de las personas.

Cuando José Smith fue a la arboleda, a la que ahora llamamos sagrada, iba en busca de perdón y dirección en su vida17. En cierto sentido, estaba respondiendo a la invitación inspirada del Señor registrada en el Evangelio según Mateo:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

“Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.

“Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28–30).

Testifico que desde el principio, la mano del Señor preparó el mundo para la restauración del “evangelio […] verdadero, puro y sencillo” de Jesucristo, las “doctrinas de salvación de Cristo” que están al alcance de todos los hijos de Dios18. También testifico que la mano del Señor está en nuestra vida personal, invitándonos a seguirlo, a servir a los demás y a amarlo mientras prepara el mundo para Su gloriosa segunda venida.

Notas

  1. Véase Brigham Young, en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 579; véase también Brigham Young, “Remarks”, Deseret News, 26 de octubre de 1859, pág. 266.

  2. El transporte, la comunicación, la ingeniería y los avances médicos son una parte importante de la preparación del Señor para la restauración de Su evangelio e Iglesia.

  3. Véase L. D. Reynolds y N. G. Wilson, Scribes and Scholars: A Guide to the Transmission of Greek and Latin Literature, cuarta edición, 2013.

  4. Por ejemplo, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, las Actas oficiales del Parlamento británico, los rollos de la Torá utilizados en las sinagogas judías y los diplomas de algunas universidades.

  5. Véase Timothy H. Lim y John J. Collins, The Oxford Handbook of the Dead Sea Scrolls, 2010, y Bruce M. Metzger y Bart D. Ehrman, The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption, and Restoration, cuarta edición, 2005.

  6. Thomas A. Wayment, The New Testament: A Translation for Latter-day Saints, A Study Bible, 2019, pág. 2.

  7. Véase Diana Childress, Johannes Gutenberg and the Printing Press, 2008.

  8. Véase, por ejemplo, M. Russell Ballard, “El milagro de la Santa Biblia”, Liahona, mayo de 2007, págs. 80–82.

  9. Véase Elizabeth L. Eisenstein, The Printing Press as an Agent of Change, 1980, pág. 703.

  10. Véase James Carleton Paget y Joachim Schaper, editores, The New Cambridge History of the Bible, tomo I, From the Beginnings to 600, 2013; véanse también los tomos II–IV.

  11. Esta traducción latina del siglo IV se convirtió en la versión oficial de la Iglesia católica; véase Richard Marius, Martin Luther: The Christian between God and Death, 1999.

  12. Véase David Daniell, William Tyndale: A Biography, 1994.

  13. El cadáver de Tyndale luego fue quemado en la hoguera.

  14. La traducción al inglés de William Tyndale, aunque no se reconoce, se conserva en la versión del rey Santiago de la Biblia de 1611.

  15. Véase David Norton, The King James Bible: A Short History from Tyndale to Today, 2011.

  16. Véase Santos, tomo I: El estandarte de la verdad, 1815–1846: La historia de La Iglesia de Jesucristo en los Últimos Días, 2018, pág. 6.

  17. Véase “Relatos de la Primera Visión”, Temas del Evangelio, topics.ChurchofJesusChrist.org.

  18. Véase Joseph F. Smith, en M. Russell Ballard, “El evangelio verdadero, puro y sencillo de Jesucristo”, Liahona, mayo de 2019, pág. 29.