“Ha recibido su investidura. ¿Y ahora qué?”, Liahona, diciembre de 2023.
Ha recibido su investidura. ¿Y ahora qué?
¿Qué sigue después de haber recibido la investidura en la Casa del Señor?
¡Felicidades! Ha dado un gran paso en la “senda de los convenios de regreso a casa con nuestros padres celestiales y con aquellos a quienes amamos1. Nuestro Padre Celestial tiene mucho reservado para usted.
Regrese al templo tan frecuentemente como le sea posible
Ahora que ha recibido su propia investidura, ¡vuelva tan a menudo como pueda! Tal vez todavía esté desarrollando su testimonio del templo, lo cual está bien. No es necesario que entienda todo ahora. Su comprensión y relación por convenio con Dios aumentarán a medida que regrese al templo.
Si vive cerca de algún templo, tenga cuidado de no dejar que “la sencillez de la manera, o por ser tan fácil” (1 Nefi 17:41) le impida regresar a menudo. El élder Richard G. Scott (1928–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “He visto que muchas veces las personas hacen grandes sacrificios para ir a un templo que les queda muy distante […]. Si tienes un templo a distancia conveniente, alguna insignificancia puede interrumpir tus planes de asistir. Considerando tus circunstancias, establécete metas específicas para ir y participar en las ordenanzas del templo, y después no permitas que nada se interponga en ese plan”2.
Atesore su recomendación
La frecuencia con la que podemos adorar en el templo puede variar, pero cada uno de nosotros puede atesorar la recomendación para el templo. Su recomendación no es solo una constancia de autorización. Refleja la confianza que el Señor tiene en usted al invitarle a Su casa en la tierra. Poseer dignamente la recomendación para el templo indica el deseo que usted tiene de regresar algún día a Su hogar en el cielo. El élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos alentó a vivir diariamente “recomendados al Señor”:
“Su recomendación para el templo refleja la intención profunda y espiritual de que se están esforzando por vivir las leyes del Señor y de amar lo que Él ama: la humildad, la mansedumbre, la constancia, la caridad, el valor, la compasión, el perdón y la obediencia. Y ustedes se comprometen a vivir esas normas cuando firman ese documento sagrado […].
“Al ser ‘recomendados al Señor’ se nos recuerda lo que se espera de un Santo de los Últimos Días que guarda sus convenios”3.
Aprecien el gárment del templo
Como lo expresó la Primera Presidencia, el sagrado privilegio de vestir fielmente el gárment del templo es “una manifestación externa de un compromiso interior de seguir al Salvador Jesucristo”4.
Podemos considerar con gozo el llevar el gárment del templo adecuadamente como “la manera que el Señor tiene de dejarnos llevar con nosotros parte del templo cuando salimos de él […], y aunque no podemos estar siempre en el templo, una parte de él puede estar constantemente con nosotros para bendecir nuestra vida”5.
El Padre Celestial le ha dado un gran don (eso es lo que significa “investidura”). Usar y hablar respetuosamente del gárment del templo son maneras sencillas de mostrar gratitud por ese don.
Sea fiel
La fidelidad no significa que siempre rebosemos del Espíritu del Señor. Significa que perseveramos con fe, aun cuando no estemos seguros. El Señor ha garantizado grandes bendiciones a quienes lo elijan a Él.
“Sois niños pequeños, y todavía no habéis entendido cuán grandes bendiciones el Padre tiene en sus propias manos y ha preparado para vosotros;
“… no obstante, sed de buen ánimo, porque yo os guiaré. De vosotros son el reino y sus bendiciones, y las riquezas de la eternidad son vuestras” (Doctrina y Convenios 78:17–18).
El presidente Russell M. Nelson ha agregado lo siguiente a esas promesas:
“Les prometo que, con el tiempo, el templo se convertirá en un lugar de seguridad, consuelo y revelación”6.
“Les prometo que conforme aumenten el tiempo que pasen en el templo y en la obra de historia familiar, aumentará y mejorará su capacidad de escucharle a Él”7.
“Aprecien y honren sus convenios por encima de todos los demás compromisos. Conforme dejen que Dios prevalezca en su vida, les prometo mayor paz, confianza, gozo y, sí, descanso”8.
Cada una de esas bendiciones será suya a medida que se esfuerce por seguir desarrollando su relación por convenio con el Padre Celestial y Jesucristo: la relación más importante de su vida.