2023
Enfrentar la adversidad no significa que las cosas hayan salido mal
Diciembre de 2023


Solo para la versión digital: Jóvenes adultos

Enfrentar la adversidad no significa que las cosas hayan salido mal

Al enfrentarme a una prueba tras otra, en lugar de eliminar los problemas, Dios me bendijo con fortaleza y esperanza.

un hombre leyendo un libro

Cuando era adolescente, enfermé de gravedad. Mis padres no tenían dinero suficiente para enviarme al hospital, así que fuimos de iglesia en iglesia buscando a alguien que me ayudara, pero nadie pudo. Al cabo de un tiempo desistimos y me quedé sufriendo tanto física como emocionalmente.

Recuerdo que me preguntaba: “¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Por qué estoy aquí? ¿Acaso son reales los milagros?”.

Cuando tenía un poco de fuerzas durante esa enfermedad, leía libros religiosos de diferentes denominaciones, intentando encontrar respuestas y paz. Un día oré en silencio a Dios y le hablé acerca del deseo que tenía de unirme a una iglesia, ¡pero no sabía a cuál!

Un año después, me recuperé físicamente, pero aún tenía muchas preguntas. Un día, vi a mi hermano hablando con dos jóvenes que vestían camisas blancas. Me invitaron a mí y al resto de mis hermanos a unirnos a su conversación.

Esa fue la primera vez que escuché sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y el Libro de Mormón.

Esa misma semana, nos invitaron a asistir a una reunión de la iglesia y pronto me invitaron a ser bautizado. Acepté sin dudarlo. He sido miembro desde entonces y con el tiempo tuve el privilegio de servir en una misión de tiempo completo.

Sin embargo, hubo ocasiones en las que me enfrenté a la oposición de familiares, amigos y otras personas que me rodeaban. Algunos de ellos trataron de desanimarme, humillarme e insultar mi nueva fe, pero, a pesar de las dificultades, yo seguí adelante.

La adversidad nos permite crecer

Mi experiencia al unirme a la Iglesia me enseñó que a veces las personas buenas pasan por momentos difíciles. La adversidad y las pruebas pueden hacer que nos sintamos inseguros en cuanto al futuro y, a veces, incluso dudamos de nuestro potencial o de si estamos en la senda correcta. Sin embargo, aprendí que la adversidad que yo estaba afrontando no se debía a que hubiera hecho algo malo. De hecho, era todo lo contrario.

Experimenté adversidad porque esta forma parte del plan de Dios.

El Señor dijo a José Smith: “Y si eres echado en el foso o en manos de homicidas, y eres condenado a muerte […], si las puertas mismas del infierno se abren de par en par para tragarte, entiende, hijo mío, que todas estas cosas te servirán de experiencia, y serán para tu bien” (Doctrina y Convenios 122:7).

Durante nuestro trayecto terrenal podemos experimentar pruebas, decepciones, tristeza, enfermedades u otras aflicciones, pero no podemos rendirnos ni abandonar la senda del Evangelio. Esas dificultades son las que nos permiten llegar a ser más semejantes a Dios.

Dios nos ama y responde a nuestras oraciones

Al describir su experiencia al orar a Dios, Enós dijo: “Y mi alma tuvo hambre; y me arrodillé ante mi Hacedor, y clamé a él con potente oración y súplica por mi propia alma; y clamé a él todo el día” (Enós 1:4).

Al igual que Enós, yo había orado sinceramente cuando luchaba contra una enfermedad cardíaca y, más tarde, cuando enfrenté oposición por unirme a la Iglesia. Dios respondió mis oraciones brindándome el consuelo y la esperanza que necesitaba durante cada experiencia.

Aunque Él no necesariamente curó mi enfermedad cardíaca ni impidió que la gente me persiguiera por unirme a la Iglesia, me envió consuelo y esperanza especiales que me ayudaron a mantenerme fuerte en la senda de los convenios.

Paz después de la tormenta

Sé que estamos aquí en la tierra para aprender, crecer y prepararnos para reunirnos con Dios. Estoy feliz de que mi adversidad me haya llevado a aceptar el Evangelio, a conocer mi verdadera identidad y a estar al servicio de los hijos de Dios. Agradezco no haberme rendido cuando me enfrenté a la adversidad por unirme a la Iglesia. Desde entonces, he tenido la bendición de haber sido aceptado en la Universidad Brigham Young–Idaho y pude servir como misionero de BYU–Pathway Worldwide.

Dios nos dirigirá, nos purificará y nos conducirá a nuestro destino divino que Él ha preparado especialmente para cada uno de nosotros. Sé que al permanecer en Su senda de los convenios, hallaremos felicidad tanto en esta vida como en la venidera.