Publicación semanal para jóvenes adultos
¿Puedo tener un sentido de pertenencia en el hogar cuando mi familia no acepta el Evangelio?
Marzo de 2024


Solo para la versión digital: Jóvenes adultos

¿Puedo tener un sentido de pertenencia en el hogar cuando mi familia no acepta el Evangelio?

¿Cómo puedo tener un sentido de pertenencia en una familia que está en contra de la Iglesia?

Manos entrelazadas

Sé lo que es tener familiares con opiniones negativas sobre el Evangelio de Jesucristo. Se siente soledad, es tenso y estresante. Puede hacer que te preguntes si te aman.

Gran parte de mi familia no cree en el Evangelio y uno de mis hermanos habla abiertamente en contra de él. Incluso conforme me he esforzado por sentir que pertenezco en mi propio hogar, he encontrado gozo en el plan del Padre Celestial para la familia.

Estas son algunas de las cosas que he aprendido.

Lo que no debes hacer: Aislarte

Al principio, pensaba que la única forma de evitar el duro sentido de no pertenecer era cortar los lazos con la familia que amo.

ESO NO ES CIERTO.

El Padre Celestial me recordó que la familia es esencial en Su plan. Él quería que continuara amando a mis familiares. Dicho esto, Él no quiere que nos quedemos si nuestras circunstancias se vuelven abusivas.

Sin embargo, permanecer cerca puede ser difícil con tantas emociones implicadas.

En cambio: Ama

A veces nos sentimos marginados entre quienes son negativos hacia lo que creemos.

El día en que mi hermano me dijo que me odiaba porque yo creía en el Evangelio fue uno de mis días más difíciles. Puede que tengamos familiares que no puedan amarnos, pero podemos consolarnos con las palabras de Pedro: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el espíritu de gloria y de Dios reposan sobre vosotros” (1 Pedro 4:14).

El Salvador nos ha pedido que elijamos el amor (véase Juan 15:17), incluso “si el mundo os aborrece […] porque no sois del mundo” (Juan 15:18–19). Centrarse en amar a esos familiares podría disminuir los sentimientos de soledad.

Puede ser tentador rendirse, pero recuerda que la paciencia y la confianza en Dios pueden cambiar las relaciones. Él puede obrar milagros a través de ti.

Me llevó mucho tiempo, pero conforme confié en Dios y con paciencia mostré amor a mi hermano, él empezó a ver más allá de su odio hacia la Iglesia. Nuestra relación no es perfecta, pero mis oraciones son respondidas paso a paso a medida que pongo el amor en primer lugar.

En cambio: Sé pacificador

Aunque no queremos alejarnos de nuestras familias, debemos retirarnos ante cualquier señal de contención. Cuando termine la contención, podemos volver a intentarlo. Cristo respondía a menudo a la contención con el silencio (véase Mosíah 14:7), pero, como enseñó el élder Robert D. Hales (1932–2017), del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Para responder como Cristo lo haría no hay un texto fijo ni una fórmula. El Salvador respondió de manera diferente en cada situación”1. Así que, sigue la guía del Espíritu.

Permanecer en silencio como el Salvador muestra tu voluntad de escuchar. Puedes tratar de entender el punto de vista de los demás mientras te mantienes fiel a tus normas.

Después de escuchar, trata de describir algunos de tus sentimientos. Cuando le dije a mis familiares que las cosas que decían me molestaban, respondieron con amor. Hablamos de cómo respetarnos mejor mutuamente y evitar futuras disputas.

Como dijo el élder Walter F. González cuando era miembro de los Setenta: “Es mucho lo que la buena comunicación puede lograr para aliviar cualquier tensión que surja”2.

Lo que no debes hacer: Caer

Tal vez sientas que la única manera de tener un sentido de pertenencia en tu familia es dejar la Iglesia.

ESO NO ES CIERTO.

En cambio: Ejerce la fe

Algunas personas que no están de acuerdo con el Evangelio podrían tratar de hacerte sentir culpable por creer. Cuando mi hermano dejó la Iglesia, nuestra familia sintió que nos pedía que eligiéramos entre él y la Iglesia. La mayor parte de mi familia lo eligió a él y también se fue.

A pesar de esa presión, aprendí a decir: “Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído” (2 Timoteo 1:12).

Sé quién es Dios y elijo confiar en Él. Esa fe me ha ayudado a fortalecerme.

En cambio: Encuentra a hermanos y a hermanas en Cristo

Como dijo el élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “En la Iglesia de Jesucristo, hallará[s] una familia de personas que no son tan diferentes a [ti]”3.

Tus hermanos y hermanas en Cristo comprenden tu amor por el Evangelio y pueden alentarte a acercarte más a Él. Ellos pueden darte el sentido de pertenencia que estás buscando.

Lo que debes hacer: Confía en el Padre Celestial y en Jesucristo

El élder González también enseñó: “Incluso el Salvador tuvo familiares que no compartían todas Sus creencias. En la Biblia leemos: ‘Pues ni aun sus hermanos creían en él’ (Juan 7:5)”4.

Jesucristo comprende tus desafíos. Acude a Él para recibir sanación. En Predicad Mi Evangelio, el élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, prometió que “todo lo que sea injusto en la vida podrá corregirse por medio de la Expiación de Jesucristo”5. A pesar de nuestros deseos de pertenecer, la verdad es que a menudo no encajaremos con los demás si somos seguidores de Dios. Él nos ha llamado Su pueblo adquirido por una razón (véanse 1 Pedro 2:9; Deuteronomio 14:2), pero debido a nuestra relación por convenio con Él, siempre le perteneceremos, y eso es lo que realmente importa.