Conferencia de maestros de religión del SEI
Los esfuerzos del departamento y de las personas para comunicar los mensajes proféticos


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Los esfuerzos del departamento y de las personas para comunicar los mensajes proféticos

Conferencia de maestros de religión del SEI, junio de 2024

Hermano Scott Esplin: Gracias a todos los que ya han hecho sus presentaciones, y bienvenidos a la Universidad Brigham Young. Me llamo Scott Esplin. Soy el Decano de Educación Religiosa en BYU y estoy agradecido por tenerlos a todos ustedes en el campus hoy y participando, especialmente con algunos queridos amigos aquí en esta mesa redonda. Como ya se mencionó, estamos trabajando para llegar a ser un sistema y estoy agradecido por trabajar con estos buenos hombres y con todos ustedes en este sistema. Cuando la conferencia de maestros de religión se reunió por primera vez, creo que hace dos años, primero con el Comité de Maestros, el presidente Holland entró en la sala y dijo, si no recuerdo mal: “Nos hemos llamado a nosotros mismos un sistema durante mucho tiempo. Es hora de que empecemos a actuar como tal”. Empezar a actuar como tal, sí. Estoy agradecido por estar con todos ustedes aquí.

A modo de presentación, a mi izquierda está Rory Bigelow, administrador adjunto de Seminarios e Institutos. A su izquierda está David Peck, decano de la Facultad de Educación y Desarrollo Humano de BYU-Idaho. Nuestra educación religiosa es un departamento dentro de esa facultad, y Dave es un integrante del cuerpo docente. Estoy muy agradecido por tenerlo con nosotros, Dave. Aaron Shumway se une a nosotros desde Laie, donde es director de educación religiosa en BYU-Hawái. También presento y doy la bienvenida a Brad Streeter, él es el director de servicios audiovisuales de la Oficina de Informática de la Universidad Brigham Young, ingeniero de sonido y diseñador audiovisual desde hace diecisiete años. Él nos va a ayudar con la presentación.

Solo a modo de introducción, durante la transmisión anual de 2023 el élder Gilbert, como se dijo hoy, hizo hincapié en los énfasis proféticos y nos animó a encontrar maneras de incorporarlos en el salón de clase. Al año siguiente, en la reciente transmisión de enero de 2024, añadió: “Agradezco que tantos de ustedes aceptaron esas invitaciones y buscaron maneras de [amplificar] las palabras de nuestros profetas y Apóstoles a los jóvenes adultos de la Iglesia. De manera básica, se ha pedido al cuerpo docente de Instituto y de Religión actualizar el programa de su curso Enseñanzas de los profetas vivientes para que incluya el énfasis profético reciente para los jóvenes adultos. Muchos de ustedes también han reconocido cómo las palabras de los profetas vivientes pueden reforzar y [amplificar] otros cursos basados en las Escrituras”. Como mesa redonda, se nos ha pedido que analicemos las formas en que, como departamentos e individualmente, hemos estado incorporando los énfasis proféticos en el salón de clase, en nuestros cursos y en nuestra vida. El élder Gilbert continuó: “Tenemos la responsabilidad de conocer y [amplificar] esos mensajes. Hermanos y hermanas, nuestros jóvenes adultos viven en tiempos peligrosos, pero el Señor ha preparado profetas que tienen el llamamiento y la capacidad para decir: ‘Habla, [Señor], que tu siervo escucha’”.

Queríamos centrar hoy la mesa redonda en la naturaleza y la elección de la expresión del élder Gilbert de amplificar los mensajes proféticos, y ese es el motivo de invitar a Brad. El élder Gilbert usa la palabra “amplificar” ocho veces en su discurso y por eso hemos invitado a Brad Streeter, para que nos hable sobre lo que significa, lo que es un amplificador y los atributos que tiene. Reconozco que mientras esta mañana pensaba en la mesa redonda, recordé la canción de Plaza Sésamo: “Una de estas cosas no es como las otras”. No voy a decir que uno de ellos no debería estar aquí porque, sin duda, Brad pertenece a esta mesa redonda. Es el único de nosotros que realmente sabe cómo funciona un amplificador. Así que, Brad, ¿quiere hablarnos de un amplificador y de algunos de sus atributos?

Hermano Brad Streeter: Claro. Hay un amplificador en la mayoría de los dispositivos electrónicos que tenemos hoy en día. No es más que un circuito electrónico que toma una señal de entrada y la aumenta mediante una fuente de alimentación externa. En una situación ideal, la señal de entrada de un amplificador es idéntica a la de salida. En el sector audiovisual utilizamos un amplificador para tomar una fuente de entrada, como un micrófono, aumentar su amplitud, o su tamaño, y poder enviarla a través de una fuente de salida, como un altavoz. Hay una serie de atributos o cualidades de un amplificador que pueden medirse y que los fabricantes especifican o publican en una especificación eléctrica. Eso es lo que utilizamos cuando seleccionamos un amplificador. Cuatro de esos atributos son de particular interés para nosotros: la ganancia, la eficiencia, la linealidad y el ruido.

Hermano Esplin: Gracias, Brad. Hoy vamos a hablar de aplicar los principios de un amplificador al contexto de la educación religiosa. ¿De qué manera afecta la ganancia a nuestra capacidad de amplificar los mensajes proféticos? ¿Y a nuestra capacidad de amplificar los mensajes proféticos? ¿Cómo podemos influir en nuestra linealidad o mejorarla? Y, por último, ¿qué efectos del ruido pueden afectar a nuestra capacidad de amplificar los mensajes proféticos? Brad, ¿quiere darnos un ejemplo de ganancia y lo que podría significar para un amplificador?

Hermano Streeter: Claro. La ganancia indica cuánto se puede amplificar una señal. Puede ser tan pequeña como la de un par de auriculares o millones de veces mayor para poder transmitir el sonido a un gran estadio. Esto no solo nos permite superar el ruido del estadio, sino también recorrer la distancia de un extremo a otro del estadio.

Hermano Esplin: Gracias, Brad. Mientras conversábamos sobre esto, él y yo y el resto de la mesa redonda, él empleó la frase “basura que entra, basura que sale”. Solo se obtiene una producción de salida tan efectiva como aquello que se aporta de entrada. Tal como hemos hablado y pensado, como educadores religiosos que somos, estoy agradecido por mis colegas que han demostrado la capacidad de aumentar la ganancia en la amplificación de los mensajes proféticos. Tengo una serie de colegas que han encontrado maneras de incorporar mensajes proféticos en sus clases; sus programas de estudio; sus asignaciones, como el presidente Reese mencionó anteriormente hoy; y su vida personal. He sido testigo de cómo mis maestros intentan aumentar la ganancia, el aporte de entrada que hacen de los mensajes proféticos para poder amplificar el producto de salida que son capaces de mostrar a los alumnos. Creo, Rory, que usted también tenía algunas ideas al respecto.

Hermano Rory Bigelow: Sí, he estado pensando: ¿qué puedo hacer yo para aumentar la ganancia —es decir, la señal de entrada— de los profetas, videntes y reveladores? El primer pensamiento que me vino a la mente fue Alma 17:2–3. Aprendimos de los hijos de Mosíah, y cito, que “habían escudriñado diligentemente las Escrituras para conocer la palabra de Dios. Mas esto no es todo; se habían dedicado a mucha oración y ayuno; por tanto, tenían el espíritu de profecía”. Pienso lo siguiente: para que yo pueda aumentar el volumen de salida, necesito aumentar el nivel de entrada en mi vida personal. Hay ciertas cosas que puedo hacer para aumentarlo, para afinar mi oído a fin de escuchar mejor los mensajes proféticos y estudiarlos.

Recuerdo haber estado sentado en una reunión con los maestros de religión y, mientras hablábamos sobre el discurso que estábamos analizando, repasamos algunos de los discursos que se nos ha pedido estudiar. Quedó muy, muy claro que los miembros de ese grupo los habían estudiado, leído, releído y vuelto a estudiar, porque surgió de forma natural, como un derivado de haber estado empapados en ello. Creo que los hijos de Mosíah son un ejemplo perfecto. Para aumentar la ganancia, debemos dirigirnos de manera deliberada a lo que deseamos obtener.

Hermano Esplin: Como nos dijo Brad sobre el amplificador, no es la calidad, necesariamente, de la entrada, sino el amplificador en sí, sus capacidades técnicas. Y nuestro mensaje es… el mensaje del Señor es perfecto a través de Sus profetas, videntes y reveladores; pero yo, como amplificador, necesito estar preparado para efectuar una ganancia positiva. Sí. Creo, Aaron, que iba a compartir algo más sobre la ganancia.

Hermano Aaron Shumway: Bueno, estoy pensando —y Brad, corríjame si me equivoco— pero amplificar un susurro en un estadio va a ser más difícil que amplificar una señal mucho más grande. ¿Es así? En cuanto al tamaño de la entrada, no importa lo mucho que la ganancia…el amplificador podría tener la ganancia mayor de todas, pero si la señal que entra es pequeña, la señal que sale…Tiene sentido, desde el punto de vista de un maestro de religión, cuando el Señor le dijo a Hyrum Smith: “No busques declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla”. Quiero decir, si solo leo estos discursos una vez, si lo entiendo bien, estoy en el nivel de susurro. E incluso si… incluso si trabajo mucho en el salón de clase, simplemente no tengo mucho con qué trabajar. Así que ese mensaje a Hyrum me deja pensando. Primero, procura obtener. Como dijo Rory, necesitamos estar inmersos en esto para que la ganancia que tengamos genere una salida aún más poderosa.

Hermano Streeter: Francamente, el amplificador tiene que hacer menos trabajo si se le da más entrada.

Hermano Esplin: Gracias, Brad. Dirijamos la atención durante unos minutos a la eficiencia. Brad, ¿puede hablarnos de la eficiencia y lo que significa para un amplificador?

Hermano Streeter: Claro. Básicamente, los amplificadores tienen que utilizar una señal eléctrica para generar una señal a partir de ella. Algunos amplificadores lo hacen mejor que otros. Y, francamente, si no lo hacen bien, lo normal es que liberen calor, a veces mucho calor. En realidad, se trata de lo bien que el amplificador utiliza la potencia que se le aplica.

Hermano Esplin: Gracias. Aaron, ¿qué piensa sobre cómo se relaciona esto con nosotros como maestros de religión? La eficiencia.

Hermano Shumway: Gracias. Me lo tomo como algo muy personal. Recuerdo una cita del élder Maxwell que decía: “Ustedes enseñan lo que son”. Cuando pienso en la eficiencia, si soy un amplificador, no quiero hacer nada que convierta esta maravillosa señal en calor. Eso no es útil en la salida. Hay principios para preservar esa potencia. Y pienso específicamente en Doctrina y Convenios 121. Si permito que mis entrañas rebosen de caridad, si permito que la virtud engalane mis pensamientos incesantemente, si permito que la doctrina del sacerdocio o del Evangelio destile sobre mi alma, si me esfuerzo por tener al Espíritu Santo como mi compañero constante, soy un preservador y no un agotador de poder. Curiosamente, esa misma sección me da algunas ideas sobre el agotamiento del poder. Voy a cambiar las palabras y todos lo reconocerán. En el contexto de la educación religiosa, como amonestación para mí mismo, me advierte de que si busco cubrir mi falta de preparación o gratificar mi capacidad para mantener cautivados a los alumnos o ejercer cualquier otro tipo de control en el aula de forma injusta y en mi estilo de gestión de la clase, estoy agotando mi poder. Mi eficacia como amplificador disminuye mucho.

Hermano Esplin: A veces hacer eso también aumenta el calor en la vida personal de los alumnos y ellos nos lo devuelven de diversas maneras.

Hermano Shumway: Sí, bueno, nadie quiere oír a una persona enardecida. Exactamente. Si eso es calor.

Hermano Esplin: Gracias. Dave, ¿qué piensa acerca de la eficiencia?

Hermano David Peck: Bueno, solo para añadir a lo que Aaron compartió, me siento inspirado al codearme con maestros que están buscando silenciosa y humildemente ser ese tipo de persona a la que están tratando de dirigir a sus alumnos. Transitan la senda por la que guían a sus alumnos, llenando sus vidas de luz, de gozo. Estudian, se sumergen en el Evangelio y en las palabras del profeta. Simplemente veo ese poder aumentar en ellos; yo lo percibo y sus alumnos también. Todos nos sentimos bendecidos por ello.

Hermano Esplin: Gracias, Dave. Rory, usted tiene algunas experiencias, creo, en lo que se refiere a la comunicación del lenguaje, a su adquisición. Háblenos al respecto.

Hermano Bigelow: Creo que cualquiera que haya aprendido un idioma extranjero entenderá esto, que llegamos a ser… la persona que está aprendiendo un idioma extranjero puede inhibir y reducir la eficacia de la traducción, o puede mejorarla. Le pregunté a mi hijo si podía darme permiso para compartir lo siguiente, y me dijo que sí. Él prestó servicio en la Misión Bélgica/Países Bajos y fue llamado a servir en habla portuguesa. Una de las funciones que tenía era traducir del neerlandés al portugués en la reunión sacramental. Dijo que llevaba dos o tres meses en la misión y que su nivel de comprensión del idioma de origen, el neerlandés, era mucho menor que el idioma de destino, el portugués. Mencionó que una vez un hermano fue a dar su testimonio —era una reunión de ayuno y testimonio— y hablaba muy rápido. Mi hijo dijo: “No pude hacerlo. No podía seguir el ritmo”. Entonces dijo al traducir al portugués: “Ahora oiremos del élder Renlund”, y empezó a leer un discurso de la conferencia en portugués para la persona para la que traducía. No se le ocurrió nada mejor porque no entendía neerlandés. Es decir, ¿con qué frecuencia la ineficiencia…?

Me gusta cómo lo dijo, Aaron. Hay otro elemento que conduce a la ineficiencia, y es mi falta de habilidad y capacidad. Si no he pagado un precio por entender las lenguas de origen y de destino, entonces mi incapacidad se interpone en el mensaje. Pienso que, si se está hablando un idioma, si se está enseñando el Evangelio como misionero a tiempo completo y no puede hablar el idioma, el Espíritu Santo —todos sabemos esto—, el Espíritu Santo compensará toda la diferencia. Pero si ellos nunca se preocupan de lo inexacta que es mi gramática ni de mi incapacidad para hablar el idioma, entonces no enturbio el camino hacia el Salvador. Creo que esa es otra cosa que pensamos en términos de: ¿Cómo puedo ser más eficiente? Tengo que pagar un precio, y tengo que ser mejor.

Hermano Esplin: Estoy agradecido por tantos de nuestros colegas que han pagado ese precio, según he observado los últimos dos años, siguiendo la invitación del élder Gilbert. Brad nos habló de la linealidad. ¿Cómo afecta a un amplificador?

Hermano Streeter: Sí. La linealidad es realmente una representación de lo bien que la salida del amplificador coincide con la entrada. Como he dicho antes, en un amplificador ideal, la salida sería idéntica a la entrada, pero a mayor escala. Estoy seguro de que muchos de ustedes han escuchado algún audio malo. Van a escuchar un extracto de audio que representa algunas de las cosas que realmente se pueden introducir por un amplificador que distorsiona la calidad del audio que se produce en la salida.

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Presidente Russell M. Nelson: Mis queridos hermanos y hermanas, hoy es un día histórico para el presidente Dallin H. Oaks y para mí. Hace cuarenta años, el 7 de abril de 1984, fuimos sostenidos al Cuórum de los Doce Apóstoles.

[Fin del video]

Hermano Streeter: Espero que no lo hayan experimentado demasiado, pero mi suposición es que probablemente sí.

Hermano Esplin: Lo dice el director de audiovisuales. Gracias, Brad. Dave, háblenos de sus ideas sobre la linealidad en relación con los maestros de religión. Adelante.

Hermano Peck: Gracias, gracias, Scott, y gracias, Brad, por ese ejemplo. Me he divertido sumergiéndome en este tema de la amplificación y he aprendido mucho de mis colegas mientras estudiaba específicamente la linealidad un poco para el análisis de hoy. Me encontré con una definición que me pareció bastante interesante y que aportó algo de luz. Dice así: linealidad es el cambio proporcional de la señal de salida respecto a la señal de entrada. Lo diré otra vez: el cambio proporcional de la señal de salida respecto a la señal de entrada. En otras palabras, la señal de salida es fiel a la de entrada, y eso fue realmente profundo para mí como maestro de religión. La pregunta que podríamos hacernos sería: ¿Soy fiel a las señales proféticas que he estado recibiendo? ¿Me ajusto cuando y como lo hace el profeta? O, en otras palabras, ¿estoy alineado? Para mí, ese es un concepto muy profundo, y quizás podría tomar prestada la descripción que Ammarón hace del joven Mormón. ¿Somos prestos para observar? A veces, cuando se trata de desalinearse, puede colarse tan sutilmente, incluso si es tan imperceptible, pero puede colarse poco a poco, fácilmente, si no tenemos cuidado.

Recordé una invitación que el élder Uchtdorf nos hizo hace algunos años que creo que se relaciona con este tema y sus palabras: “Debemos verificar con regularidad nuestra posición en ese curso trazado y asegurarnos de que no nos estemos apartando lentamente de él. Cuanto más atesoremos las Escrituras y las palabras de los profetas y las apliquemos, tendremos una mayor capacidad de reconocer cuando nos estemos distanciando, aunque solo sean unos grados”. Eso me llamó la atención: una cuestión de unos pocos grados importa de verdad.

Permítanme compartir un pasaje más del capítulo siete de Juan. Aquí vemos muy bien lo que creo que es un ejemplo perfecto de cómo se ve la alineación. Y el Salvador mismo enseñó esto: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió”. En ninguna de las preguntas que encaró hubo desviación alguna. Estoy muy agradecido por ese ejemplo. Con eso en mente, estos son algunos pensamientos que tuve, que me ayudaron. Perfecta. Linealidad perfecta. Gracias.

Hermano Esplin: Pensé en, como le ocurre a una onda de sonido, a veces, si no tengo cuidado, elijo un segmento, una pieza, una muestra de un mensaje profético y lo saco de contexto. Yo lo hago. Puedo cometer ese error al enseñar las Escrituras, con los mensajes proféticos. Para estar en sintonía con la linealidad, necesito asegurarme de que se alinea perfectamente con la entrada, el mensaje que se me dio. Anoche tuve una experiencia con uno de mis hijos. Mi hijo menor tiene diez años y hace unas semanas que le faltan sus auriculares, así que anoche oró para encontrarlos, y encontró unos auriculares —los de su hermano mayor— que le faltaban desde hacía unos dos meses. Tuvimos esta conversación sobre estar un poco más en sintonía en términos de especificidad en sus oraciones o, digamos, pedir con exactitud. Pensé en el concepto de la linealidad. Él no estaba perfectamente alineado con lo que estaba pidiendo en la oración. Necesita los auriculares azules que llevan desaparecidos un tiempo, no los de su hermano, que llevaban desaparecidos varios meses; así que seguimos buscando. Bien. Rory, ¿tiene alguna idea al respecto? ¿Alguna otra idea o…?

Hermano Bigelow: Sí, cuando hablamos de esto antes, no podía dejar de pensar en términos de lo que nos han enseñado hasta ahora, de lo que el élder Neil L. Andersen nos enseñó el año pasado en Seminarios e Institutos sobre el poder de Jesucristo y su doctrina pura. Él dijo esto que voy a leer: “Algunas personas ponen en duda su fe cuando encuentran una declaración que un líder de la Iglesia ha hecho hace décadas y que parece estar en desacuerdo con nuestra doctrina. Hay un importante principio que gobierna la doctrina de la Iglesia. Todos los quince miembros de la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce enseñan la doctrina; no está escondida en un oscuro párrafo de un discurso. Muchos enseñan con frecuencia principios verdaderos”. Y luego esta cita: “Nuestra doctrina no es difícil de encontrar”. Creo que la linealidad perfecta lo es en el sentido de que estamos alineados con la doctrina que enseñan los quince miembros de la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles.

Hermano Esplin: Su mensaje completo, su contexto completo, lo que están compartiendo. Gracias, Rory. Brad, ¿quiere hablarnos del cuarto? Háblenos del ruido. ¿Qué significa para un amplificador?

Hermano Streeter: Claro. El ruido es una medida de la señal no deseada que introduce el amplificador en la salida. A menudo, y sobre todo en el ámbito audiovisual, afecta a la forma en que oímos y entendemos la señal de audio.

Hermano Esplin: Gracias. Rory, sé que ha reflexionado sobre esto. ¿Qué significa el ruido para un maestro de religión?

Hermano Bigelow: Pienso en todos ellos y, evidentemente, al pensar en mí mismo y hacer una autoevaluación y mirar a cada uno de ellos, creo que el ruido es el que es casi imperceptible en nuestra propia vida. Puede provenir internamente del propio amplificador, pero también puede provenir externamente de las condiciones en las que se encuentra el amplificador. Lo imagino en términos del primer pasaje de las Escrituras que me vino a la mente, Mateo 14, con el Salvador caminando sobre las aguas. Ustedes lo conocen. [Pedro] ve al Salvador, y Jesús le dice: “Ven”. Ya saben: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas”. Y el Salvador dice: “Ven”. “Y descendió Pedro de la barca y anduvo sobre las aguas para ir a Jesús”. Pienso en la clase de fe, concentración y confianza que debe haber necesitado el Salvador para ver a Pedro y decirle: “Ven”. Me pareció extraordinario que Pedro lo hiciera.

Todos conocemos el versículo 30: “Mas al ver el viento fuerte, tuvo miedo y, comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!”. Pienso en términos de un amplificador: si permito que el viento, que no es mi objetivo, se interponga en mi camino, casi se lleva mi mensaje, se convierte en una especie de parásito. Se adhiere y, tanto si creo que estoy amplificando la voz de los profetas como si no, puede que haya permitido que pensamientos e influencias externas incidan en mi forma de enseñar. Si no tengo cuidado, puedo encontrarme enseñando algo que no es esencial para el mensaje, y esa no era la intención del autor, un miembro del Cuórum de los Doce. Y entonces voy y lo adorno con mi propia opinión, o tal vez con lo que me dicen las redes sociales, y eso se convierte en ruido no deseado; es una señal no deseada que a veces se emite. Creo que a veces incluso podemos hacerlo tácitamente, como si pudiéramos hacerlo sin siquiera hablar. Los alumnos pueden hacer comentarios que simplemente dejamos pasar, que no reconocemos, y otros en la clase pueden decir: “Bueno, ya sabe, Hermano Bigelow, vamos a apoyar algo que no creo que sea realmente fundamental para la doctrina”. Veo que el ruido es algo de lo que tenemos que ser muy, muy cuidadosos; no permitamos que se nos cuelen mensajes no deseados.

Voy a compartir esto también. Creo que es un ejemplo perfecto del presidente Nelson en cuanto al ruido que podría colarse. En 2018, cuando dio su discurso “El nombre correcto de la Iglesia”, él dijo: “Hermanos y hermanas, hay muchos argumentos del mundo en contra de restaurar el nombre correcto de la Iglesia. Piensen en el ruido externo que pudo haber influido en el cambio de nombre, en el giro hacia la corrección”. Él lo llamó una corrección de rumbo en su discurso. Y añadió: “Quienes critican dicen que no es prudente realizar una corrección a estas alturas. Otras personas creen que, ya que se nos conoce tan extensamente como ‘mormones’ y como la ‘Iglesia mormona’, deberíamos aprovecharlo.

“Si se tratara de un debate sobre la marca comercial de alguna organización hecha por el hombre, tales argumentos podrían prevalecer”. Pienso lo mismo. ¿Con qué frecuencia permitimos que la perspectiva del mundo, como un parásito, se adhiera a un mensaje profético? El presidente Nelson agregó: “Pero en esta cuestión crucial, acudimos a Aquel cuya Iglesia esta es, y reconocemos que los caminos de Jehová no son, y que jamás serán, los caminos del hombre”. Creo que el presidente Nelson es un ejemplo perfecto de no permitir que un ruido no deseado se adhiera a un mensaje profético.

Hermano Esplin: Regresaré para ver si alguien más de la mesa redonda tiene otros pensamientos sobre el ruido, pero recordé algo que el presidente Meredith mencionó antes, cuando citó de la sección 52: “no declarando nada [sino las cosas de los profetas y apóstoles]”. A veces incorporamos otros mensajes aparte de lo que enseñan los profetas y Apóstoles, y eso introduce ruido en el salón de clase.

¿Alguien más tiene otros pensamientos sobre el ruido? Dave, ¿podría compartirlo con nosotros? Vino a mi mente otro pensamiento.

Hermano Peck: Puede ser difícil eliminar el ruido de nuestro mundo. Hay tanto. Me vino a la mente una idea del capítulo 8 de Predicad Mi Evangelio. Siento que en esta sección se nos da un filtro realmente poderoso para reducir el ruido. Se trata de una pregunta sencilla dirigida a los misioneros, pero que se podría adaptar fácilmente a nuestro entorno. Lo reconocerán enseguida. Dice así: “Si no logra ver cómo sus esfuerzos podrían ayudar a una persona a progresar de modo que se refleje en los indicadores clave, evalúe si la actividad supone un buen uso de su tiempo”. Un concepto tan sencillo.

Ahora podríamos reformularlo para nuestro trabajo: si no pueden ver cómo sus esfuerzos en el aula contribuyen a desarrollar discípulos de Jesucristo que son líderes en sus hogares, en la Iglesia o en sus comunidades, evalúen si la actividad es un buen uso de su tiempo. Es una pregunta sencilla; no podemos hacerlo todo. Esta pregunta realmente nos ayuda a encontrar maneras de reducir, simplificar y centrarnos en las cosas que más importan.

Hermano Esplin: Muchísimas gracias. Desde que se nos asignó este tema y nos pusimos a hablar de un amplificador he estado pensando mucho en cómo podría ser mejor; necesito ser mejor. Formas en las que necesito eliminar el ruido en mi vida; formas en las que quiero asegurarme de que mi mensaje está perfectamente alineado, que yo estoy alineado; formas en las que puedo aumentar la ganancia que estoy recibiendo de los mensajes proféticos: y luego formas en las que puedo ser más eficiente en mi entrega. Lo conversamos juntos. Como se dijo antes, como alguien más señaló, vemos esto en los profetas, videntes y reveladores, que amplifican la voz del presidente Nelson. Estoy agradecido a Aaron y a su equipo. Varios de sus alumnos hicieron un montaje que queremos compartir con ustedes de los profetas, videntes y reveladores que amplifican los mensajes del presidente Nelson. Son solo fragmentos de cada uno de los profetas, videntes y reveladores que BYU-Hawái reunió y que nos gustaría compartir.

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Presidente Dallin H. Oaks: “Se nos ha recordado, a través de varios oradores durante esta conferencia, que el presidente Russell M. Nelson con frecuencia se refiere al plan de salvación como la ‘senda de los convenios’”.

Presidente Henry B. Eyring: “En discursos recientes de la conferencia, el presidente Russell M. Nelson enseñó: ‘¡El lugar más seguro desde el punto de vista espiritual es vivir dentro de los límites de sus convenios del templo!’”.

Presidente Jeffrey R. Holland: “A pesar de las profecías aterradoras y de los inquietantes pasajes de las Escrituras que declaran que en general la paz será retirada de la tierra, los profetas, entre ellos, nuestro querido Russell M. Nelson, nos han enseñado que ¡no tiene por qué retirársenos la paz de manera individual!”.

Élder Ronald A. Rasband: “El presidente Nelson tiene un don con las palabras. Él ha dicho: ‘Manténganse en la senda de los convenios’, ‘recojan a Israel’, ‘dejen que Dios prevalezca’”.

Élder Dale G. Renlund: “El ímpetu espiritual ‘se produce a lo largo de toda la vida, al aceptar repetidamente la doctrina de Cristo’. El presidente Russell M. Nelson enseñó que hacer eso crea un ‘ciclo virtuoso […] poderoso’”.

Élder Ulisses Soares: “Nuestro querido profeta, el presidente Russell M. Nelson, nos recuerda estos principios cruciales al decirnos: ‘El templo es el núcleo del fortalecimiento de nuestra fe y fortaleza espiritual porque el Salvador y Su doctrina son la esencia misma del templo’”.

Élder Gerrit W. Gong: “Como enseña el presidente Russell M. Nelson: ‘Todo lo que creemos y cada promesa que Dios ha hecho a Sus hijos del convenio confluyen en el templo’”.

Élder Patrick Kearon: “Recordarán cuando el presidente Nelson hizo la siguiente invitación en la conferencia general. Él dijo: ‘Mientras estudien las Escrituras […], les animo a hacer una lista de todo lo que el Señor ha prometido que hará por el Israel del convenio. ¡Creo que se quedarán asombrados!’”.

Élder Gary E. Stevenson: “¿Cuán importante es ese don? El presidente Russell M. Nelson respondió esa pregunta de modo categórico cuando afirmó que ‘en los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo’”.

Élder Dieter F. Uchtdorf: “El presidente Nelson enseñó: ‘Si tu deseo más grande es dejar que Dios prevalezca [en tu vida], tantas otras decisiones se vuelven más fáciles; ¡tantos problemas dejan de ser problemas!’”.

Élder Quentin L. Cook: “Seguimos el consejo de nuestro amado profeta, el presidente Nelson: elegimos ser ‘pacificadores, ahora y siempre’”.

Élder D. Todd Christofferson: “El presidente Russell M. Nelson nos ha instado a ‘pensar de manera celestial’, que consiste en hacer del Reino Celestial nuestra meta eterna.

Élder Neil L. Andersen: “El presidente Russell M. Nelson declaró: ‘Nuestro Salvador y Redentor, Jesucristo, llevará a cabo algunas de Sus obras más maravillosas entre ahora y cuando vuelva de nuevo’”.

Élder David A. Bednar: “Hace seis meses, en la conferencia general, el presidente Nelson describió la alegría que sintió al descubrir un nuevo significado de la palabra Israel. Nos dijo que su alma se conmovió al aprender que ‘el nombre mismo de Israel se refiere a una persona que está dispuesta a dejar que Dios prevalezca en su vida’”.

[Fin del video]

Hermano Esplin: Gracias, Aaron, por reunir todo eso para nosotros. Nos gustaría concluir tomando como modelo, aplicando o haciendo hincapié en la invitación a amplificar los mensajes proféticos al compartir los mensajes del presidente Nelson que nos hayan llamado la atención en los últimos años. Rory, ¿podría empezar usted? Comparta un mensaje que le gustaría amplificar.

Rory Bigelow: Sí. Encantado. Solo quiero hacer un comentario. Hemos hablado en cuanto a lo que podemos hacer como amplificadores en el salón de clase y cuando interactuamos con los demás, pero creo que también es valioso pensar: ¿qué hacemos para ayudar a los alumnos a ser amplificadores? Una cosa es que nosotros mismos tengamos que hacer algo, pero otra es ayudar a aquellos a quienes amamos y enseñamos a ser también amplificadores de los mensajes proféticos. No queremos padecer del “síndrome de creerse el centro del universo”, ¿verdad?, que pensemos que todo gira en torno a nosotros cuando no es así. Para mí, esta es una cita que el presidente… cómo elegir una sola, ¿verdad? Es del discurso del presidente Nelson titulado “Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas”. La razón por la que lo seleccioné es porque, para mí, se alinea con esta idea de la amplificación, la reducción del ruido, una mayor linealidad, una mayor eficiencia y lo que puedo hacer para aumentar la ganancia.

El presidente Nelson dijo:

“Encuentren un lugar tranquilo a donde puedan ir con regularidad; humíllense ante Dios; derramen su corazón a su Padre Celestial; acudan a Él para recibir respuestas y consuelo.

“Oren en el nombre de Jesucristo acerca de sus preocupaciones, sus temores, sus debilidades, sí, los anhelos mismos de su corazón. ¡Y luego, escuchen! Anoten las ideas que acudan a su mente; escriban sus sentimientos y denles seguimiento con las acciones que se les indique tomar”.

Y luego esto que es fabuloso: “A medida que repitan este proceso día tras día, mes tras mes, año tras año, ‘podrán crecer en el principio de la revelación’”. Para mí esto dice: así es como necesito ser un mayor amplificador. Me dice lo que necesito hacer en mi vida.

Hermano Esplin: Gracias. Gracias por recordarnos cómo podemos ayudar a los alumnos a hacer lo mismo. Bien hecho. Dave, ¿qué seleccionó usted?

Hermano Peck: Sí. Gracias. Un mensaje que me vino a la mente… como he estado pensando en la alineación y la amplificación, mi mente se dirigió a los convenios y al poder, a la capacidad que tienen los convenios de alinearnos con Dios y ayudarnos a conectarnos con Su poder. Esta promesa del presidente Nelson realmente me ha quedado grabada: “Una vez que ustedes y yo hemos hecho un convenio con Dios, nuestra relación con Él se vuelve mucho más estrecha que antes del convenio. Ahora estamos ligados en unión. Debido a nuestro convenio con Dios, Él jamás cejará en Sus esfuerzos por ayudarnos, y nunca agotaremos Su misericordiosa paciencia para con nosotros. Cada uno de nosotros tiene un lugar especial en el corazón de Dios”.

Ese es el mensaje que necesito oír de vez en cuando. Sé que mis alumnos también. Veo algunas manos, ojos y corazones apesadumbrados entre mis alumnos. Se preguntan: “¿Estoy solo? ¿Alguien me conoce? ¿Alguien está al tanto de mí?”. Me encanta testificarles, como lo ha hecho el presidente Nelson, ustedes son conocidos por Él, son amados y Él escucha y contesta sus oraciones. Y sé que Él envió a Su Hijo para salvarnos, y Su querido profeta está aquí para señalarnos al Salvador y Su poder redentor. Y eso ha bendecido mi vida. Así que, gracias.

Hermano Esplin: Aaron, ¿qué seleccionó usted?

Hermano Shumway: Bueno, me encanta observar al cuerpo docente. Como se ha dicho, es un privilegio maravilloso codearse con personas que tratan de tomar en serio estos mensajes, y he aprendido mucho de ellos. Mientras observo cómo cada miembro del cuerpo docente intenta interiorizar, utilizar y amplificar estos mensajes proféticos, imagino todas las decisiones que se toman en las actividades de aprendizaje, en qué conversaciones, en qué momento y para qué alumnos. Por eso me sentí atraído por “¡Piensen de manera celestial!” el pasado mes de octubre, pero en nuestro contexto como maestros de religión: “Cuando tomen decisiones, los invito a adoptar una perspectiva a largo plazo: una perspectiva eterna. Pongan a Jesucristo en primer lugar, porque su vida eterna depende de la fe en Él y en Su Expiación, y depende también de su obediencia a Sus leyes”.

Cuando tomo decisiones sobre qué contenido cubrir, qué actividades de aprendizaje, a qué alumnos necesito llegar porque no los he visto dos períodos de clase seguidos… Pensar en todo eso de manera celestial, pensar a largo plazo. No se trata solo de una calificación ni de cosas inmediatas, sino de que Jesucristo está preocupado por su vida eterna. Por eso vino Él. Si tengo esas mismas preocupaciones, voy a pensar de manera diferente en las decisiones que tomo en el salón de clase y fuera de él, cuando trabajo con esos alumnos. Es algo que me ha quedado grabado.

Hermano Esplin: Gracias a todos por ser parte de esta mesa redonda. Gracias, Brad, por su pericia. Sonreí porque cuando se tiene al director de audiovisuales en el escenario, todo lo audiovisual coopera, se comporta. Gracias, Brad. Y gracias, hermanos, por todo lo que hacen por nuestros colegas y alumnos en todo el sistema. Estoy agradecido por trabajar con cada uno de ustedes, por su amabilidad conmigo y por sus ejemplos y todo lo que me enseñan.

Como mencionó, Aaron, se me ocurrió citar a un querido colega nuestro al que he observado en silencio durante los últimos dos años. Ha aceptado la invitación del presidente Nelson de hacer del templo el centro de su vida y me doy cuenta de que no todo el mundo puede hacer esto, dependiendo de las circunstancias de la vida; pero él va semanalmente, y he visto lo que ello ha hecho por este hombre y su familia, ya que tiene misioneros sirviendo, y la bendición que ha sido para ellos. Pensé en esta cita del presidente Nelson de la reciente conferencia general: “Mis queridos hermanos y hermanas, esta es mi promesa: Nada los ayudará más a aferrarse a la barra de hierro que adorar en el templo con la regularidad que sus circunstancias lo permitan. Nada los protegerá más cuando hagan frente a los vapores de tinieblas del mundo. Nada reforzará más su testimonio del Señor Jesucristo y de Su Expiación, y nada los ayudará más a entender el magnífico plan de Dios. Nada calmará más su espíritu en los momentos de dolor. Nada abrirá más los cielos. ¡Nada!”.

Eso es lo que quiero para mis alumnos, para mis maestros y para mi familia; quiero esas bendiciones. Estoy agradecido por tener buenos colegas, una buena esposa que me ayuda a ir allí con más frecuencia de lo que iba en el pasado, porque ella también quiere esas bendiciones para nuestra familia. Estoy agradecido por estar con ustedes. Gracias. Mientras esperamos amplificar los mensajes proféticos, testifico de aquellos profetas, videntes y reveladores y de la persona y las personas a quienes representan: nuestro Padre Celestial y Su Amado Hijo, Jesucristo. Estoy agradecido por Ellos y por la oportunidad que tenemos de servir como maestros de religión en el reino de Dios en la tierra. En el nombre de Jesucristo. Amén.