Nuestra meta del Libro de Mormón
La Navidad pasada, toda la familia de mi madre vino a nuestra casa. Todos escribimos las cosas que le íbamos a dar a Cristo para el próximo año y luego fuimos diciendo lo que cada uno había decidido dar.
Mi abuela dijo que iba a leer el Libro de Mormón en cuatro meses. Ella no había ido a la Iglesia desde que tenía nueve años y solo había leído algunas partes de la Biblia. Todos nos sorprendimos. Dijo que quería leerlo porque todos sus hijos y la mayoría de sus nietos lo habían leído. Quería saber por qué era tan importante para nosotros.
Todas mis tías, tíos y la mayoría de mis primos decidieron leer el Libro de Mormón con ella. Yo no estaba segura de si ella lo iba a hacer, pero ahora ya está empezando el libro de Alma, y en verdad le gusta. Me siento feliz cuando leo el Libro de Mormón y sé que mi abuela también lo está leyendo.
Ilustraciones por Charles Lehman.