Dibujos para no aburrirse
¡Compartir dibujos con los vecinos fue muy divertido!
Clara se quejó: “¡No hay nada que hacer!”.
Había muchas cosas que quería hacer, pero no podía. Quería ir a nadar, pero la piscina estaba cerrada. Quería jugar con sus juguetes, pero estaban empacados. Quería jugar con sus amigas, pero su familia se acababa de mudar. Ahora vivían en un apartamento donde no conocían a los vecinos.
“¿Por qué no haces un dibujo?”, preguntó la mamá.
“Eso es aburrido”, dijo Clara.
Pero su hermanito, Ben, se levantó de un salto. “¡Sí!”, exclamó. Corrió a la mesa y tomó unos lápices de cera, y dibujó un árbol y un sol amarillo.
“Quiero dárselo a uno de los vecinos”, dijo.
Clara frunció el ceño. “Pero no conocemos a los vecinos”.
“¡Pues vayamos a conocerlos!”, dijo su mamá.
Ben y la mamá salieron por la puerta principal y llamaron a la puerta al otro lado del pasillo. Clara observó desde la puerta de su apartamento.
Una mujer abrió y Ben le entregó el dibujo. La mujer sonrió y le dijo: “¡Gracias!”.
Clara vio a Ben regresar a la mesa con una gran sonrisa. Tal vez dibujar no esté tan mal, pensó ella.
Clara se sentó junto a Ben y los dos hicieron un dibujo. Clara dibujó una nave espacial y muchas estrellas.
Entregaron los dibujos a dos vecinos más y luego siguieron coloreando. Repartieron dibujos el resto de la tarde. Algunas personas se veían tristes cuando abrían la puerta, pero sonreían al ver el dibujo. Clara y Ben incluso conocieron a unos cuantos niños que vivían en el mismo edificio de apartamentos.
Cuando terminaron, Clara tomó la mano de su mamá. “Eso fue muy divertido”.
La mamá sonrió. “Cuando hacemos algo bueno por alguien, los hace felices a ellos, y a nosotros también. Y lo mejor de todo es que hace feliz al Padre Celestial”.
“Quizás mañana podamos pedir a los otros niños que dibujen con nosotros”, dijo Clara.
“Me parece una idea muy buena”.
Clara sonrió. Hacer y compartir dibujos había sido divertido. ¡Su día aburrido se había convertido en un día feliz!