En ocasiones, todos tenemos preguntas. Si las abordamos con fe, esas preguntas pueden ayudarnos a aprender y a acercarnos más al Padre Celestial. Sean receptivos a las preguntas de sus hijos acerca del Evangelio. Enséñenles la manera de orar para pedir respuestas y después buscarlas en lugares apropiados. Ayúdenlos a confiar en que el Padre Celestial responderá en Su propio tiempo y a Su propia manera. Pueden empezar con algunas ideas que se dan en las páginas 38–40.