Pioneros en toda tierra
Moisés y los pesos
“¿Puedo pagar mi diezmo también?”.
Moisés abrió la puerta y entró en el taller de piezas de automóviles. La escuela había terminado y era hora de ayudar a su papá en el trabajo. Tomó una escoba y comenzó a barrer. Le gustaba ayudar a su papá, e incluso podía ganar algo de dinero.
Poco tiempo después ya era hora de que Moisés se marchara. Se despidió de su papá y comenzó a caminar a casa. Mientras caminaba, se sentía triste; siempre le parecía extraño ir a casa sin su papá. Los padres de Moisés estaban separados. Él y sus siete hermanos vivían con su mamá, pero su papá vivía en otro lugar. La mamá tenía tres empleos porque no tenían mucho dinero, fue una época difícil para todos ellos.
Un día, alguien llamó a la puerta, eran dos misioneros que compartieron un mensaje sobre Jesucristo. También enseñaron acerca de un profeta llamado José Smith. Moisés sintió algo especial en su interior mientras escuchaba.
Los misioneros siguieron regresando para enseñar a Moisés, a su mamá y a algunos de sus hermanos. Moisés y su familia comenzaron a ir a la iglesia. Leyeron el Libro de Mormón, dejaron de beber café y decidieron ser bautizados.
Moisés aprendió que el Padre Celestial lo amaba y, aunque las cosas seguían siendo difíciles para su familia, sintió más consuelo y paz.
Una noche, Moisés llegó tarde a casa del taller de su papá. Su mamá estaba sentada a la mesa y parecía preocupada.
“¿Está todo bien?”, preguntó Moisés.
Su mamá suspiró. “Sí, vamos a estar bien”. Le dirigió una cansada sonrisa a Moisés. “El dinero viene ajustado este mes y me preocupaba que no pudiéramos pagar el diezmo”.
Moisés recordó lo que los misioneros les enseñaron acerca del diezmo. Dijeron que era dar el diez por ciento de su dinero a Dios para ayudar a hacer Su obra.
Mamá puso algunos pesos en un sobre y lo selló. “Este es un dinero sagrado”, añadió ella. “Debemos pagar el diezmo”.
Moisés pensó en los pesos que había ganado en el taller de autos y los sacó del bolsillo. “¿Puedo pagar mi diezmo también?”.
La mamá sonrió. “Por supuesto que puedes”.
Después de eso, Moisés siempre pagó su diezmo. A veces era difícil, pero Moisés tenía fe. ¡Era un pionero! Siguió pagando el diezmo y su familia siempre tuvo lo suficiente. Moisés estaba agradecido por las maneras en las que el Padre Celestial lo bendijo por ser obediente.
México tiene más hispanohablantes que cualquier otro país.
El perro más pequeño del mundo, el chihuahua, provino originalmente de México.
El primer templo de México se construyó en 1983, cuando Moisés era adolescente.
De niño, a Moisés le gustaba jugar al vóleibol.
El élder Villanueva y su esposa, Leticia, tienen tres hijos.
En la actualidad, el élder Moisés Villanueva sirve como Setenta Autoridad General.