“Un pedacito de pan”, El Amigo, junio de 2023, págs. 4–5.
Un pedacito de pan
¡La bandeja de la Santa Cena estaba vacía!
Esta historia tuvo lugar en Guatemala.
“¡Estoy entusiasmada por ir a la capilla!”, dijo Anahí en el desayuno.
Debido a la pandemia del COVID-19, Anahí y su familia no habían podido ir a la capilla en persona durante casi dos años, ¡pero hoy por fin podrían hacerlo! Anahí se alegró de poder ver a sus amigos y tomar de nuevo la Santa Cena en su barrio.
Anahí y su familia se sentaron en el salón sacramental y Anahí saludó a sus amigos.
No tardó en llegar el momento de la Santa Cena. Después del himno, Anahí cruzó los brazos e inclinó la cabeza, escuchó la oración sacramental y luego miró una pequeña lámina de Jesús que la ayudó a recordar que debía ser reverente.
Un joven llevó la bandeja a su fila, pero cuando la bandeja llegó a Anahí, ¡estaba vacía!
Entonces Anahí miró más de cerca: en la esquina de la bandeja quedaba una migaja. La tomó y se la llevó a la boca.
Durante el resto del día, Anahí estuvo preocupada. No dejaba de pensar en el pedacito de pan. Durante toda la cena, estuvo preocupada y ni siquiera se comió el helado que tenía como postre. Se sentó a la mesa mientras su mamá lavaba los platos.
¿Será válida la Santa Cena si solo tomé una migaja?, pensó ella.
Mamá se secó las manos con un paño. “¿Te pasa algo, mi amor?”.
Anahí negó con la cabeza.
“Bueno, tu helado derretido me hace pensar que algo te inquieta”. Mamá sonrió y se sentó al lado de Anahí. “¿Qué pasa?”.
Los ojos de Anahí se llenaron de lágrimas. “Estaba emocionada por tomar la Santa Cena hoy, pero cuando me llegó la bandeja, solo quedaba una migaja de pan”. Respiró hondo. “¿Tomé mal la Santa Cena?”.
“No”, dijo su mamá y abrazó a Anahí con fuerza. “Te vi mirando la pequeña imagen de Jesús que llevas en tu ejemplar de las Escrituras. ¿En qué estabas pensando?”.
“Estaba pensando en cómo me ama Jesús, en las marcas de los clavos en Sus manos y pies y en todo lo que Él hizo por nosotros”.
“¿No te das cuenta?”, preguntó su mamá. “Por eso tomamos el pan y el agua, para recordar el sacrificio que Jesús hizo por nosotros”.
“¿Así que el tamaño del pan no importa?”.
“No, lo que importa es cómo te sentiste al recordar al Salvador”, dijo su mamá. “Y a pesar de que solo hayas comido un pedacito de pan, el amor de Jesús por ti no es pequeñito. Él te ama mucho, muchísimo”.
Anahí sonrió. Sabía que su mamá tenía razón. La Santa Cena siempre podía ser un momento especial para recordar a Jesús, incluso con un pedacito de pan.