“Giulia y el terremoto”, El Amigo, agosto de 2024, págs. 4–5.
Giulia y el temblor
Era media noche, ¡y la habitación de Giulia comenzó a temblar!
Esta historia sucedió en Italia.
“¡Giulia! ¡Marco! ¡Bajen para tener la noche de hogar!”, llamó Ma desde las escaleras.
“¡Ya voy!”, respondió Giulia.
Bajó las escaleras y, después de la oración, Giulia vio que sus padres habían sacado mochilas, alimentos, agua y otros artículos.
“¿Para qué es esto?”, preguntó Giulia.
“Estamos haciendo algo importante para la noche de hogar”, dijo Pa. “Recientemente ha habido algunos temblores pequeños y queremos estar preparados en caso de que ocurra uno más grande. Vamos a preparar mochilas de emergencia”.
Giulia miró a su hermano Marco. Estaba muy preocupada. Había sentido pequeños temblores antes, pero la idea de un gran terremoto la asustó.
Ma tomó la mano de Giulia. “No te preocupes, haremos todo lo posible para prepararnos y el Señor nos ayudará. Antes de preparar las mochilas, leamos algunos pasajes de las Escrituras”.
Sus padres les leyeron un relato de 3 Nefi. Hubo una gran tormenta con incendios y terremotos antes de que Jesucristo visitara las Américas. Las personas se sintieron asustadas y tristes, pero Jesús dijo que sanaría y consolaría a los que vinieran a Él.
“Jesucristo bendijo a cada uno de los niños pequeños”, dijo Pa. “Él los conoce a ustedes y los ama a ambos tal como los amó a ellos”.
Los pasajes de las Escrituras hicieron que Giulia se sintiera tranquila y en paz. Tenía fe en que el Padre Celestial la consolaría a ella y a su familia.
Mientras preparaban las mochilas, Ma les dijo lo que debían hacer si se producía un terremoto. “Recuéstense en el suelo en un área abierta o debajo de una mesa firme y cúbranse la cabeza y el cuello con las manos. Permanezcan donde estén hasta que se detenga el temblor”.
Giulia practicó lo que dijo Ma. Se alegró de que estuvieran preparados. Si ocurriera un terremoto, tendrían lo que necesitaban.
Unas semanas después, Giulia sintió que su habitación temblaba a media noche y se sentó en su cama. El cuarto todavía seguía temblando, ¡era un temblor!
Al principio, sintió miedo, pero luego miró su ejemplar del Libro de Mormón en la mesita de noche. Pensó en cómo Jesucristo prometió consolar a las personas de las Américas, y la invadió una sensación de calma.
Giulia recordó lo que Ma le dijo que hiciera. Se acurrucó debajo de su escritorio, cubriéndose la cabeza y el cuello con las manos. Cuando el temblor se detuvo, corrió al cuarto de sus padres.
“¿Estás bien?”, preguntó Ma. Sus padres abrazaron fuertemente a Giulia y a Marco. Marco también la abrazó.
“Sí, ¡estoy bien!, sabía qué hacer”, dijo Giulia. Pero entonces vio las lágrimas en el rostro de su hermano. Estaba asustado, tal como ella lo había estado.
Sé lo que le ayudará, pensó. Giulia tomó su ejemplar del Libro de Mormón y lo abrió en una imagen del Salvador.
“Mira Marco, Jesús puede consolarnos, aun cuando tenemos miedo”. Giulia abrazó a su hermano. “Todo va a estar bien”.