“Hecho con amor”, El Amigo, agosto de 2024, págs. 10–11.
Hecho con amor
¿A quién podría dar Vanessa la bolsa?
Esta historia sucedió en Nicaragua.
Vanessa se despidió de mami y entró en la capilla. ¡Algunos de sus amigos ya estaban allí! A ella le encantaban las actividades de la Primaria.
La hermana Fonseca estaba preparando una mesa de manualidades: había cintas, hilos de colores y pegatinas. ¡Vanessa estaba ansiosa por saber qué harían!
Después de la oración, la hermana Fonseca dio algunas instrucciones. “Hoy haremos bolsas de regalo. Pueden dárselas a alguien a quien amen”. Luego, entregó una bolsa de papel marrón a cada niño.
Vanessa estaba deseando comenzar a decorar. Escogió una pegatina con forma de corazón amarillo y la puso en el frente de la bolsa.
Luego, Vanessa dobló un papel para hacer una tarjeta. “Eres un hijo de Dios”, escribió, y dibujó muchas estrellas y corazones en ella.
La hermana López repartió galletas y pastelitos para meter en las bolsas. Vanessa también colocó la tarjeta en su interior. ¡Perfecto!
Pronto, mami llegó para recogerla. “¡Mira!”. Vanessa sostuvo su bolsa para que mami la viera. “Es para dársela a alguien especial”.
“¡Qué hermosa!”, dijo mami. ¿“A quién se la darás?”.
“No lo sé”, dijo Vanessa. “Quiero dársela a alguien que necesite amor”. Entonces a Vanessa se le ocurrió una idea. “¿Podemos ir a dar un paseo a ver si encontramos a alguien a quien dársela?”.
“Claro”, dijo mami. “¡Vamos!”.
Vanessa tomó la mano de mami mientras sostenía la bolsa de amor en la otra mano. Bajaron por una calle tranquila. Tal vez alguien de aquí necesite amor, pensó Vanessa.
Pero mientras caminaban, Vanessa frunció el ceño. ¡No había nadie en la calle!
“Vayamos por aquí”. Mami condujo a Vanessa por otro camino, pero nuevamente, no había nadie afuera.
Vanessa suspiró. “¿Qué hacemos?”, preguntó.
“¿Por qué no haces una oración en la mente?”, dijo mami. “Pide al Padre Celestial que te guíe a alguien a quien puedas ayudar”.
Continuaron por otra calle y Vanessa hizo una oración en silencio. Padre Celestial, ayúdame a encontrar a alguien que necesite un poco de amor.
Unos minutos después, Vanessa vio a un niño caminando por la acera.
El rostro de Vanessa se iluminó con una sonrisa. “Hola”, le dijo. “Quiero regalarte esto”, y le ofreció la bolsa.
Al principio, el niño parecía confundido.
“Está bien, puedes tomarla”, dijo mami con gentileza.
Lentamente, el niño extendió la mano y tomó la bolsa. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro.
“La hice para ti con mucho amor”, dijo Vanessa.
Vanessa se sintió feliz al ver al niño regresar corriendo a su casa. Sabía que él era especial para el Padre Celestial.