“Lucha contra el acoso con amor”, El Amigo, agosto de 2024, pág. 38.
Escrito por ti
Lucha contra el acoso con amor
Me llamo Matilda y soy de Chile. Desde que me mudé a otro país, otros niños me han hecho notar que soy diferente a ellos. Se han reído de mi cabello rizado, del color de mis ojos, de mis cejas y hasta del color de mi piel. Me han llamado fea y rara, e incluso me han dicho que soy pobre porque me veo diferente a todos los demás.
Mi mamá me ha enseñado a responder al acoso con una sonrisa. Muchas veces dice que las personas que acosan están tristes o viven con algo que les lastima. También me ha enseñado que el acoso no es mi culpa, y que ser diferente es algo bueno y maravilloso. Dios creó diferentes tipos de cosas en el mundo, como plantas, lugares y personas. No importa cómo nos veamos, siempre y cuando tengamos un buen corazón.
Desde que mi mamá me enseñó eso, cada vez que me acosan, pienso en ello y hablo con la persona que me dice cosas malas. Intento detener la situación. Una vez le dije a un compañero de clase que decir cosas malas sobre los demás puede hacer mucho daño. Le dije que no sabe lo que les sucede a los demás en el corazón cuando oyen cosas malas de sí mismos por ser diferentes. Desde ese día, ese compañero de clase ya no se ha burlado de mí, y ahora somos amigos.
Creo que la forma en que mi mamá me enseñó a luchar contra el acoso es la mejor. Me enseñó a luchar contra el acoso con amor, como Dios lo haría. Siempre trato de preguntarme: “¿Qué haría Jesucristo en esta situación?”. Eso me ha ayudado a acercarme más a nuestro Padre Celestial.