“Una sorprendente herramienta para combatir el estrés”, Para la Fortaleza de la Juventud, agosto de 2021, págs. 6–7.
Una sorprendente herramienta para combatir el estrés
¿Te estresa la vida? Aquí tienes algo que podría ayudarte.
Cuando la vida parece volverse caótica, una estrategia habitual es ponerse a cubierto y pasar al modo de supervivencia, en especial si nos sentimos estresados o ansiosos. El presidente Dieter F. Uchtdorf, por aquel entonces Segundo Consejero de la Primera Presidencia, habló en una ocasión sobre esto en términos de árboles y las turbulencias en un vuelo. En ambos ejemplos, cuando las cosas se ponen difíciles, la mejor solución es ir más despacio. Los árboles crecen más lentamente los años en que las condiciones no son ideales y por ello algunos anillos de crecimiento son de menor tamaño. De la misma manera, los pilotos de avión disminuyen la velocidad cuando el aire se vuelve turbulento.
“Los sabios comprenden y aplican las lecciones de los anillos de los árboles y la turbulencia de aire”, enseñó el presidente Uchtdorf. “Resisten la tentación de verse envueltos en la frenética carrera de la vida cotidiana”1.
Tiene mucho sentido dar los pasos adecuados para reducir un ritmo frenético. Lo siguiente es algo que realmente ayuda, aunque no resulte obvio a primera vista:
Fijar metas puede ayudarte a ir más despacio.
Los altibajos de las metas
A algunas personas les encanta ponerse metas, ya que tienen grandes sueños y mucha motivación para alcanzarlos. Sin embargo, a otras les resulta intimidante y estresante fijarse metas, sobre todo cuando las cosas no van bien en la vida. Si tenemos en cuenta el consejo del presidente Uchtdorf, tratar de fijar metas podría parecerte como otra cosa más para hacer que, sencillamente, no puedes manejar. “¡Lo siento, universo! Es hora de ir más despacio y eso quiere decir que no se ponen nuevas metas”.
No obstante, esto es lo paradójico: cuando las cosas sean impredecibles y caóticas, fijar metas puede ser lo que más te ayude, y no solo en términos de “hacer las cosas de una lista”. El propio proceso de ponerse metas y trabajar para lograrlas te puede ayudar a sentirte menos ansioso y con más paz. Dicho esto, conviene tener en cuenta lo siguiente.
Reducir el caos poco a poco
Una estrategia para considerar es evitar tratar de hacer demasiadas cosas a la vez. El presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, enseñó: “La mayoría de nosotros ha tenido alguna experiencia en lo que se refiere a los esfuerzos de mejoramiento personal. La experiencia me ha enseñado lo siguiente sobre la forma de mejorar de las personas y de las organizaciones: lo mejor es centrarse en los pequeños cambios que podemos hacer en las cosas que hacemos a menudo. En la constancia y en la repetición hay mucha fuerza”2.
Las metas que son demasiado grandes o que tardarán mucho tiempo en alcanzarse suelen resultar difíciles de lograr en el presente. Sin embargo, hay un plazo idóneo en la consecución de las metas que suele ser de entre siete y diez días.
Dividir las metas grandes en porciones del tamaño de una semana aporta muchas ventajas. Por un lado, elimina el pánico de las expectativas abrumadoras que nos imponemos, por no hablar del desánimo que solemos sentir cuando fallamos. Los plazos más cortos pueden reducir esos sentimientos.
Una semana también es un período lo suficientemente corto como para que veas la luz al final del túnel. Sabes lo que tienes que hacer en ese preciso momento, y antes de que te des cuenta habrás terminado una porción de una meta mayor. Y luego, otra porción. Una vez que comienzas a progresar, unas pocas semanas de éxito se convierten en un fuerte impulso, y ahí es donde empieza a ocurrir algo poderoso.
Mayor paz, pasos más pequeños
Supongamos que tienes una meta grande por delante como, por ejemplo, solicitar el ingreso en una universidad. Para algunos de nosotros, los muchos pasos que esto requiere pueden parecer abrumadores.
Pero en realidad solo tienes que dar un pequeño paso a la vez. En el caso de esa meta, quizás tengas que empezar por elegir al menos dos universidades a las que quieras solicitar el ingreso.
Durante la semana siguiente, todo lo que tienes que hacer es determinar esas universidades. Luego, en la segunda semana, quizás decidas investigar el plazo de solicitud de ingreso de ambas. En la tercera semana podrías hablar con un orientador educativo o empezar a redactar los borradores de los ensayos de la solicitud de ingreso u otros requisitos que debas escribir.
Este impulso puede cobrar fuerza rápidamente. De repente, las cosas parecen factibles. Aquella meta que antes resultaba intimidante ahora ya no da tanto miedo. De hecho, ¡tal vez te sientas entusiasmado!
Este proceso funciona con cualquier meta importante, ya sea espiritual, social, física o intelectual.
Niños y Jóvenes, y tú
Lo mejor de fijar metas es que ya dispones de un recurso increíble en tu bolsillo. Cuando utilices el programa Niños y Jóvenes para aprender y crecer como lo hizo el Salvador, recuerda que cualquier meta importante que tengas —como servir en una misión, correr un maratón o aprender un idioma— puede dividirse en tareas más pequeñas de una semana de duración.
El crecimiento constante y manejable en áreas equilibradas de tu vida conduce a una paz mayor, no a más estrés y prisas. Serás capaz de reducir el ritmo al centrarte más y podrás disfrutar un poco más de la vida, una semana a la vez.