“El poder de la divinidad por medio de las ordenanzas y bendiciones del sacerdocio”, Para la Fortaleza de la Juventud, agosto de 2021, págs. 10–13.
El poder de la divinidad por medio de las ordenanzas y bendiciones del sacerdocio
Estas son cuatro ordenanzas y bendiciones del sacerdocio que invitan al poder de Dios a sus vidas.
Durante mis viajes como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles conozco a jóvenes de todo el mundo. Muchos de ellos luchan con inquietudes reales: “¿Me ayudará Dios? ¿Guiará Él mi vida? ¿Cómo puedo recibir la ayuda, la dirección y la paz que necesito?”.
Mis queridos y jóvenes amigos, Dios va a ayudarlos y está listo para bendecirlos. Él es nuestro Padre amoroso y nos ha dado ordenanzas que nos ayudan a sentir Su poder en nuestra vida: el poder de la divinidad.
Piensen en este pasaje de las Escrituras: “… en sus ordenanzas se manifiesta el poder de la divinidad” (Doctrina y Convenios 84:20).
Estas son cuatro ordenanzas y bendiciones que invitan al poder de Dios en sus vidas.
1. Poder en la Santa Cena
Primero, podemos sentir el poder de la divinidad por medio de la Santa Cena. Cuando tratamos la Santa Cena como una parte fundamental de nuestra semana, nos renueva y nos ayuda a prepararnos para los siguientes seis días.
La Santa Cena fortalece nuestros intentos por arrepentirnos continuamente. Cuando vivimos en rectitud y nos esforzamos siempre por recordar al Salvador, experimentamos un incremento firme de nuestra fe en el Señor Jesucristo. Por medio de Él encontramos fortaleza para mejorar nuestra vida.
Cuando participamos de la Santa Cena y nos esforzamos por ser más como nuestro Salvador, empiezan a desarrollarse cualidades buenas en nosotros. De manera natural, empezamos a amar más a las personas y a juzgarlas menos, somos más lentos en enojarnos y somos renuentes a caminar hacia la tentación.
Al recordar y guardar nuestros convenios con el Señor, como lo hacemos cuando tomamos la Santa Cena, Él nos promete que Su Espíritu estará siempre con nosotros (véase Doctrina y Convenios 20:77, 79), no solo durante ese día, sino siempre.
2. Poder en el templo
Segundo, podemos recibir guía y poder de Dios al asistir al templo. Hay poder en el templo, aunque ustedes aún no estén investidos. Es, literalmente, la Casa del Señor.
La mejor manera de centrarnos en el templo es prepararnos con anticipación. Pidan al Padre Celestial que los ayude a edificar su fe en Él y en Su Hijo; pídanle que los ayude a saber que Él está ahí.
No se pueden forzar los sentimientos ni las experiencias espirituales; a menudo llegan cuando menos lo esperamos. Una de las impresiones más frecuentes que recibo en el templo es: “Quedaos tranquilos, y sabed que yo soy Dios” (Salmo 46:10; véase también Doctrina y Convenios 101:16).
El poder de la divinidad en el templo aumenta cuando ustedes hacen ordenanzas por personas cuyos nombres encontraron por medio de la obra de historia familiar. Muchas veces he sentido el poder y la presencia de aquellos por los que he hecho la obra en el templo.
Conforme contribuyan a esta obra sagrada, aumentarán su conocimiento y su fe en el Salvador. Recibirán un testimonio más seguro de que la vida continúa más allá del velo.
No todos viven lo suficientemente cerca de un templo como para asistir con frecuencia, pero el Señor reconocerá el amor de ustedes por el templo aun si viven lejos de él. Tengan una foto del templo en su casa y busquen celosamente a aquellos que necesitan las ordenanzas.
3. Poder en la bendición patriarcal
La tercera cosa que invitará al poder de Dios en sus vidas es su bendición patriarcal. Todo joven debe pensar en recibirla; es una guía poderosa para la vida.
La bendición patriarcal no habla de cada aspecto de nuestra vida, sino que hace hincapié en diversas advertencias, bendiciones y promesas para cada persona, y provee indicaciones importantes del Padre Celestial.
El poder también viene por medio de la preparación. Uno de mis nietos compartió conmigo recientemente que se estaba preparando para recibir su bendición patriarcal. Sus padres no lo estaban presionando para que lo hiciera; era su propia iniciativa, pues quería la guía que le podría brindar. Me impresionó su preparación espiritual.
También es importante tener la mentalidad espiritual adecuada para recibir la bendición patriarcal. Recíbanla cuando estén en paz. La bendición patriarcal es un gran don que trae el poder de la divinidad a nuestra vida.
4. Poder en las bendiciones del sacerdocio
Finalmente, quisiera que todos recordemos el poder que puede llegar a nuestra vida por medio de las bendiciones del sacerdocio a través de poseedores del sacerdocio dignos.
Sé que en ocasiones se pueden sentir renuentes a pedir una bendición a su padre y, algunas veces, los padres tal vez se sientan reacios a dar una bendición. Quizás se deba a que se sienten faltos de preparación, pero el Señor los bendecirá en sus esfuerzos.
Los invito a que si tienen un padre que posee dignamente el sacerdocio, vayan a él en privado y le digan: “Papá, quisiera una bendición. Si necesitas una semana o un mes para alistar la mente y el espíritu, puedo esperar, pero ¿podemos planearlo?”.
Si su padre no puede darles una bendición del sacerdocio, hablen tanto con su padre como con su madre en cuanto a pedírselo a otro miembro del barrio, alguien a quien aprecien y respeten. Hallarán fortaleza y consuelo de nuestro Padre Celestial por medio de los milagros cotidianos de las bendiciones del sacerdocio.
Sentirán el poder de Dios en sus vidas
Mis jóvenes amigos, el poder de la divinidad vendrá a sus vidas a través de estas cuatro ordenanzas del sacerdocio. Ustedes sabrán, tal como yo, que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que todo lo bueno viene de Él. Testifico que podemos tener acceso a ese poder al participar con rectitud en Sus ordenanzas del sacerdocio.