“Tender una mano y buscar lo bueno”, Para la Fortaleza de la Juventud, septiembre de 2022.
Ayuda para la vida
Tender una mano y buscar lo bueno
Todos somos diferentes, todos somos hijos de Dios ¡y eso es maravilloso!
Imagínate que vivieras en un mundo en el que cada pintura estuviera pintada solo de azul, todos los alimentos tuvieran el mismo sabor y cada canción tuviera una sola nota. No sé qué opinas tú, ¡pero a mí me parece que eso sería sumamente aburrido!
Las diferencias en el arte, el gusto y la música hacen que el mundo sea infinitamente más interesante y hermoso. Del mismo modo, las personas tienen orígenes, creencias, apariencias, nacionalidades, etnias y experiencias distintivas que hacen que el mundo sea maravilloso.
Desde muy joven, y durante muchos años, viví en Arabia, una parte del mundo mayoritariamente islámica. Durante parte de ese tiempo, asistí a un internado en Inglaterra. En ambos lugares, Arabia e Inglaterra, me encontré con muchas personas diferentes. Al principio me podía resultar difícil estar cerca de una variedad de personas tan diferentes a mí, pero con el tiempo aprendí, por medio de la experiencia, que la mayor parte de las diferencias son buenas, ¡incluso maravillosas! Mi vida se ha enriquecido incalculablemente al interactuar con personas de diferentes culturas y creencias en muchas partes del mundo.
Estas son algunas de las cosas que he aprendido que pueden ayudarte a respetar y entender a los que son diferentes de ti.
Encuentra lo bueno
A veces, es posible que lo bueno de las personas no resulte inmediatamente obvio, pero es asombroso cómo encontramos lo bueno cuando lo buscamos con amor y compasión. Al hacerlo, tu corazón se abrirá para aprender de los demás.
Es útil recordar que quizás las personas actúen de una forma que no comprendas porque han sido heridas de alguna manera. Casi todos nos sentimos vulnerables o tenemos dificultades con algo; tal vez tú también te sientas así. Cuando comprendes esto, te puede ser más fácil encontrar lo bueno en los demás porque puedes entender mejor por qué las personas son como son; y luego puedes encontrar maneras de ayudarlas y bendecirlas.
Escucha con atención
El camino hacia el respeto y el entendimiento comienza cuando escuchamos —realmente escuchamos— a los demás. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a veces somos muy rápidos para compartir el Evangelio, ¡y eso es bueno! Después de todo, el evangelio de Jesucristo es el don más glorioso y eterno que podemos compartir. Sin embargo, a veces, compartimos nuestras creencias con los demás antes de entender nada sobre ellos. Debemos escuchar activamente a otras personas y aprender de ellas. Podemos ampliar nuestra comprensión —y también nuestro aprecio— por todos aquellos a quienes conocemos.
Busca cosas en común
Durante una reciente visita al golfo Pérsico, conocí a muchas personas que son muy diferentes de mí, pero al conocerlas, descubrí que nuestras creencias fundamentales no eran tan diferentes. Nuestras similitudes me inspiraron.
Algo que descubrí que tenemos en común es el deseo de ayudar a los refugiados que han sido desplazados y perjudicados por los conflictos. Descubrir este aspecto común fue extraordinario; me alegré por ello y sentí un gran amor por las personas que conocí.
Una vez que encontramos cosas en común, pudimos hablar de nuestras diferencias, así como de nuestros valores compartidos, con interés genuino en aprender los unos de los otros. Esa experiencia me recordó que hay buenas personas en todas partes que están tratando de hacer el bien de acuerdo con sus creencias.
Sé observador
Una excelente manera de interactuar con los demás consiste en ser observador y buscar alguna manera de iniciar una conversación. Por ejemplo, si observas que alguien tiene una bicicleta excelente, dile: “¡Me encanta tu bicicleta!”, y luego pregúntale al respecto.
Una pregunta sencilla del estilo “¿Cómo te está yendo hoy?” puede ayudarte a conectarte con alguien. Tal vez al principio te sientas incómodo —esto requiere práctica—, pero resulta divertido una vez que has tenido buenas experiencias.
Mira más allá de ti mismo
El Salvador conoció a muchas personas de otras culturas y también tendió una mano a aquellos que todos los demás evitaban. Él se desvió de Su camino para encontrarse con los enfermos y los marginados, habló con ellos y los sanó.
Si adoptamos Su enfoque abnegado, el mundo será un lugar mucho mejor. Ayuda a los demás de maneras grandes o pequeñas. Envía un mensaje de texto amable, comparte un dulce o incluye a alguien que otras personas estén dejando de lado. Las acciones amables de este tipo te ayudarán a conectarte con las personas de tu entorno. Sorprendentemente, esas acciones también nos hacen sentir mejor a nosotros.
No te lo pierdas
El segundo gran mandamiento es: “… Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). Recuerda que todos somos hijos de Dios. Mi visión del mundo se expande y me vuelvo mejor cuando conozco a otras personas —mi prójimo— que son diferentes de mí. No te pierdas lo que puedes aprender de los demás.
Si tiendes la mano y aprendes a amar y respetar las diferencias de todas las personas de tu entorno, te sorprenderás por lo brillante y maravilloso que puede ser el mundo.