La ministración
Extractos
Como seguidores de Jesucristo, buscamos ministrar a los demás como Él lo haría, porque hay vidas que están esperando cambiar […].
Adonde sea que vaya, aprendo con gratitud de quienes ministran y cuidan como nuestro Salvador lo haría […].
La ministración más elevada y santa sucede cuando oramos por “el amor puro de Cristo” [véase Moroni 7:47–48] y seguimos el Espíritu […].
En muchos lugares, podemos tender una mano a los demás, comprender cuál es su situación actual y cultivar relaciones cuando visitamos a los miembros en sus casas con regularidad. Las invitaciones inspiradas cambian vidas. Cuando las invitaciones nos ayudan a hacer y a guardar convenios sagrados, nos acercamos más al Señor y los unos a los otros […].
La ministración inspirada bendice a las familias y a las personas; y también fortalece a los barrios y a las ramas […].
El Salvador es nuestro ejemplo perfecto. Debido a que Él es bueno, puede andar haciendo bienes. Él bendice a una persona en particular y a las noventa y nueve, Él es la ministración personificada […].
Jesucristo ministra, los ángeles ministran […]. Al ministrar como Él lo haría, testificamos de Sus milagros, de Sus bendiciones […].
Dondequiera que estemos en esta época de Pascua de Resurrección, tendamos la mano y cuidemos como lo haría nuestro Salvador, en particular a quienes tenemos el privilegio de ministrar por amor y asignación. Al hacerlo, ruego que nos acerquemos más a Jesucristo y los unos a los otros, llegando a ser más semejantes a Él y siendo los seguidores de Jesucristo que Él quiere que cada uno seamos.