“Permanec[e] en mí, y yo en ti; por tanto, anda conmigo”
Extractos
“Y el Señor dijo a Enoc:
“… tú permanecerás en mí, y yo en ti; por tanto, anda conmigo” [Moisés 6:32, 34; cursiva agregada] […].
El Señor Jesucristo nos extiende la invitación a cada uno de nosotros a permanecer en Él; pero ¿cómo aprendemos en realidad a permanecer en Él y cómo lo logramos?
La palabra permanecer significa mantenerse fijo o estable y perdurar sin ceder […]. Así que permanecemos en Cristo cuando somos firmes e inmutables en nuestra devoción al Redentor y Sus santos propósitos, en los buenos momentos y en los malos.
Comenzamos a permanecer en el Señor cuando ejercemos nuestro albedrío moral para tomar sobre nosotros Su yugo mediante los convenios y las ordenanzas del Evangelio restaurado […].
Permanecemos en Él cuando verdaderamente nos deleitamos en las palabras de Cristo […].
Permanecemos en Él cuando nos preparamos fervientemente para participar en la ordenanza de la Santa Cena […].
La promesa del Salvador a Sus seguidores tiene dos partes: si permanecemos en Él, Él permanecerá en nosotros. Pero ¿es realmente posible que Cristo permanezca en ustedes y en mí, individual y personalmente? ¡La respuesta a esta pregunta es un rotundo sí! […].
La conexión por convenio que tenemos con nuestro Padre Celestial y Su Hijo resucitado y viviente es la fuente divina de perspectiva, esperanza, poder, paz y gozo duraderos […].
Testifico que la promesa del Salvador de permanecer en nosotros es verdadera y que está al alcance de todo miembro de Su Iglesia restaurada que guarde sus convenios […].
Si permanecemos en Él, Él permanecerá en nosotros.