Honrar el día del Señor
Cuando nos preguntamos si estamos observando el día de reposo, tal vez a veces respondamos: “Sí. Voy a las reuniones de la Iglesia, paso tiempo con mi familia, leo las Escrituras, escribo en mi diario y evito trabajar”. Pero una experiencia en particular hizo que indagara en mi alma y preguntara: “¿Basta con esto?”.
Cada semana viajo desde Octavo hasta Córdoba, Argentina, para comprar mercancía para mi negocio. Durante uno de esos viajes descubrí que, por cada compra que realizaba a un proveedor, podía participar en un concurso. El premio más alto era una entrada para ver un partido de básquetbol del mejor equipo de Córdoba.
Me animó mucho ganar una de las entradas, hasta que me di cuenta de que había un problema: el partido se celebraba en domingo, por lo que no podría ir. Pero no tardé en pensar en cómo utilizar la entrada. Contaba con algún espacio publicitario en la radio emisora de mi ciudad y podría regalar la entrada como una manera de promocionar el negocio.
La semana siguiente realicé otra compra a mi proveedor y, extrañamente, volví a ganar otra entrada para el mismo partido. Ahora podría regalar dos entradas y mi promoción tendría mucho más éxito.
Pocas horas después de haber ganado la segunda entrada tuve un sentimiento poco habitual. Era una voz suave y apacible que me decía que no llevara a cabo mi promoción. Cuando mi esposa me preguntó por qué había suspendido la promoción, le respondí que si no podía ir a una actividad deportiva porque estaría quebrantando el día de reposo, sentía que no estaba bien animar a otras personas a hacerlo a través de la promoción radiofónica.
Esta experiencia me ayudó a entender que observar el día de reposo es más que obedecer una lista de cosas que debemos o no debemos hacer. Aunque los profetas no han hablado en cuanto a la situación particular en la que yo me encontraba, cuando sentí la impresión del Espíritu supe que para mantener el Espíritu del día de reposo debía ayudar a los demás a disfrutar también de él.
Me siento agradecido a mi esposa por apoyarme en esta decisión, y a mi Padre Celestial, cuyo Espíritu me ayudó a entender cómo mejorar la forma de honrar Su día santo.
David Oscar Sarmiento es miembro de la Rama Octavo, Estaca Córdoba Sur, Argentina.