En armonía con el Espíritu
Mientras me dirigía solo a visitar a unos amigos durante un fin de semana largo por ser el lunes un día festivo, decidí seguir una ruta rural en lugar de tomar un gran rodeo para llegar a la carretera principal. Estaba anocheciendo y quería llegar a destino antes de medianoche.
En largos trechos del camino mi auto era el único que transitaba; para no aburrirme, encendí la radio. Cuando iba cantando con la música una de mis canciones favoritas, recibí una impresión clara de apagar la radio y de escuchar. Al principio no le hice caso, pensando que sería absurdo andar solo en silencio por un camino desierto. Sin embargo, la impresión se hizo más insistente y, contra mis deseos, apagué la radio, seguí manejando y le dije al Señor que ya estaba escuchando.
Después, tuve tres impresiones muy seguidas de que debía reducir la velocidad de inmediato; ésas parecían ser mucho más fuertes y las recibí con una mente mucho más receptiva y concentrada. Obedientemente, frené tres veces haciendo que el auto fuera considerablemente más despacio.
Poco después, me encontré con una curva de 90 grados que no tenía ninguna señal de advertencia; en la oscuridad no tuve tiempo de reaccionar y atravesé la curva deteniéndome al borde de una profunda zanja. Muy nervioso, bajé del auto para inspeccionar el daño y encontré que el auto estaba intacto pero el parachoques delantero había quedado sobresaliendo por el borde del precipicio. Si hubiera ido a más velocidad, sin duda habría caído a la zanja y me habría lastimado o matado. Ofrecí una oración de gratitud.
Hice el resto del viaje en silencio, meditando sobre la importancia de eliminar de mi vida ciertas “radios”. Me pregunté cuántas veces habría dejado que las cosas frívolas del mundo tuvieran precedencia sobre los asuntos espirituales. Aun cuando no he dejado de escuchar la radio en casa ni en el camino, regularmente me tomo el tiempo de apagar la música… y escuchar.
Mark Paredes es miembro del Barrio Dos de Santa Mónica, Estaca Santa Mónica, Los Ángeles, California.