2006
Por barco, carro de mano o con zapatos deportivos
Julio de 2006


Por barco, carro de mano o con zapatos deportivos

Jóvenes inspirados de Portugal trazan un curso hacia Cristo y también dan un buen ejemplo.

Leandro Pedro, de 16 años, ha oído en la Escuela Dominical relatos sobre la fe de los pioneros que cruzaron las llanuras. Siempre ha admirado el valor que demostraron al caminar hacia lo desconocido y ello le recuerda a ciertos hombres que formaron parte de la historia de su propio país: Portugal.

Antes de que los pioneros cruzaran las vastas y despobladas llanuras de Norteamérica, valerosos exploradores, como Cristóbal Colón, Américo Vespucio y Fernando de Magallanes, tuvieron que descubrir las rutas hacia el Nuevo Mundo durante la Era de los Exploradores a finales del siglo XV y a principios del XVI. Muchos de ellos recibieron su instrucción como navegantes en Portugal o recibieron el patrocinio de la corona portuguesa.

Leandro y sus amigos de la Estaca Lisboa, Portugal, contemplan el Océano Atlántico desde el río Tajo. Cerca de allí, donde se encuentra el actual Monumento a los Descubridores, muchos de esos grandes exploradores partieron hacia aguas desconocidas que muchos creían por aquel entonces que llevarían al hombre hacia el borde de la tierra, o bien que se calentarían hasta que el mar rompiera a hervir.

Pero al igual que los pioneros, los exploradores eran valerosos.

“Era peligroso”, dice Guilherme Abreu, de 13 años, “y tenían que ser valientes”.

“No todos creían que lo conseguirían”, admite Catiana Silva, de 14 años.

“Los exploradores abrieron el camino a muchos que fueron después”, dice Leandro. “Tenían un objetivo y otras personas siguieron sus sueños”.

Como los pioneros de 1847 y como muchos jóvenes de la Iglesia en la actualidad.

Exploradores modernos

En un mundo peligroso en el que muchas personas navegan a ciegas, sin brújula ni cartas de navegación, ¿quién marca el rumbo? ¿Quiénes serán los exploradores valientes con visión?

“Nosotros”, dice Guilherme, hablando de los jóvenes de la Iglesia. “Tenemos la fe de los exploradores. Buscamos, exploramos y hemos hallado la palabra del Señor”.

Estos jóvenes portugueses entienden que el valor y la fe que tienen inspirarán a los demás a seguirles.

“Nuestra familia nos seguirá gracias a nuestro ejemplo”, dice Teresa Silva, de 15 años.

“Nuestros amigos también nos seguirán”, dice Guilherme.

Y en cuestión de pocos años, los jóvenes de hoy serán los líderes de la Iglesia del mañana.

“Debemos prepararnos para ser el futuro”, dice Catiana.

Mares peligrosos

Ser explorador en el siglo XV no era el trabajo más seguro del mundo, ni del Nuevo ni del Viejo. Hacía falta valor. Muchos sufrieron a causa de la mala alimentación, padecieron amotinamientos de la tripulación, sobrevivieron a naufragios o los mataron en tierras extrañas.

En la actualidad, el mundo todavía encierra peligros. La influencia de Satanás suele avivar las tormentas de la vida.

“Dondequiera que vayamos, siempre nos aguarda algún peligro”, dice Catiana.

Ella y sus amigas mencionan ciertos instrumentos importantes en los que todo joven explorador debe confiar para lidiar con esas tormentas. La oración y el estudio de las Escrituras encabezan la lista.

“Debemos seguir al profeta”, dice Leandro.

“Y también hay que ser valientes”, dice Francisco Silva, de 14 años, mientras contempla la larga hilera de exploradores representados en el Monumento a los Descubridores. “No siempre es fácil defender aquello en lo que crees cuando tus amigos se ríen de ti”.

Pero, ¿qué habría sucedido si Colón se hubiera preocupado más por ser aceptado que por cumplir con lo que sus inspirados impulsos le indicaban?

La tierra prometida

Nefi, el profeta del Libro de Mormón, previó la Era de los Exploradores que fue inspirada por Dios:

“Y miré, y vi entre los gentiles a un hombre que estaba separado de la posteridad de mis hermanos por las muchas aguas; y vi que el Espíritu de Dios descendió y obró sobre él; y el hombre partió sobre las muchas aguas, sí, hasta donde estaban los descendientes de mis hermanos que se encontraban en la tierra prometida.

“Y aconteció que vi al Espíritu de Dios que obraba sobre otros gentiles, y salieron de su cautividad, cruzando las muchas aguas” (1 Nefi 13:12–13).

Aquellos exploradores contribuyeron a preparar el camino para la restauración del Evangelio. Eran parte del plan de Dios para poner a un joven de 14 años en el lugar y en el momento precisos. Los resultados son las bendiciones y las promesas que hoy disfrutan los miembros de la Iglesia en todo el mundo mediante la restauración del Evangelio por conducto del profeta José Smith.

Leandro y sus amigos se sienten como si el Espíritu también hubiera descendido sobre ellos para inspirarles a fijar un curso, con fe en Cristo, que los lleve a otra tierra prometida, una tierra “llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9), y aún más allá, uno que los lleve a regresar a vivir con Dios.

“Si somos fieles, habrá más personas humildes y rectas”, dice Leandro.

“Si somos fieles”, concluye Guilherme, “hallaremos la vida eterna”.

Se trata de un curso en el que, para seguirlo, toda persona recibirá la ayuda del Señor, ya sea por barco, carro de mano o con zapatos deportivos.

Exploradores Portugueses

Hubo un cierto número de exploradores famosos vinculados con Portugal durante lo que los historiadores denominan la Era de los Exploradores. Algunos eran portugueses, otros estudiaron navegación en Portugal o navegaron con bandera portuguesa. Entre ellos se encuentran:

Cristóbal Colón—El histórico viaje de este famoso explorador italiano que relacionó los hemisferios oriental y occidental en tiempos modernos se basó en el conocimiento que adquirió mientras vivió en Portugal.

Américo Vespucio—Navegando con bandera portuguesa, este cartógrafo italiano demostró que las Américas (nombre que deriva del suyo propio) formaban un continente y no eran islas.

Fernando de Magallanes—Este explorador portugués dirigió la primera circunnavegación del orbe y cartografió el estrecho de Magallanes, en la punta de Sudamérica.

Bartolomeu Dias—Este explorador portugués fue el primer europeo en doblar por el cabo de Buena Esperanza, situado en el extremo sur de África, en busca de una ruta marítima hacia el Lejano Oriente.

Vasco de Gama—También de Portugal, se aprovechó del éxito de Dias y fue el primer europeo en llegar al Lejano Oriente por mar.

Pedro Álvares Cabral—Este explorador portugués estableció colonias portuguesas en lo que luego sería Brasil.

En la actualidad, hay una nueva generación de exploradores entre los más de 37.000 miembros de la Iglesia que viven en Portugal. La Misión Portugal Lisboa se formó en noviembre de 1974 con cuatro misioneros trasladados desde Brasil. La Misión Portugal Porto se creó en 1987, y la Misión Cabo Verde Praia lo fue en 2002, y comprende las islas Azores y Madeira, territorios portugueses. La Estaca Lisboa Portugal, la primera de las seis que hay en el país, se creó en junio de 1981.

Valor para dirigir

“Que Dios los bendiga, mis queridos y jóvenes amigos; ustedes son la mejor generación que hayamos tenido; conocen el Evangelio mejor; son más fieles en sus deberes; son más fuertes para enfrentarse a las tentaciones que aparecen en su camino. Vivan de acuerdo con sus normas; pidan en oración la guía y la protección del Señor. Él nunca los dejará solos; los consolará, los sostendrá, los bendecirá y los magnificará y hará que la recompensa para ustedes sea grata y hermosa; y descubrirán que su ejemplo atraerá a otros que sacarán valor de la fortaleza de ustedes”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “Un estandarte a las naciones y una luz al mundo”, Liahona, noviembre de 2003, pág. 84.