2007
Preguntas y respuestas
Abril de 2007


Preguntas y respuestas

“Uno de mis amigos de la Iglesia no vive ciertas normas del Evangelio. Me preocupo por él. ¿Cómo puedo ayudarle?”

  • No rebajes tus normas para ayudar a un amigo.

  • Ora para que el Espíritu Santo te ayude a saber qué hacer, ¡y entonces actúa!

  • Confía en que nuestro Padre Celestial te ayudará a tener una influencia positiva en la vida de tu amigo.

  • Invita a tu amigo a participar en actividades edificantes a fin de que sienta el Espíritu y tenga el deseo de tomar buenas decisiones.

  • Sé un ejemplo de cómo la obediencia a los mandamientos te brinda felicidad.

Liahona

Puedes ayudar siendo su amigo. Tal vez tu amigo esté intentando comprender quién es y dónde encaja. Necesita alguien con quien hablar, con el que ir a actividades sanas y que sea un buen ejemplo. Sin pretensiones de superioridad moral y sin ser crítico, busca oportunidades de conversar con él sobre los momentos en que ambos vivían esas normas y eran bendecidos por ello.

Mantén normas elevadas. Independientemente de lo que hagas, no rebajes tus normas a cambio de ayudar a tu amigo. Aléjate de aquellas situaciones en las que el Espíritu Santo no vaya a estar para guiarte. A pesar de tu amistad y de tu preocupación, tu amigo puede incluso decidir seguir tomando decisiones equivocadas. Tal vez tengas que relacionarte con otras personas antes que descarriarte tú también.

Aparta un tiempo para orar. Ora por tu amigo, pero ora por ti también. Ora para tener oportunidades de ayudarle y ora para reconocerlas y ser guiado cuando se presenten. Ora para que tus acciones sean motivadas por un amor cristiano por tu amigo y no por un mero deseo de cambiarle. ¡Entonces actúa!

No te rindas. Puede que tu amigo no cambie de repente; es necesaria una labor continua y sincera. De hecho, tal vez nunca sepas el efecto que lleguen a tener tus palabras o tu ejemplo, pero si tu amistad es sincera, habrás tenido una influencia positiva en él. Jacob, un profeta del Libro de Mormón, pudo haber pensado que su hijo Enós no prestaba atención a sus enseñanzas, pero un día Enós recordó “las palabras que frecuentemente había oído a [su] padre hablar”, y se arrepintió (véase Enós 1:3–5). Tus palabras y tu ejemplo tendrán su efecto aunque tal vez no sea inmediato.

Incluye a tu amigo. Recuerda la parábola del Salvador sobre el pastor que dejó a las 99 ovejas para buscar a la que se había perdido. No se limitó a visitar a la oveja perdida y luego regresar solo al rebaño, sino que trajo a la oveja consigo (véase Lucas 15:4–7). Invita a tu amigo a ir a actividades con personas que tengan normas elevadas, pues ese tipo de experiencias le permitirán ver las bendiciones que se reciben al vivir con rectitud y se sentirá cómodo al estar con personas así. Es de esperar que reconozca que la felicidad que percibe en esas actividades es mejor que el placer pasajero que se obtiene al desobedecer.

Cuenta con la ayuda del Señor en tus intentos por ayudar a tu amigo, pues Él también desea que tu amigo tome decisiones correctas. Cuando Nefi iba entre su pueblo para ayudarle, el Señor le dijo: “…te haré poderoso en palabra y en hecho” (Helamán 10:5). Y así fue. Nuestro Padre Celestial obrará a través de ti si le entregas tu tiempo y tus fuerzas.

Lectores

Tuve un amigo que estuvo activo en la Iglesia por mucho tiempo. Siempre iba solo porque su familia había decidido que ya no querían asistir más. Me impresionaban su fortaleza y su valentía, pero un día oí que ya no iba más a la Iglesia. Tuve la fuerte impresión del Espíritu de que debía hablar con él. Le dije lo mucho que me impresionaba que viniera él solo a la Iglesia y le dije que no se rindiera. El domingo siguiente fue a la reunión sacramental y desde entonces ha seguido asistiendo a las reuniones. Al ser fieles y vivir el Evangelio, podemos ser ejemplos para nuestros amigos y brindarles el amor y el apoyo que necesitan.

Marina V., 18, Suecia

Sigue siendo su amigo. Él te admira y observa todo lo que haces. Tal vez quiera tener lo que tú tienes y no sabe cómo hacerlo. No tienes por qué estar de acuerdo con todo lo que él dice o hace; simplemente hazle saber que estarás a su lado. Habrá días en que te resulte difícil, pero merecerá la pena. Pide ayuda al Señor y todo saldrá bien.

Stephanie C., 16, E.U.A.

Creo que lo mejor es hablar con él. Sé directo, pero amable. Hará falta valor, y creo que será mejor hacerlo después de orar porque así puedes recibir ayuda. También yo tengo amigos así y puesto que quiero estar con ellos en el reino celestial, me esfuerzo por guiarlos por el camino correcto. Tal vez tú mismo tengas que cambiar en algo para tener el efecto deseado en otra persona, pero lo importante es que cada día te esfuerces por ser una mejor persona.

Eimi H., 17, Japón

Debes ser un buen ejemplo para tu amigo. Invítale a asistir a una actividad de jóvenes. Será más eficaz si le acompañas. Comparte tu testimonio sobre lo que hayas recibido al seguir los valores del Evangelio.

Jared Q., 16, Filipinas

Tengo un amigo que no obedeció un par de normas de la Iglesia y ahora lamento no haberle dicho cómo me sentí al respecto. Dile a tu amigo cómo te sientes y ora por él. Sigue siendo su amigo, siempre y cuando no termines haciendo lo que él hace. Si se trata de algo serio, habla con el obispo.

Deborah S., 14, E.U.A.

Si fuera mi amigo, trataría de tener actividades divertidas y sanas que estén de acuerdo con los principios del Evangelio. De ese modo él podría ver que hay muchas formas de pasárselo bien sin tener que hacer cosas que están mal. No lo apoyaría en aquellas cosas que no estuvieran bien, pero sí le aconsejaría y fortalecería por medio de mi ejemplo. Sería una buena idea hablar con tu amigo y recordarle que su debilidad podría convertirse en su punto fuerte (véase Éter 12:27). Hazle saber que es él quien debe tomar la decisión y que estarás a su lado para apoyarle. Debes mantenerte fuerte y no permitir que las actividades de tu amigo influyan en tus actos.

Jorge B., 17, Ecuador

En este tipo de situaciones, el ejemplo es importante. También podemos orar continuamente por nuestros amigos y buscar maneras de ayudarles. Podemos ayunar y pedirle a nuestro Padre Celestial que nos dé las palabras adecuadas que les ayuden a entender por qué vivir el Evangelio nos hace felices.

Virginia C., 17, Uruguay

Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse como pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

“Muchos de nuestros jóvenes se ven empujados en direcciones erróneas y tentados a participar de los pecados del mundo; esas personas querrían anhelosamente adquirir la fortaleza de los que tienen la capacidad de mantenerse firmes en la verdad. Por medio de una vida de rectitud y de un corazón comprensivo, ustedes pueden rescatar y salvar. Cuán grande será entonces su gozo y cuán eterna la bendición que habrán proporcionado”.

Véase presidente Thomas S. Monson, Primer Consejero de la Primera Presidencia, “Un ejemplo de los creyentes”, Liahona, enero de 1993, págs. 109–111.