“¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?”
El Salvador hizo esa pregunta a Sus discípulos, a lo cual Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (véase Mateo 16:15–16). A continuación podemos ver cómo responden a esa pregunta varios adolescentes y jóvenes adultos de diversas partes del mundo:
Jesucristo ha hecho mucho por mí; me ha dado mi familia y el Evangelio, me ha ayudado en mis estudios, he recibido varias becas y considero que todo ello son bendiciones de Él. Si no hubiera venido a mostrarnos cómo vivir, no podríamos regresar con nuestro Padre Celestial.
Bryan N., 13 años, Honduras
Sé que por medio del sufrimiento, de la muerte y la expiación del Salvador, resucitaremos y podemos ser redimidos espiritual y físicamente. Gracias a la fe y al arrepentimiento, he aprendido que podemos recibir perdón por nuestros pecados.
Joan O., 19 años, Filipinas
Hace mucho tiempo hubo un hombre que caminó por esta tierra, un hombre cuyas obras y palabras han influido en millones de vidas, incluso en la mía. Es Jesucristo. Su sacrificio expiatorio sigue influyendo en mi vida todos los días. Es sobrecogedor saber que mediante Sus heridas pueden curarse las nuestras. Sé que Jesús es el Cristo, y por ello me estoy preparando para servir en una misión de tiempo completo y así llevar Su evangelio a aquellas personas del mundo que todavía no han sentido Su infinito amor. Él es el Salvador y Redentor de mi alma.
Kristian M., 24 años, Croacia
Jesucristo ha hecho lo que ninguna otra persona podía hacer por nosotros. Recibir el Sacerdocio Aarónico fue un momento maravilloso para mí, porque sabía que aquello era lo que el Señor quería que hiciera. Estaba siguiendo Su ejemplo. Sé que seguirá guiándome y me mostrará el camino.
Limhi G., 17 años, México
Después de la muerte de mi madre, la vida se me hizo muy difícil de soportar. Terminé recurriendo al obispo en busca de consejo, y aunque lo que me dijo no era exactamente lo que esperaba, me cambió la vida. Me invitó a confiar en el Padre Celestial mediante la oración y la lectura de las Escrituras, creyendo en que el Salvador estaría allí para ayudarme; es decir, confiar hasta tal punto en Él que sentiría que mi carga se había aliviado. Dos años y medio más tarde, sé que todos tenemos acceso a una paz constante en vista de quién es nuestro Salvador y de lo que hizo por nosotros.
Whitney W., 19 años, Arizona, E.U.A.
Sé que Jesucristo vive. Me ama y dio Su vida por mí. Es mi amigo. Mediante Sus enseñanzas, aprendo a ser más como Él. Es justo, bondadoso, perfecto y caritativo. Sufrió en Getsemaní por todos nosotros. Sé que es el Cristo viviente, mi Roca y mi Señor.
Claudia R., 25 años, México
Como crecí en la Iglesia y fui a la Primaria, aprendí acerca de Jesucristo desde pequeña. Mi testimonio ha seguido fortaleciéndose desde entonces. Ahora que estoy sirviendo en una misión, me encanta compartir el Evangelio y testificar de Jesucristo todos los días.
Cuando pienso en el Salvador y en todas las cosas que ha hecho por mí, siento el deseo de acercarme más a Él. Estoy interiorizando las cosas que aprendí de niña. Me encanta ayudar a los demás a sentir el amor de nuestro Salvador Jesucristo. Este testimonio no es solamente algo que expreso con palabras, sino algo que me sale del corazón.
Susana V., 21 años, Tonga