Preguntas y respuestas
“¿Qué puedo hacer para que mis oraciones sean menos repetitivas y más expresivas?”
En las Escrituras se explica que el problema consiste en las vanas repeticiones (véase Mateo 6:7). A veces tendrás que repetir las cosas importantes en tus oraciones; sin embargo, cuando repites palabras sin ser consciente de ellas, en realidad no te estás comunicando con el Padre Celestial. Para lograr evitar la repetición, aprende a orar con “verdadera intención” (véase 2 Nefi 31:13; Moroni 7:9; 10:4), lo cual significa orar con sinceridad y con la resolución de actuar con fe.
En 3 Nefi, los discípulos del Salvador oraron “sin cesar”, pero “no multiplicaban muchas palabras, porque les era manifestado lo que debían suplicar” (3 Nefi 19:24). El Espíritu Santo puede brindarte Su guía en el momento de orar a fin de que tus oraciones sean más significativas (véase Romanos 8:26). También puede resultar de ayuda el apartar un tiempo para orar sin apuros en un lugar tranquilo.
Por último, piensa en todo aquello por lo que puedes orar. Todos los días gozas de muchas bendiciones y necesitas ayuda divina en muchas situaciones. Agradece al Padre Celestial tus bendiciones y ruega por aquello que necesites; puedes orar para obtener el perdón, para recibir ayuda durante las pruebas, para fortalecer tu testimonio y para tener protección contra de la tentación.
La oración generosa
En ocasiones, cuando oramos, creo que somos egoístas porque sólo pensamos en nosotros mismos y en las cosas que nosotros queremos. Ten en cuenta también a otras personas y sus necesidades. Cuenta todas las bendiciones que recibes y da gracias al Padre Celestial por ellas. El propósito de la oración no es sólo que el Padre Celestial escuche nuestros deseos y quejas, sino también que nosotros lo escuchemos a Él. ¿Cómo se supone que recibiremos revelación si sólo nos limitamos a decir rápidamente lo que queremos y en seguida nos zambullimos en la cama? Pregúntale qué es lo que Él desea que hagas; así llegarás a ser una mejor persona.
Rebecah W., 16 años, Idaho, E.U.A.
Deja que el Espíritu Santo te guíe
Tómate un tiempo para meditar en las cosas por las que más agradecido estás y en aquello que más necesitas. El Espíritu te guiará y te dará respuestas y sugerencias que llegarán en la forma de ideas, pensamientos y susurros. También podrías llevar un diario en el que registraras esos pensamientos e ideas para tomarlos como referencia en el futuro.
Élder Sebo, 21 años, Misión Texas Houston
Medita acerca de los acontecimientos del día
Cuando oro por la noche, pienso en lo que leo en las Escrituras; trato de recordar lo que me fue posible hacer bien y las cosas en las que debo mejorar. Le puedo pedir al Padre Celestial que me ayude con las dificultades que haya tenido ese día; le pido que siempre me ayude a recordar Su consejo y que me dé la fortaleza que necesito para actuar conforme a él. Como todos los días son diferentes, incluso cuando ya tenemos una rutina, sucederán cosas diferentes; es por eso que, si reflexionamos acerca de los acontecimientos del día, siempre tendremos diferentes cosas que pedir y agradecer.
Kétia F., 20 años, Palmas, Brasil
Ora en voz alta
Procura encontrar un momento y un lugar donde puedas estar solo y orar en voz alta. Al orar de esa manera, la oración se convierte en una experiencia mucho más íntima y más significativa; así es más fácil evitar las vanas repeticiones y concentrarte. Realmente es como tener una conversación con el Padre Celestial.
Élder Marra, 20 años, Misión Colorado Colorado Springs
Ora y luego escucha
Si sientes que debes confiar en el Señor y mejorar el tipo de relación que tienes con Él, piensa en lo que deseas y arrodíllate para orar. Imagina al Padre Celestial y dirígete a Él como tu Padre, porque eso es lo que Él es. Dile todo lo que sientes; entabla una conversación sincera, que salga del corazón. Confía en Él, agradécele, pídele perdón, disfruta de Su compañía, expresa el amor que sientes por Él y, luego, presta mucha atención para escuchar las respuestas.
Raúl A., 20 años, Ciudad de México, México
Ora por cosas específicas
Al dedicar tiempo para planear de antemano lo que dirás, aunque sea unos pocos minutos para ordenar tus pensamientos y deseos más sinceros, te asegurarás de que podrás concentrarte mejor en las palabras que uses para hablar con el Padre Celestial. Piensa en tu familia, en tus parientes y en otras personas que quizás necesiten de tus oraciones. ¡Hay tantas personas que necesitan ayuda, guía y protección!
El concentrarte en bendiciones específicas y el orar teniendo en cuenta los detalles puede convertir el pedido tan común: “Por favor, bendíceme para que pueda tener un buen día” en “Por favor, guíame en las decisiones que tenga que tomar a fin de ser un ejemplo positivo para otras personas”. Ésas son las oraciones que atesorarás en el corazón porque son más parecidas a las de Cristo, tal como se supone que deben ser.
Hannah T., 14 años, Maryland, E.U.A.