2009
Entusiasmado por aprender
April 2009


Entusiasmado por aprender

“Buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (D. y C. 88:118).

Russell guardó cuidadosamente sus dos lápices y su cuaderno en la mochila. Se peinó y se aseguró de que su ropa luciera bien. Después de despedirse de su mamá con un abrazo, corrió hasta la parada del autobús. Sentía que iba a explotar si el autobús no llegaba pronto, ya que estaba muy entusiasmado por ir a la escuela por primera vez.

Cada año, Russell había visto a sus hermanos y hermanas mayores ir a la parada del autobús y subirse en él para ir a la escuela. Él quería ir con ellos; más aún, deseaba aprender lo que ellos aprendían; quería aprender más acerca de los dinosaurios; quería saber cómo funcionaban los trenes; quería aprender a leer. Estaba seguro de que le iba a gustar la escuela.

La maestra de Russell, la señora Wilson, sonrió cuando él entró en el salón de clases; le mostró cuál era su pupitre y también le mostró el lugar donde podía colgar su mochila.

“Tal vez lo primero que aprendamos tenga que ver con los dinosaurios”, pensó Russell.

“Bienvenidos a la escuela” dijo la señora Wilson. “Vamos a presentarnos y a contar algo acerca de cada uno”.

Russell frunció el ceño. “Bueno, es que debemos conocernos todos”, pensó. “Quizá después aprendamos acerca de los dinosaurios”.

“Yo soy Russell”, dijo, cuando le llegó el turno de presentarse. “Tengo muchas ganas de aprender, sobre todo acerca de los trenes y los dinosaurios”.

“¡Qué bueno, Russell!”, dijo la señora Wilson. Éste sonrió; estaba seguro de que muy pronto aprenderían sobre trenes y dinosaurios.

Pero no fue así. Tuvieron una merienda y jugaron con piezas que tenían forma de círculos, triángulos y cuadrados.

“Señora Wilson, ¿cuándo vamos a aprender acerca de los dinosaurios y los trenes”, preguntó Russell.

“Ahora no, Russell”, contestó ella. “Es hora de leer un cuento”.

“¿Sobre dinosaurios?”

“No, Russell”.

Después del cuento, aprendieron acerca del abecedario; y, después, llegó la hora de irse a casa.

Russell estaba enojado.

En el autobús, miraba por la ventana con el ceño fruncido. Cuando se bajó, se apresuró a ir a casa y entró muy enojado; corrió a su habitación y escondió la cabeza debajo de una manta.

La madre entró y le puso la mano en la cabeza. “¿Cómo te fue en tu primer día?”, le preguntó.

“Horrible. Nunca voy a aprender nada y no pienso volver. Lo único que hicimos hoy fue jugar con unas piezas y leer cuentos”.

“Bueno, Russell, apenas fue el primer día”, dijo su mamá.

Russell se sentó y miró a su mamá. “Quiero aprender ya acerca de los dinosaurios y los trenes y aprender a leer”.

Ella se sentó a su lado en la cama. “No puedes aprender todo de una sola vez; aprender lleva tiempo, y cuanto más aprendas ahora, más podrás aprender después”.

“¿Qué quieres decir?”, preguntó Russell.

“Bueno, a que debes aprender el abecedario antes de aprender a leer. Y debes aprender a leer antes de poder leer acerca de las cosas que te interesan”, dijo ella.

Russell se quedó pensativo; tal vez había que aprender otras cosas y no sólo lo que tenía que ver con dinosaurios y trenes. “Bueno, supongo que puedo volver a intentarlo de nuevo mañana”, dijo.

Su mamá le sonrió.

“Pero, mamá, ¿podremos conseguir algún libro de la biblioteca acerca de dinosaurios?”

“Estoy segura que sí”.

Ilustraciones por Jim Madsen.