Mensaje de las maestras visitantes
Escudriñemos diligentemente las Escrituras
Enseñe los pasajes de las Escrituras y las declaraciones que serán de utilidad para que las hermanas a las que visite entiendan esos principios. Invite a esas hermanas a expresar sus ideas en cuanto a lo que hayan sentido y aprendido.
¿Por qué debemos escudriñar las Escrituras?
Presidente Howard W. Hunter 1907–1995): “Les recomiendo las revelaciones de Dios como la norma mediante la cual debemos regir nuestra vida y por la que debemos medir cada decisión y cada acto. Por lo tanto, cuando tengan preocupaciones y desafíos, afróntenlos recurriendo a las Escrituras y a los profetas” (“Fear Not, Little Flock”, en 1988–1989 Devotional and Fireside Speeches,1989, pág. 112).
Presidente Ezra Taft Benson (1899–1994): “El éxito en la rectitud, el poder para evitar el engaño y resistir la tentación, la guía en nuestra vida diaria y la sanidad del alma son sólo algunas de las promesas que el Señor ha hecho a los que acuden a Su palabra… Ciertas bendiciones solamente se pueden encontrar en las Escrituras, al acudir a la palabra del Señor y aferrarnos a ella…
“… Comprométanse de nuevo a estudiar las Escrituras. Sumérjanse en ellas diariamente para que el poder del Espíritu les acompañe en sus llamamientos. Léanlas en familia y enseñen a sus hijos a amarlas y a atesorarlas” (Véase “El poder de la palabra”, Liahona, septiembre de 1986, pág. 74).
Presidente Spencer W. Kimball (1895–1985): “A medida que se familiaricen más y más con las verdades de las Escrituras, cada vez serán más eficientes en guardar el segundo gran mandamiento, el de amar a su prójimo como a ustedes mismas. Conviértanse en eruditas de las Escrituras, pero no para denigrar a los demás, sino para elevarlos. A fin de cuentas, ¿quién tiene mayor necesidad de ‘atesorar’ las verdades del Evangelio (a las que podrán recurrir en momentos de necesidad) que las mujeres y madres que tanto nutren y enseñan?” (Véase “Vuestro papel como mujeres justas”, Liahona, enero de 1980, pág. 167).
¿Cómo puedo atesorar las Escrituras?
2 Nefi 4:15: “Porque mi alma se deleita en las Escrituras, y mi corazón las medita, y las escribo para la instrucción y el beneficio de mis hijos”.
Julie B. Beck, presidenta general de la Sociedad de Socorro: “Una forma útil de comenzar a estudiar las Escrituras es ‘aplicarlas’ a nosotras mismas (véase 1 Nefi 19:23). Hay quienes comienzan por escoger un tema en la Guía para el Estudio de las Escrituras del cual desean saber más. O empiezan al comienzo de un libro de las Escrituras y buscan enseñanzas específicas…
“Sea cual sea la forma en la que la persona comience a estudiar las Escrituras, la clave para desentrañar conocimientos importantes es continuar estudiando. Nunca me canso de descubrir los ricos tesoros de la verdad que hay en las Escrituras debido a que ellas enseñan con ‘claridad, sí, con toda la claridad de la palabra’ (2 Nefi 32:7). Las Escrituras testifican de Cristo (véase Juan 5:39) y nos dicen todas las cosas que debemos hacer (véase 2 Nefi 32:3); nos ‘pueden hacer [sabias] para la salvación’ (2 Timoteo 3:15).
“Gracias a la lectura de las Escrituras y a las oraciones que acompañan mi estudio, he adquirido un conocimiento que me da paz y me sirve para conservar mis energías concentradas en lo que tiene importancia eterna. Gracias a que comencé a leer las Escrituras a diario, he aprendido acerca de mi Padre Celestial, de Su Hijo Jesucristo y de lo que debo hacer para ser como Ellos” (véase “Mi alma se deleita en las Escrituras”, Liahona, mayo de 2004, págs. 108–109).
Presidente Thomas S. Monson: “Las Santas Escrituras adornan nuestros estantes; asegúrense de que proporcionen nutrición a nuestra mente y guía a nuestra vida” (“La fortaleza extraordinaria de la Sociedad de Socorro”, Liahona, enero de 1998, pág. 114).