Entre amigos
Cómo tratar a los demás
De una entrevista con el élder Francisco J. Viñas, de los Setenta, quien se encuentra actualmente sirviendo como presidente de la Presidencia de Área Caribe; por Sarah Cutler
“Servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13).
¿Cómo edificas una familia eterna? El primer paso es aprender de tus padres. Mis padres se bautizaron en 1951, cuando yo tenía cuatro años. Nosotros fuimos de los primeros miembros de la Iglesia en Uruguay.
De mis padres, aprendí de qué manera debía tratar a otras personas. Ellos me enseñaron que debía interesarme por todas las personas, incluso aquellas que no fueran de mi país o que no pertenecieran a mi cultura. En una ocasión, el capitán de un barco noruego fue a Uruguay; estaba solo, sin su familia. Mi familia lo invitó a quedarse en mi hogar; aunque ya vivían muchas personas en nuestra pequeña casa, invitamos a una más.
El ver a mis padres cuidar de otros me enseñó un principio sencillo del evangelio de Jesucristo: debemos ser amigables con otras personas, tratarlas bien y no juzgarlas. Debemos ser amables y ayudar a las personas cuando tienen alguna necesidad.
También vi a mis padres servir en la Iglesia y ayudar a los misioneros. Antes de ser llamado como líder del sacerdocio, mis padres ya me habían dado mucha capacitación en mi hogar.
Cuanto más pronto empiecen a poner en práctica el Evangelio en su vida, mejor será la vida para ustedes. Algún día podrán transmitir ese mismo mensaje y legado del Evangelio a sus hijos y luego a los hijos de ellos. Si aprenden los principios básicos del Evangelio, podrán empezar una nueva generación de una familia eterna.
El ejemplo de mis padres fue un gran legado para mí y para mi familia y espero que lo siga siendo para todas las generaciones futuras. Mi esposa y yo nos llevamos muy bien con nuestros hijos; los hemos ayudado a comprender aquello que me enseñaron mis padres: que si uno ama y ayuda a los demás, se reciben bendiciones. Aunque nuestros hijos han tenido muchas dificultades, todos se han sellado en el templo. Ellos son activos en la Iglesia y esperamos que pasen este legado a la próxima generación.
Mis nietos son la cuarta generación de nuestra familia en la Iglesia. Esperamos poder compartir con ellos la misma capacidad de aceptar a los demás, ayudarlos y elevarlos. Nos estamos esforzando por establecer una familia que esté edificada sobre la fe en Jesucristo y un firme testimonio de Su evangelio.