Ven y escucha la voz de un profeta
Demuestra el amor que llevas en el corazón
De “El portal del amor”, Liahona, octubre de 1996, págs. 4, 5, 6.
Al presidente Monson le encanta la poesía; por eso, a menudo cita poemas en sus discursos, como el que sigue a continuación: “Which Loved Best?” (“¿Quién amaba más?”). El poema se publicó en un viejo libro de texto que ayudaba a los niños a aprender a leer.
El amor produce cambios en las personas; el amor cura el alma. Sin embargo, el amor no crece como hierbas del campo ni cae como la lluvia.
Jesús enseñó: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis los unos a los otros” (Juan 13:34).
Los niños pequeños pueden aprender la lección del amor; ellos responden de buena gana ante uno de mis poemas preferidos:
Juan a su madre dijo querer,
y aunque el agua tenía que traer,
al patio se fue a hamacar
y se olvidó de trabajar.
Rosa a su madre dijo amar
y así se le oyó jurar,
pero tanto peleó y gritó
que a su madre entristeció.
“Te quiero, madre”, dijo Graciela,
y hoy que no tengo clase en la escuela,
te ayudaré todo lo que pueda.
Meció al bebé hasta que se durmió,
de puntillas del cuarto salió
y toda la casa muy pronto barrió.
Alegre y feliz hizo los mandados
hasta que el día hubo terminado.
“Te queremos, madre”, volvió a resonar
cuando los tres se fueron a acostar.
¿Cómo podía la madre adivinar
cuál de los niños la amaba más?1.
El deseo de elevar a los demás, la buena disposición a ayudar y la gentileza de dar provienen de un corazón lleno de amor. El amor verdadero refleja el amor de Cristo.