Hasta la próxima
Este año es una mala hierba, arráncala
Cuando crecía en Lehi, Utah, EE. UU., mi familia tenía un huerto lo suficientemente grande para alternar de lugar el maíz y las papas todos los años. Un día, mi padre me dijo que quitara las malas hierbas del maíz mientras él lo hacía con las papas. Mientras trabajaba en la hilera de maíz de 15 cm, encontré una única planta de papas que era más grande y más hermosa que cualquiera de las que había del lado del huerto donde estaba papá. Lo llamé y le pregunté: “¿Qué hago con ésta?”.
Papá apenas levantó la vista. “Arráncala”.
Pensando que no se había dado cuenta de que estaba señalando a una planta de patatas, me resistí: “Pero papá, no es una mala hierba; es una planta de papas”. De nuevo, sin levantar la vista, dijo: “Este año no lo es; este año es una mala hierba, arráncala”. Y así lo hice.
Desde entonces, con frecuencia he meditado en la sabiduría de las palabras de mi padre. Me he llegado a dar cuenta de que la obediencia no sólo consiste en tomar una decisión correcta, sino en tomarla en el debido momento. Cuando considero todas las cosas que el Padre Celestial desea que haga en esta vida, el hacerlas en el momento apropiado parece tan importante como el simplemente hacerlas. Por ejemplo, servir en una misión, salir con personas del sexo opuesto, casarse, tener hijos, obtener una formación académica y comenzar un empleo de tiempo completo son elecciones correctas; pero cuando las personas hacen esas cosas en el orden equivocado, muchas veces las consecuencias son desastrosas.
El rey Benjamín enseñó: “…mirad que se hagan… estas cosas con prudencia y orden” (Mosíah 4:27). El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “La fe también supone confianza en la hora señalada por Dios, puesto que Él ha dicho: ‘Mas todas las cosas tienen que acontecer en su hora’ (D. y C. 64:32)”1.
Creo que para engañarnos, Satanás nos convence de que hagamos las cosas correctas en el orden equivocado: intimidad sexual antes del matrimonio, salir con personas del sexo opuesto antes de los 16 años, ser padres y después casarnos, etcétera. Los más grandes mandamientos de Dios, cuando se comprometen o se contaminan, llegan a ser plantas fuera de su tiempo: malas hierbas. Cuando he tenido la tentación de justificar hacer lo correcto en el momento equivocado, he estado agradecido por la importante lección de mi padre: “Este año no lo es; este año es una mala hierba, arráncala”.