Se supone que el Espíritu Santo ha de ser nuestro compañero constante, pero no estoy segura de que siento el Espíritu constantemente. ¿Qué me pasa?
Si eres digna, pero no sientes el Espíritu en todo momento, podría significar que todavía estás aprendiendo a reconocer la guía del Consolador y a actuar de acuerdo con ella. El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó: “Aun cuando nos esforcemos por ser fieles y obedientes, sencillamente hay ocasiones en nuestra vida en las que no reconocemos de inmediato la dirección, la seguridad y la paz del Espíritu” (“Para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros”, Liahona, mayo de 2006, pág. 29).
Si no sabes si el Espíritu Santo está contigo, toma un momento para estar tranquilo y escuchar. Puede que sientas la influencia del Espíritu como una reafirmación apacible y pacífica. Trata de reconocer la voz suave y apacible cuando haces cosas que inviten al Espíritu, como orar, estudiar las Escrituras o asistir a la reunión sacramental. Al actuar de acuerdo con las impresiones del Espíritu y practicar escucharlo, tu capacidad para reconocer esos sentimientos suaves y sutiles mejorará.
Debes llevar una vida digna para que el Espíritu esté contigo (véase Mosíah 2:36). Si no sientes la influencia del Espíritu en tu vida, eso podría ser una señal de advertencia de que tienes que arrepentirte y reevaluar tus prioridades. Puedes invitar al Espíritu a tu vida mediante el arrepentimiento sincero, la oración, el estudio de las Escrituras y otras actividades edificantes.