Jóvenes
Gracias a mi maestra de la Escuela Dominical
La clase de la Escuela Dominical no siempre es reverente; a mí me encanta escuchar la lección cada semana, pero a veces parece que a otras personas de mi clase no les gusta. A menudo hablan entre sí o utilizan juegos electrónicos mientras la maestra trata de enseñarnos. Lamentablemente, algunas veces yo también soy parte del problema.
Una semana nos comportamos peor que de costumbre y, al final de la clase, nuestra maestra estaba llorando porque nadie escuchaba la lección. Al salir del salón de clases, sentí lástima por ella.
El domingo siguiente nuestra maestra nos dijo que había orado mucho esa semana en busca de guía, y se le ocurrió que debía mostrarnos una película de la Iglesia. Mostró la película, la cual era acerca de la vida de Jesucristo y de los milagros que Él hizo.
Esa noche, al pensar en la película, sentí algo diferente. De pronto me di cuenta de que estaba sintiendo el Espíritu como nunca antes lo había sentido. De inmediato decidí que quería hacer cambios en mi vida para ser más como el Salvador, y me di cuenta de que la experiencia que había tenido en la Escuela Dominical ese día había fortalecido mi testimonio enormemente. Estoy muy agradecido por mi maestra de la Escuela Dominical y por todo lo que ella hace por nuestra clase cada semana.