2013
Sigue practicando
Enero 2013


Sigue practicando

Ya no quería ir más. ¿Valdría la pena todo ese esfuerzo?

fingers on a piano keyboard

Fotografía por iStockphoto © Brian Steele.

“Ya no quiero tomar más lecciones de piano”, le dije a mi madre. Había estado tomando lecciones durante varios años y estaba cansado de practicar; ya no quería hacerlo; de todos modos, no era muy bueno. Debido a que tengo una sordera moderada y uso aparatos auditivos, nunca me he considerado una persona con talento musical. Siempre tenía que practicar mucho para aprender la melodía de una canción.

Mi madre no dijo mucho, pero simplemente me dijo que debería seguir tomando lecciones hasta que pudiera tocar los himnos. Después de muchas quejas de mi parte y mucho aliento de mis padres, decidí no darme por vencido.

Adelantémonos varios años y miles de kilómetros a una capilla en las montañas del centro de Guatemala. Era misionero, y me encontraba en una conferencia de distrito. Había llegado temprano y encontré un piano, así que me senté y comencé a tocar himnos. La mayoría de los barrios y las ramas tenían pequeños teclados eléctricos, así que estaba muy contento de tocar un verdadero piano. Al final me pidieron que acompañara a la congregación en la conferencia.

¿Qué fue lo que cambió mi actitud entre los años en que era más joven y el tiempo en que fui misionero? Sentí el poder del Espíritu a través de la música.

Mientras servía en la misión, tuve muchas oportunidades de usar las aptitudes musicales que había aprendido. Disfruté las muchas oportunidades de cantar y de tocar el piano, y tocaba casi todas las semanas en la reunión sacramental. Siempre recordaré a esos fieles miembros guatemaltecos cantar los himnos. Les enseñé himnos nuevos que no conocían y enseñé algunas lecciones básicas de piano. Mi compañero y yo le cantábamos a la gente a quien enseñábamos, y aun si lo hacíamos de manera desentonada, el Espíritu siempre estaba presente para conmover el corazón de las personas.

He aprendido que no importa cuáles sean los talentos de las personas, igual pueden aprender a desarrollar aptitudes musicales. Nunca seré un pianista de fama mundial, y muchos de los miembros de Guatemala nunca formarán parte del Coro del Tabernáculo; pero eso no importaba; aún podíamos sentir el Espíritu a través de la música. Estoy muy agradecido a mis padres que me animaron a seguir tomando lecciones de piano y estoy agradecido de que seguí practicando.