2014
Compartir el Evangelio en línea
Junio de 2014


Compartir el Evangelio en línea

La autora vive en Metro Manila, Filipinas.

Sabía lo que creía, pero me ponía nerviosa al tratar de responder todas las preguntas que mi equipo de debate tenía acerca de la Iglesia.

No siempre he sido valiente para compartir el Evangelio con mis amigos. Muchos de ellos sabían a qué religión pertenecía, pero nunca hice más que compartir mi testimonio. Sin embargo, si alguien tenía alguna idea equivocada sobre la Iglesia, hacía lo mejor que podía por corregirla.

Al empezar la universidad, me uní a la sociedad de debate. Los otros miembros de la sociedad se enteraron de que yo era Santo de los Últimos Días cuando, al término de un debate, rectifiqué lo que se había dicho sobre “los mormones”. Nunca antes había hablado de mi religión, así que ese día me hicieron muchas preguntas. Sentí temor y casi evité contestarles. Sabía lo que creía, pero no sabía cómo compartirlo; oré, pero parecía que no recibía ninguna respuesta.

Pocos días después, estando en Facebook, vi un artículo de LDS.org que había publicado mi líder de la Iglesia. Aquello hizo que me diera cuenta de que también yo podía publicar cosas sobre la Iglesia. Busqué los temas sobre los que me había preguntado mi equipo de debate, publiqué los enlaces en mi muro y etiqueté a todos los que habían participado de la conversación. Pensé que se darían por satisfechos con las respuestas.

Nunca había publicado nada en línea sobre mis creencias, de modo que eso ha causado que más personas curiosas me hagan preguntas acerca de mi religión. A medida que hacen preguntas, procuro darles respuestas básicas y enlaces a los materiales de la Iglesia; de esa manera no tienen que depender únicamente de mis respuestas, sino que también pueden basarse en lo que las Autoridades Generales dicen acerca de sus preguntas. Cuando las conversaciones se tornan más delicadas, respondo a la persona en privado por medio de un mensaje.

Me alegra mucho que la Iglesia facilite materiales en línea. Aún me pongo nerviosa siempre que alguien me sorprende con una pregunta sobre la Iglesia; pero ahora no espero a que lleguen las preguntas, soy yo quien toma la iniciativa de publicar materiales en línea pues sé que pueden ayudar tanto a mis amigos que son miembros como a los que no lo son.