2014
¿Y qué pasa si no siento un ardor en el pecho?
Junio de 2014


¿Y qué pasa si no siento un ardor en el pecho?

Cuando sabes qué buscar, puedes reconocer más fácilmente la influencia del Espíritu Santo.

Composite of youth praying, reading the scriptures, serving

“Invita al Sr. Wood* a seminario”. Se me ocurrió la idea apenas escuché el anuncio, y de inmediato pensé que era una locura. ¿Por qué invitaría a mi maestro de música para que fuera a seminario a las 5:30 de la mañana?

El maestro de seminario le acababa de decir a nuestra clase que tendríamos un día de reconocimiento al maestro y nos desafió para que invitáramos a algunos de nuestros maestros de la escuela a que asistieran con nosotros a una clase matutina de seminario en la cual les agradeceríamos su servicio. Toda la semana, después de escuchar el anuncio, pensé en invitar al Sr. Wood. Cada vez que asistía a seminario o lo veía en la clase de música, me venía la misma idea: “Invita al Sr. Wood a seminario”. Después de varios días de lo mismo, ya no pude ignorar más la impresión.

Una mañana, mientras todos los estudiantes de la clase de música estaban sacando sus instrumentos, dejé mi trombón a un lado y me acerqué al Sr. Wood. Me palpitaba el corazón y me temblaban las manos, pero cuando abrí la boca para extenderle la invitación, sentí calma.

Para mi sorpresa, ¡el Sr. Wood dijo que iría! Él tenía curiosidad de por qué iba yo a seminario todas las mañanas antes de ir a la escuela y quería saber más al respecto. Después de darle todos los detalles, me alejé, llena de alegría.

Durante esa experiencia, no sentí ardor en el pecho (véase D. y C. 9:8), pero sí sentí el Espíritu Santo. La idea recurrente de invitar al Sr. Wood (véase D. y C. 128:1), la calma que sentí cuando lo invité (véase Juan 14:26) y la alegría que sentí después de invitarlo (véase Gálatas 5:22), todas provinieron del Espíritu. No obstante, si sólo hubiera estado esperando sentir ardor en el pecho, tal vez no hubiese reconocido las impresiones del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo habla de muchas maneras y, cuando estudies la forma en que se comunica, sabrás qué buscar al tratar de reconocer cuando Él esté contigo y cuando te esté instruyendo y dirigiendo.

Procura las cosas pequeñas y sencillas

Antes de considerar las muchas formas en que el Espíritu Santo nos habla, debemos recordar que, la mayoría de las veces, la revelación es suave y pequeña. Si buscamos una experiencia como la de Alma, hijo, con la visita de un ángel y un terremoto, tal vez se nos pasen desapercibidas las impresiones más frecuentes y apacibles del Espíritu Santo. El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, nos advierte que si tenemos la tendencia a “recalcar… las maravillosas y dramáticas manifestaciones espirituales”, tal vez no apreciemos las “impresiones espirituales pequeñas y graduales” que son más comunes1. Al tratar de reconocer al Espíritu Santo, procura las impresiones pequeñas y sencillas.

Busca las maneras en que el Espíritu Santo se comunica

Si nunca has sentido ardor en el pecho, no te preocupes. Hay muchas personas que reconocen la influencia del Espíritu Santo de esa manera, pero Él también se comunica de muchas otras formas y no tienes que sentir ardor en el pecho para sentir Su presencia. De hecho, a medida busques y descubras las formas en que el Espíritu Santo te inspira, quizás descubras que Él se está comunicando contigo más de lo que pensabas.

En esta lista se incluye sólo un pequeño número de formas en que el Espíritu Santo se comunica. Estudia las Escrituras y las palabras de los profetas modernos, así como las páginas 99–100 de Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional, 2004, para descubrir más formas en las que Él puede hablarte.

“…el espíritu de revelación normalmente funciona como pensamientos y sentimientos que acuden a nuestra mente y corazón por el poder del Espíritu Santo (véase D. y C. 8:1–2; 100:5–8)”2. El Espíritu Santo puede hablarte por medio de:

  • Sentimientos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, fe, mansedumbre (véase Gálatas 5:22–23).

  • Pensamientos que ocupan tu mente o afectan tus sentimientos (véase D. y C. 128:1).

  • Un deseo de hacer lo bueno y de obedecer los mandamientos (véase Mosíah 5:2).

  • Un sentimiento de que algo está bien (véase D. y C. 9:8).

  • Sentimientos de consuelo (véase Juan 14:26).

  • Sentimientos que ensanchan el alma (véase Alma 32:28).

  • Pensamientos que iluminan el entendimiento (véase Alma 32:28).

  • El deseo de conocer más verdad (véase Alma 32:28).

  • Sentirte obligado (impulsado) a tomar una acción o refrenado (reprimido) de hacer algo (véase 1 Nefi 7:15; 2 Nefi 32:7).

Cómo se reciben esos pensamientos y sentimientos

Los pensamientos y los sentimientos del Espíritu Santo se pueden recibir:

  • “De manera inmediata e intensa”.

  • “De manera sutil y gradual”.

  • “De forma tan delicada que tal vez no los reconozcamos conscientemente”3.

Los pensamientos y sentimientos inspirados por el Espíritu Santo se pueden recibir para:

Busca lo bueno

Cuando estés tratando de reconocer al Espíritu, piensa en cuál sería el resultado de seguir la impresión: ¿Te conduce el pensamiento o sentimiento a hacer el bien? En Moroni 7:16 dice: “…por tanto, os muestro la manera de juzgar; porque toda cosa que invita a hacer lo bueno, y persuade a creer en Cristo, es enviada por el poder y el don de Cristo, por lo que sabréis, con un conocimiento perfecto, que es de Dios”.

El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008), dijo: “¿Cómo reconocemos los susurros del Espíritu? No creo que sea demasiado difícil, realmente… ¿Persuade a hacer lo bueno, a elevarse, a ser valiente, a hacer lo correcto, a ser bondadoso, a ser generoso? Entonces, es el Espíritu de Dios. Si es oscuro, siniestro, desagradable, malo, entonces sabrán que es del adversario”4.

Si te preguntas si estás sintiendo el Espíritu o no, pregúntate si el pensamiento o sentimiento te está invitando a hacer lo bueno; si es así, puedes tener la seguridad de que viene de Dios.

Busca la oportunidad de utilizar tu albedrío

Si eres una persona digna y todavía te resulta difícil reconocer al Espíritu Santo, ponte en acción. Nuestro Padre Celestial te ha bendecido con el albedrío y, a veces, te requerirá que actúes sin Su guía. Él te pedirá que ejercites la fe y des un paso hacia la oscuridad. El presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “En algún momento de su búsqueda del conocimiento espiritual tendrán que realizar un ‘salto de fe’… Es el momento en que uno llega al borde de la luz y pisa en la oscuridad, sólo para descubrir que el camino continúa iluminado uno o dos pasos más adelante”5. Si actúas fielmente de acuerdo con el conocimiento que ya tienes, aún sin reconocer las impresiones del Espíritu Santo, nuestro Padre Celestial se asegurará de que no sigas el camino equivocado.

La autora vive en Utah, EE. UU.

Notas

  1. David A. Bednar, “El espíritu de revelación”, Liahona, mayo de 2011, pág. 89.

  2. David A. Bednar, “El espíritu de revelación”, pág. 88.

  3. Véase de David A. Bednar, “El espíritu de revelación”, pág. 90.

  4. Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, págs. 260–261.

  5. Véase de Boyd K. Packer, “La búsqueda del conocimiento espiritual”, Liahona, enero de 2007, pág. 18.