2014
Enseñamos por el poder del Espíritu Santo
Julio de 2014


Lo que creemos

Enseñamos por el poder del Espíritu Santo

Creemos que enseñar el evangelio de Jesucristo por el poder del Espíritu Santo es esencial para la obra de salvación de Dios. La enseñanza eficaz ayuda a que las personas aumenten la fe y el deseo de vivir el Evangelio, y puede impartirse en diferentes situaciones, como al dar lecciones o discursos en la Iglesia; pero también enseñamos cuando analizamos una Escritura con un miembro de la familia o le explicamos a un vecino lo que es el sacerdocio.

Para una enseñanza eficaz, tenga en cuenta estos cuatro principios:

  • Ame a quienes enseña. Conózcalos. Con espíritu de oración, considere sus necesidades cuando se prepare para enseñar. Trate de utilizar métodos de enseñanza variados: cada método distinto llega a diferentes personas (véanse algunas ideas a la derecha).

  • Enseñe mediante el Espíritu. Nefi enseñó: “…cuando un hombre habla por el poder del Santo Espíritu, el poder del Espíritu Santo lo lleva al corazón de los hijos de los hombres” (2 Nefi 33:1). Cuando enseñe, a fin de invitar la influencia del Espíritu Santo, comparta su testimonio y utilice las Escrituras y las enseñanzas de los profetas de estos últimos días. Ore para tener la guía del Espíritu Santo conforme se prepara para enseñar y Él le dará inspiración para saber cuál es la mejor manera de hacerlo.

  • Enseñe la doctrina. Los materiales de estudio aprobados por la Iglesia, como las Escrituras, los discursos de las conferencias generales y los manuales, contienen la doctrina: las verdades eternas de Dios.

  • Fomente el aprendizaje diligente. Al enseñar, recuerde que aquellos que escuchan son responsables de su propio aprendizaje. Anímelos a hacer preguntas, a compartir sus ideas sobre el tema y a reflexionar sobre la manera de vivir los principios del Evangelio. Su testimonio de esos principios crecerá en la medida que ellos los obedezcan (véase Juan 7:17).

El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) habló sobre la importancia de la buena enseñanza: “La vida eterna se logrará únicamente cuando a los hombres y a las mujeres se les enseñe con tal eficacia que lleguen a cambiar y a disciplinar su vida. No se los puede obligar a ser rectos o a que deseen ir al cielo; se les debe guiar, y eso significa impartir enseñanza” (cita de Jeffrey R. Holland, “Venido de Dios como maestro”, Liahona, julio de 1998, pág. 27).