Lo volveré a ver
Me crie en Nicaragua. Cuando era niña, hacía todo con mi hermano mayor. Caminábamos juntos a la escuela. Íbamos juntos a la tienda. Teníamos toda clase de aventuras en nuestro patio. Éramos felices.
Un día, cuando yo tenía nueve años, sucedió algo muy triste. Mi hermano murió en un terremoto. Al principio, no me parecía verdad que él se hubiera ido. Solía imaginar que él llamaba a la puerta de nuestra casa. Nos decía que solo se había ido a cierto lugar. Yo muchas veces me quedaba mirando hacia la puerta, deseando que eso sucediera. Tenía muchos deseos de volver a verlo.
Con el tiempo, comencé a sentirme más tranquila. Aún extrañaba a mi hermano, pero podía volver a sentirme feliz.
En ese entonces, yo no era miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Cuando me hice adulta, aprendí sobre la Iglesia y me bauticé. Un día, yo estaba lavando los platos. Era la época de la Pascua de Resurrección. Estaba pensando sobre la Resurrección y pensé en mi hermano.
Entonces me sobrevino un fuerte sentimiento. Recordé esa fantasía que tenía en la que veía a mi hermano. ¡Me di cuenta de que no era una tontería! Era algo que había recibido del Espíritu Santo para consolarme y guiarme. Un día, mi hermano en verdad resucitará. Realmente lo volveré a ver.
Si una persona a la que quieres ha muerto, está bien que la extrañes y te sientas triste. Habla con tu familia o con un adulto en cuanto sientas que estés listo o lista. Ora al Padre Celestial y dile cómo te sientes. Él te puede ayudar a sentir paz otra vez.
Sea lo que sea, recuerda que Jesucristo te ama. Durante la Pascua de Resurrección, recordamos el sacrificio que Él hizo por nosotros. Gracias a Él, todos resucitaremos y podremos vivir con nuestra familia para siempre. ●
Tarjetas de consuelo
Recorta estas tarjetas. Si lo deseas, puedes doblarlas a la mitad o usarlas como marcadores de libros. Consérvalas en tus Escrituras o en otro lugar donde puedas verlas siempre que sientas tristeza, soledad o temor.
“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.
Juan 14:18
“Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos”.
Apocalipsis 21:4
“Sed de buen ánimo, pues, y no temáis, porque yo, el Señor, estoy con vosotros y os ampararé”.
Doctrina y Convenios 68:6