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¿Estás aprendiendo algo nuevo todos los días?
Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Servicios de Autosuficiencia.
Ejercitar tu cerebro al aprender cosas nuevas es bueno para tu salud mental.
Cuando sales de tu rutina y aprendes algo nuevo, es como usar un músculo que no has usado durante mucho tiempo. Aunque al principio pueda resultar difícil, al practicar aprender algo nuevo cada día lo harás cada vez mejor, tu cerebro se ajustará al desafío diario, tu confianza en ti mismo aumentará con cada logro y, lo que es más importante, ¡el aprendizaje se convertirá en diversión!
Lo que aprendas no es tan importante como el proceso de aprendizaje en sí mismo y, con las computadoras portátiles, los teléfonos celulares y toda la información al alcance de la mano, nunca ha sido más fácil. Incluso hay aplicaciones que cada día te envían “cosas nuevas para aprender”.
No hace falta que realices una búsqueda detallada en Google ni que leas artículos completos de Wikipedia. Hacer que tu cerebro vaya en una nueva dirección cada día puede ser tan sencillo como leer un libro, memorizar un poema corto o aprender una nueva receta. También puedes hacer algo a más largo plazo: aprender a tocar un instrumento, jugar un deporte nuevo o dominar un ejercicio físico nuevo, o viajar a nuevos lugares y conversar con la gente local.
A continuación hay algunos beneficios de esforzarte por aprender cosas nuevas:
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Combate el aburrimiento.
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Te vuelves más interesante y, por lo tanto, es más divertido conversar contigo.
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Haces nuevos amigos (debido al punto número 2).
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Aprendes aptitudes para administrar el tiempo.
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Estableces un buen ejemplo para tus hijos: ellos verán lo divertido que es aprender y probar cosas nuevas.
Todos estamos aquí, en la tierra, para nuestro crecimiento personal. Cuando aprendemos a aprender, aumentamos la velocidad de nuestro crecimiento. Eso puede mejorar nuestra madurez mental, nuestra capacidad para cumplir con las tareas y nuestra paciencia con los demás.
Hay infinidad de razones para aprender algo nuevo cada día. Una razón importante la indicó Alex Blackwell, quien dijo que aprender algo nuevo cada día “te ayuda a ver el valor de lo que está a tu alrededor. A veces, un poco de perspectiva es todo lo que necesitamos para apreciar y valorar profundamente las cosas que nos rodean” (“The Benefits of Trying New Things”, Everyday Inspiration, Beliefnet, marzo de 2014).
En realidad, lo difícil es comenzar; así que, aquí va un truco para hacerlo: pregúntale a un niño de cuatro años qué es lo que ve; en serio, solo pregúntale. Puede que te mire a ti, que mire a su alrededor, que mire hacia arriba al cielo o hacia abajo a la tierra. Busca en Google lo que sea que el niño o la niña curioso(a) diga que ve. Aprende todo lo que puedas sobre esa cosa. Por ejemplo, si el niño menciona las hojas de un árbol, averigua qué tipo de árbol es, cuánto crece y de dónde es originario. Te divertirás jugando al detective y tu cerebro te amará por ello.
Ahora, toma ese mismo principio y aplícalo a tu vida espiritual. Cuando leas las Escrituras, haz una pausa y pregúntate: “¿Qué significa esto realmente?”. Busca las referencias correlacionadas; reflexiona sobre el significado; ora para entender. Cuando hacemos una pausa y permitimos que nuestra mente esté serena es cuando el Espíritu nos enseña, generalmente de maneras sencillas, línea por línea.
A medida que tanto tu mente como tu espíritu crezcan cada día, verás que eres más feliz y más productivo.