2019
Solo y agradecido en la Navidad
Diciembre de 2019


Solo y agradecido en la Navidad

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Ilustración por Daria Kirpach

Para mí, al crecer, la Navidad era la mejor época del año; no solo por los regalos, sino también porque la Navidad era un momento para compartir con quienes más me importaban en la vida: mi familia.

La familia lo es todo para mí y, a lo largo de los años, las tradiciones navideñas siempre consistieron en maravillosos planes de diversión familiar que todavía me traen muchos recuerdos preciados.

Pero esta última Navidad fue diferente. Tenía un nuevo trabajo que me exigía estar fuera de la ciudad durante la Navidad. Hasta ese momento de mi vida, solo me había perdido dos Navidades con mi familia, ambas durante mi misión. Incluso antes de partir a mi viaje de negocios, ya me sentía desanimado y nostálgico. Todo el día de Navidad pensé: “¡Qué desperdicio!”. ¡Ningún trabajo valía la pena ese sacrificio!

Decidí ver una película en el televisor de mi habitación del hotel. En ella, uno de los personajes expresó lo importante que es dar gracias. No era una parte importante de la película, ni tampoco una escena particularmente emotiva, pero nada podría haberme conmovido más.

En ese momento me di cuenta de que nunca me había arrodillado el día de Navidad para agradecer al Padre Celestial el don de Su Hijo, Jesucristo. Todos los años que había celebrado la Navidad, realmente solo me había centrado en mi familia, los regalos y los juegos. A pesar de los esfuerzos de mis padres y abuelos por enseñarme, nunca aprecié realmente lo importante que era el Salvador en la Navidad. En familia, leemos el relato de Su nacimiento en las Escrituras, pero nunca había pensado demasiado en el significado de Su nacimiento durante la Navidad.

Los ojos se me llenaron de lágrimas mientras oraba a mi Padre Celestial. Le agradecí el sacrificio que hizo para que Su Hijo Unigénito viniera a la tierra y la maravillosa vida de sacrificio y bondad de Su Hijo. El hecho de que estuviera solo y lejos de mi familia en la Navidad todavía me entristecía, pero le permitió al Padre Celestial enseñarme una lección que nunca hubiera aprendido mientras estuviera rodeado por mi familia: ¡el Salvador es la única razón por la que podía tener una familia!

Estoy agradecido por el hecho de que estar solo durante la Navidad me brindara un poco más de comprensión sobre el amoroso e infinito don de nuestro Padre Celestial: Su Hijo.